La Concejalía de Uniformidad de Género

Un año más la Concejalía de Igualdad de Género ha celebrado el Día Internacional de la Mujer. Para ello ha organizado un conjunto de actos que, vistos en su conjunto, parecen más encaminados a crear un mundo terapéutico y balsámico en torno a la mujer, que a liberarla realmente de sus problemas sociales. Veámoslo.conlosojosbienabiertos

Bajo el estético y clásico lema ”Los dioses no han hecho más que dos cosas perfectas: la mujer y la rosa”, Helena López, responsable de la Concejalía, ha declarado que quiere hacer “un homenaje a la mujer de antes, de ahora y del futuro”. La celebración en sí ha consistido en un recital poético a cargo de Miguel Taboada acompañado por el guitarrista Pedro Martín, y un espectáculo de danza realizado por la compañía de baile Irradian. El acto escénico ha terminado con la rifa de un viaje. Además, este lunes se presentará el libro “Diez años más joven” de Cristina Tárrega, y mañana martes Javier Cendegui impartirá la conferencia “La mujer: desde el Olimpo hasta nuestros días”. Sin embargo, como ha afirmado la misma concejal “para conseguir la igualdad es necesario un trabajo diario y constante”, y por ello Helena López ha organizado una nueva excursión al norte de España, así como dos cursos de psicología de autoconocimiento y autohipnosis, así como otras técnicas terapéuticas.

La tónica general evidencia una política de igualdad encaminada a fomentar la evasión de la realidad. Ya sea mediante viajes en autobús a lugares distantes, ya sea mediante experiencias new age, o ya sea a través de emotivas sensaciones poético-artísticas. De modo que a los tradicionales problemas que tiene la mujer en nuestra sociedad hay que unir uno nuevo: el de unas políticas municipales que, como las de nuestro Ayuntamiento, se convierten en un verdadero obstáculo para la liberación femenina.

No se evidencia por el contrario una acción pública encaminada a dotar a las mujeres de herramientas útiles para afrontar la realidad y cambiarla. Se echa en falta una política que facilite a las mujeres el empoderamiento político y la toma de decisiones en materia de asuntos públicos. Por ejemplo, sería inteligente y sencillo que la Concejalía de Igualdad de Género promoviera la creación de un Consejo Local de la Mujer en el que tuvieran cabida las mujeres de la ciudad, fuera cual fuera su condición social. Un Consejo que tuviera carácter vinculante y que, desde luego, no estuviera presidido por ningún funcionario público del Ayuntamiento. Un Consejo que fuera un foro de análisis y de debate de los problemas reales y cotidianos de las mujeres de Ciudad Real, y que pudiera solicitar de forma efectiva la implementación de políticas concretas para evitar situaciones injustas. Problemas relacionados con la inmigración, las agresiones, la vulnerabilidad laboral y económica, o cualquier otra temática que fuera considerada prioritaria por las propias mujeres. Para ello sería necesario la elaboración de un trabajo previo que evidenciara el Mapa de la desigualdad femenina de la ciudad y que detectara los focos marginales (tanto urbanos como de otra índole: social, laboral, cultural, formativo, etc.). Y sería imprescindible una campaña de fomento del asociacionismo femenino, tanto de iniciativas propias, como de integración en colectivos ya existentes. Todo ello para promocionar la autonomía, independencia y autodeterminación de las mujeres. Es decir, para crear una cultura de autoconfianza, no mediante talleres de relajación y autohipnosis, sino mediante una plena capacidad de toma de decisiones políticas, al margen de las actividades terapéuticas del Ayuntamiento. Aprender a participar, aprender a crear espacios ciudadanos de participación, aprender a construir ciudadanía y a fortalecer nuestra pobre democracia local, aprender a independizarse del interesado dirigismo partidista, etc., etc. Es en la realización práctica y cotidiana de actos cívicos, con sus éxitos y sus fracasos, donde se aprende a ser libre y donde se obtiene una confianza que va más allá de la que puede proporcionar la lectura de un libro sobre cómo combatir las patas de gallo.

Mientras tanto, lo único esperable de esta Concejalía es la perpetuación de un modelo de mujer sumisa, dócil y entretenida cuya única finalidad es precisamente crear un estándar femenino unitario y homogéneo. De ahí que con plena justificación pueda denominarse Concejalía de Igualdad de Género, pues su único objetivo, a la vista de sus políticas, es acabar con la diversidad femenina y convertirla en un todo igualitario, uniforme, único y agradable.

Aún así, y como esperanza brumosa, nos quedan las siempre estimulantes palabras de nuestra Concejala: “Desde luego, hay que pensar en la mujer para creer en ella y creer en la mujer para seguir pensando”  cuyo ulterior significado no se me alcanza pero que, en todo caso, parecen esconder un algo.

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