Crónica de una muerte anunciada

Paco MillaPaco Milla

Estoy convencido de que los hummmm (los nuestros)  son los verdaderos amigos cómplices, de aquellos que por enfermedad o malicia, ejercen de lobos entre el rebaño y de vez en cuando, en el momento mas inesperado, lanzan la dentellada.

Cuando digo… los hummm, me refiero a las dudas que demostramos, cuando hablamos de estos temas. Pongo por ejemplo, un programa de radio que escuché hoy en el coche, viniendo del trabajo.

La directora del programa, exaltada, (como estamos todos), decía a través del micro, lo que ella haría, o lo que a su juicio era la solución, contra las muertes causadas por enfermos mentales, generalmente de niños y niñas, pero un compañero de ella respondia: hummm, hummmm, hummm.

No quisiera parecer salvaje, pero repito: esos hummm, esas DUDAS, son las mejores amigas de quienes matan y hasta que no se disipen, seguirá ocurriendo.

{mosgoogle}No muy lejos de donde escribo estas letras, un “enviado” abrazó hace unos años, a un crío de 6 años en un parque y con un machete, le seccionó la carótida, parece ser que… porque “Dios se lo había pedido”.

¿Hasta cuando esto? Que ya se que suena salvaje decir: ¡que se lo dejen a los padres, que ellos harán justicia!, pero si les digo la verdad, en este momento, es lo que me pide el cuerpo.

Sobre todo, porque quienes tienen que hacerla, demuestran flojedad en sus manos y decisiones, quizás incluso con la mejor de las intenciones, pero el problema es que esa indeterminación…¡cuesta vidas!

¿Por qué no piensan los jueces que la próxima victima de un violador, pederasta o como leches quieran llamarlo, podría ser su propia mujer, hijos o nietos? ¿Por qué no se ponen alguna vez en la piel de aquellos, a los que les toca enterrar a su propia carne, cuya vida quedará jodida para siempre?

Ahora nos encontramos  en el momento de las lagrimas, por la pequeña asesinada, pero exactamente es ahora, cuando los ánimos arden, ahora digo,  cuando hay que pedir a algún “sabio impartidor de justicia” (o a quienes las hacen) que expliquen  el motivo, por el que este asesino de marras, estaba en la calle.

Y digo ahora, porque cuando un río desborda, es el mejor momento para planificar unos muros mas sólidos, una vez arrasados los antiguos.

El precio a pagar: una niña de cinco años: De eso nos hemos enterado ahora, sin embargo el barrio albergaba a un violador de SU propia hija, con un expediente “a revisar con paciencia” de medio metro de altura, según leo hoy en la prensa.

¿Qué? ¿Había avisado con antelación o no?

Aquellos de ustedes que tengan hijos, dediquen un par de minutos, solo un par de minutos a pensar, si esta cría de Huelva, fuera su hija.

¿Cuantos mas hacen falta para cambiar las leyes?¿ A quien corresponde esa respuesta que solicito? Pues a quien corresponda, conteste, coño, póngase a ello y conteste, pero no solo a mi…¡sino a todos los que pensamos que la EFICACIA se escribe con mayúsculas!

Y si, Julia Otero, totalmente de acuerdo contigo, en que deben publicarse las fotos de los lobos, con piel de oveja. Puede que no sea “constitucional” pero ¿acaso los entierros de blancos féretros  lo son?

Jamás olvidaré las palabras de un anciano, que ante la adversidad exclamó: ¡La vida es dura, pero yo lo soy mas!

¿Quién dijo que sobraban los psiquiátricos? ¿Tendrá hijos?

Leyes protectoras para nuestros hijos… ¡pero ya! Y si no se atreven…¡dimitan!. Para pastor, no vale cualquiera.

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