Nacho Escolar: la triste derrota del periodismo analítico

Nacho EscolarHace apenas dos días nos encontrábamos con la noticia de que Nacho Escolar había sido destituido como director de Público, un cargo que ahora ocupa Félix Monteira, ex periodista de El País.
Escolar llegó a la dirección de Público avalado por su juventud y por su ‘carácter 2.0’ merced al cual era uno de los periodistas más seguidos en la Red. En el blog, Escolar demostró ser una persona no sólo actualizada sino también innovadora, ya que hablaba, obviamente, de política, pero también de tecnología y, sobre todo, Escolar fue una de las primeras voces que se alzaron contra la SGAE y la abusiva industria musical (mítico es ya su artículo ‘Por favor, ¡pirateen mis canciones!’). De este modo, los jóvenes -o no tan jóvenes- lectores de izquierda tenían motivos para confiar en un periódico dirigido por un periodista que podría ser cualquier cosa menos un trasnochado.

Al margen de lo que pueda ser Público o los accionistas que lo gestionan, me gustaría centrarme en la figura de la persona que dirigó este diario desde su nacimiento. Ante todo cabe destacar la forma de hacer periodismo que Escolar imprimió en Público. Y es que, en plena era digital, cuando todo son prisas y luchas por conseguir la última noticia, el periodismo está siendo sometido a una rapidez que en la mayoría de los casos desemboca en una mala información y en la abundancia de contenidos basura. No obstante, si por algo se ha caracterizado Público durante este tiempo ha sido por un periodismo sosegado y en absoluto prematuro.

Frente a la fiebre de los teletipos y de informar de la última hora de la última hora de la última hora, Público ha optado por llevar a cabo un periodismo mucho más analítico. Es probable que su web no contenga la información del último minuto sobre un tema, pero cuando uno de sus redactores elabore un contenido sobre ese tema nos encontraremos con un artículo no sólo informativo, sino también sosegado y analítico. Pero ojo, no confundamos el análisis con la dirección o manipulación ideológica. Es obvio que Público, como todos los diarios, tiene su volante (hacia la izquierda en este caso), pero el hecho de que un diario tenga una variante ideológica no tiene por qué constituir un problema siempre que no se dedique a hacer propaganda talibán de sus ideas.

En alguna ocasión, Juan Varela ya lo ha dicho: en el periodismo actual «sobra opinión; falta interpretación». E interpretar no consiste en inundar tus páginas de opinión barata, sino en analizar la información y ofrecerle a tu lector unas pistas y una orientación acerca de en qué puede desembocar todo lo que le estás contando. Y es que la información siempre ha tenido un valor relacional; ella sola no vale nade, sino que cobra sentido en relación con todo lo que hay antes que ella y lo que habrá después. Y en este sentido, Nacho Escolar imprimió un admirable carácter analítico que convirtió a Público no en un contenedor de noticias, como son otros diarios, sino en un punto de partida para la reflexión y el conocimiento por parte de sus lectores.

Por otro lado, Público ha tomado tres decisiones llamativas y poco usuales dentro del periodismo nacional: no hablar de tauromaquia (excepto para criticarla), no aceptar anuncios de prostitución (pese al dineral que dan) y prescindir del clásico editorial, una figura periodística tan obsoleta como trasnochada.

Además, y de nuevo huyendo de la fiebre de la última hora, no han sido pocas las ocasiones en que Público ha dedicado sus páginas o incluso su portada a temas como los privilegios de la Iglesia Católica o un videojuego. Para unos, estos temas son cortinas de humo para no hablar de lo que realmente importa; para otros, estos temas representan el compromiso de Público con una forma de entender el periodismo. Y es que no siempre lo urgente es lo importante.

Cabe pensar qué nuevo rumbo le dará Félix Monteira a Público, pero eso nos lo dirá el tiempo. Lo que está claro es que en apenas unas semanas hemos asistido a la ¿muerte? (o enfermedad) de dos proyectos encabezados por dos de los periodistas más brillantes e innovadores de este país: hace poco se declaró la muerte de ADN.es, dirigida en sus inicios por Juan Varela, y ahora Nacho Escolar abandona la dirección de Público.

Siempre hemos pensado que este país estaba preparado para un periodismo innovador, pero parece que en algunos frentes el miedo les hace volver a lo rancio, a lo antiguo. A lo cansino.

Con su pan se lo coman. ___________

Artículos relacionados y recomendados:

Roures aumenta su ofensiva contra El País (Juan Varela)

La crisis de la ‘generación blog’ (Gustavo Bravo, de El Confidencial)

Destrucción creativa (Juan Varela responde a Gustavo Bravo)

Relacionados

ESCRIBE UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí


spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img