Lágrimas de buen nieto

PabormiPabormi

Hace unos días me dirigía a Galicia, acompañado de mi familia a pasar un par de días en estas vacaciones recién finalizadas. Me gusta viajar de noche. Por algún motivo no le encuentro placer a conducir de día.

Una vez dormidos los hijos en el asiento trasero, se abre un  subhabitaculo de intimidad con la esposa, sentada en el asiento de copiloto, en el que se habla en un volumen intermedio entre el susurro amoroso y el  normal del día a día.
Es sin duda un tono especial y muy agradable, en el que nos encontrábamos sumidos, mientras en el exterior los faros del coche hacían la función de guías.

En uno de nuestros silencios, se coló un chavalillo de 12 años, que desde los altavoces de la radio, contestaba a una pregunta del conductor del programa:

A mi abuelo…. (silencio de 4 segundos)…¡se lo dediqué a mi abuelo!

Inmediatamente nuestra atención se centró en esa respuesta y rebobinando es nuestros cerebros, encontramos la pregunta del director del programa Jose Ramon de la Morena: Chaval…¿por qué apuntaste al cielo cuando conseguiste aquel golazo?

El ritmo del programa era alegre y divertido, ya que se celebraba un campeonato de futbol de infantiles en Tenerife, los crios estaban ilusionados de hablar por primera vez en la radio y la euforia de los vencedores sobresalía de la  los segundos clasificados que solo acertaban a decir: estuvo bien…¡pero lo tuvimos tan cerca…!

Seguramente De la Morena les había aleccionado, de que en la radio los silencios son peligrosos, de que no deben hacerse, vale mas, si quedas en blanco rellenar con cualquier frase… lo primero que se te ocurra, lo típico… el fútbol es así, la próxima vez saldrá mejor… hemos hecho lo posible… pero el chico, este chico al que me refiero, se hartó de hacer silencios, aunque en ellos, los micrófonos se chivaban de sus sollozos. Lagrimas que los oyentes no vimos, pero que adivinamos… eran silencios forzosos, que el chaval se tomaba para coger un poco de aire.

El maestro de ceremonias, ante la respuesta del crío anteriormente mencionada, notó que debía cambiar el ritmo..hacer un alto y bajar la velocidad y dejándose abrazar por la sensibilidad ante las lagrimas de un niño, le dijo:

A ver . cuéntanos eso, despacito y tomate  el tiempo que necesites, amigo:

Y el crío dijo: es que verá usted (silencio)… mi abuelo iba en bicicleta a la Cooperativa, a por vino y… (sollozos) y… vino un coche (silencio, bendito silencio)  y ME LO MATO. Me mató a mi abuelo…( mas silencio y sollozos)…por eso hoy cuando metí el gol, apunté al cielo.¡Abuelo Celedonio, este gol es para ti!…¡que sepas que no te olvido! … en Almagro –decía el niño- ocurrió este verano en Almagro… yo ahora juego en el Madrid y vivo en Torrejón, pero mi pueblo y el de mi abuelo es …Almagro. Mi abuelo Celedonio (silencio)… un coche…este verano pasado… me lo mató.

En ese momento mi esposa me dijo: que raro, no se ve nada…estará lloviendo, pero no… el cristal estaba seco, quizás, quizás,  simplemente donde llovía era en los ojos que miraban a través del cristal.

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