El que siempre haya cazado con la licencia en vigor que tire la primera piedra

CiervoCazar sin licencia es un pecado venial, el pecado mortal es no declarar a Hacienda las monterías y otros eventos que se obtienen “por la patilla”…

Cazar ya no es de cazadores, dicen algunos que cazar es de políticos. Lo de Bermejo es una anécdota. Tanto si hubo apaño con Garzón como si no lo hubo, lo importante es que existían indicios y tal vez pruebas para proceder, con todo el peso de la justicia contra unos presuntos delincuentes, quizás del PP. Lo que no ha sido especialmente ético es la utilización política de la otra parte, el “régimen establecido”, pero cosas peores hay… La falta de licencia autonómica es casi intranscendente, comparado con otros matices a tener en cuenta.

A mi modesto modo de ver y entender las cosas, lo substancial no es que nuestros políticos cacen. Tampoco es importante que cacen gratis, ¿o sí? Lo verdaderamente significativo es por qué cazan gratis, quienes pagan esas jornadas de venatoria y cuales son los favores que éstos esperan de los políticos. No menos importante es la insolidaridad de olvidarse de Hacienda. “Hacienda somos todos”, ¿o no?

Sinceramente, volviendo a Bermejo, aunque hay políticos de la zona que presuntamente también profesan la caza “por la patilla”, que éste cace en una finca de titularidad pública como Quintos de Mora, puede ser inmoral, poco ético o calificarse de cualquier otra manera. Pero no le debía, por ello, favor a nadie. ¿Y las monterías o salidas al extranjero a abatir jabalíes, corzos, venados o especies más exóticas a cargo de terceras personas? ¿Qué favores pueden esperan, en su mayoría empresarios, que supuestamente convidan a estos políticos? Miedo me daría poder correlacionar contratos públicos con momentos lúdicos de nuestros gobernantes…

Otro factor insolidario y “políticamente incorrecto”, nunca mejor dicho, es el tratamiento fiscal de esos, llamémosle regalos. No conozco ni un solo político, invitado a un evento cinegético de varios miles de euros, de manera reiterada, que es lo habitual y que tribute como corresponde por esos presentes. La legislación tributaria exige a los afortunados que reciben regalos que los declaren como ingresos en especie, por los que tendrían que tributar en su correspondiente declaración anual del IRPF.

Al igual que con los “detalles” de carácter cinegético, también los viajes a gastos pagados e incluso los descuentos atípicos con los que se vieren favorecidos en sus compras, serían susceptibles de este tratamiento fiscal.

Es muy sencillo de comprender, yo al menos así lo veo. Si una entidad bancaria te regala una olla a presión por valor de 100 euros, creo recordar que según la Ley 35/2006, pagarás 18 euros a nuestra administración tributaria. En el supuesto de que a un político, por poner un ejemplo, le obsequien con una montería, tendrá que incluirlo como un ingreso en especie en la declaración de la renta del siguiente ejercicio, pagando lo que en consonancia a sus ingresos totales corresponda. Esa es la verdadera omisión indecente, amén de la susceptibilidad de compensar con favores esos regalos.

Pero que no cunda el pánico, que estamos en una de las provincias en las que la actividad cinegética tiene una notable importancia en la economía, aunque la temporada 2008-2009 no haya sido buena, por efecto de la crisis y se calcule una bajada en la contratación de un 30%.

En fin, que quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra… yo ya he lanzado la mía…

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