¿Habla usted zapateñol?

Mª Luisa Soriano Martín (Viceportavoz del Partido Popular en las Cortes Regionales.)

Después de ver el video de Zapatero dirigiéndose a los ciudadanos hablando con la ‘z’ y después de oírle haciendo chistes sobre los trenes de cercanías de Barcelona, se me han pasado todas las preocupaciones que tenía.

¡Qué aplomo, qué sonrisa! Hasta en el atuendo que utilizó para grabar el famoso video daba sensación de cercanía a los ciudadanos. Ropa sencilla pero elegante, camisa con el cuello abierto, sin corbata y, sobre todo, una sonrisa distendida en su rostro que transmitía tranquilidad, despreocupación y alegría.

Sabe Zapatero que no hay nada como una broma graciosa o un buen chiste para quitarnos las penas y que nos riamos de nuestro presente y de nuestro futuro.
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Qué ocurrente estuvo con el chiste de las cercanías y qué divertido resulta oírle hablar con la ‘z’.

Cuando yo era niña, en mi colegio, los niños también hablábamos nuestro propio idioma: el Chiñol. Consistía en poner una chi delante de las sílabas y era divertidísimo. “Chitu, chie, chires, chiton, chita”. Digo yo que el idioma de Zapatero, por similitud con el Chiñol de mi infancia, se debería llamar el Zapateñol.

Yo creo que, en la realidad, nuestro presidente, como corresponde a su cargo, es un hombre al que, gobernando, no le gustan las bromas, y creo que, cuando nuestro presidente se pone chistoso, lo hace para hacernos olvidar la que está cayendo y los nubarrones que se nos vienen encima.

Con sus bromas y sus chistes lo que busca nuestro presidente es que, como él, nos echemos a la espalda asuntos como el fracaso de la ley de la violencia de género, el coste económico y social de los apoyos al gobierno de los separatistas, el absurdo de la ley de memoria histórica, la deceleración del consumo, la aprobación de unos presupuestos generales del Estado que no se los cree ni su propio autor, los líos que está ocasionando la ministra de Fomento o, sin ir más lejos, los insultos de Chávez.

También quiere nuestro presidente que no nos preocupemos por el terrorismo, por las fuertes subidas de las hipotecas, por los precios que han alcanzado los alimentos, por nuestra pérdida de poder adquisitivo, por el precio de los combustibles, por los elevados impuestos que pagamos o por la situación de la agricultura, de la ganadería y de la pesca.

La verdad es que tenemos que estar agradecidos a nuestro presidente. No sólo por la situación económica y social a la que nos ha llevado, también se lo tenemos que estar por haber inventado el Zapateñol.

Con el Zapateñol nos ha puesto entre las manos la posibilidad de cohesionar España y que se acaben nuestros problemas. Basta con que Zapatero se ponga de acuerdo con sus socios separatistas y lo normalicen y que, una vez normalizado, a los que no quieran hablar Zapateñol, que los multen.

Debería un experto, igual que hizo Antonio de Nebrija escribiendo la primera Gramática de la Lengua Castellana, ponerse a escribir la primera Gramática del Zapateñol.

Ni que decir tiene que el prólogo de la obra, lo mismo que el de la Ley de Memoria Histórica, debería hacerlo el propio Zapatero.

Conociendo sus capacidades, nuestro presidente, si él quiere, nos cuenta un par de chistes y es capaz de ponernos a todos a estudiar Zapateñol.

“Cozaz máz difízilez hemoz vizto loz ultimoz añoz”.

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