Huelga general y cierre patronal

Pedro AdánTal vez haya quienes apelen a la inconsciencia para definir el sentido de este titular de encabezamiento. Es comprensible. Aun así, no muchos, parece ser, somos conscientes de la situación real de nuestro país.

Cinco millones de parados, la desestructuración de la economía real, la falta de vigencia del modelo productivo, la crítica situación del sistema financiero, la ausencia de crédito político y la posición de cola en el ámbito internacional, todas ellas son razones de peso para marcar un punto de inflexión. Es el Estado insostenible o la insostenibilidad del Estado, quizás ambas cosas a la vez.

Hoy no está justificada la timidez prudente de las organizaciones sindicales para la convocatoria de una huelga general. Al igual que tampoco cabe la cuerda cortedad, cómplice, de las organizaciones empresariales de no plantear de manera conjunta un cierre patronal. Una jornada de paro general, tremendamente costosa, no es descabellada, como símbolo de la petición de un cambio de rumbo. ¿No están siendo más gravosos los días que pasan, uno tras otro, que están sumiendo a España en el pozo del caos, el desatino y el desgobierno?

El modelo socioeconómico actual ha hecho aguas y es el inexcusable momento de poner fin a una era y dar por finalizado un patrón productivo que simplemente no ha funcionado.

Sin duda, hay que enfrentarse a la situación y acuñar nuevos patrones: normativos, territoriales, económicos, políticos, sociales… Urge esta amplia reforma, pero muy especialmente el diseño de un nuevo sistema productivo, a la vez que un, también nuevo, mapa productivo. No menos importante es la reestructuración de las administraciones públicas; la financiación de las propias administraciones, partidos políticos, así como la de los actores sociales, sindicatos y patronal.

Es menester hacer hincapié en la última mención, la de la financiación de los sindicatos y organizaciones empresariales. Los actores sociales tienen que ser independientes y para ello hay que legislar sobre su financiación, de manera que nunca quepa la menor duda de complicidad con quienes, como ahora, firman de forma discrecional partidas, subvenciones y ayudas para éstos.

Para mañana será tarde la convocatoria de esa jornada de paro, a modo de huelga general y a la vez cierre patronal. Si en realidad el interés de todos es España, sindicatos y empresas, empresas y sindicatos, no tendrán complejos en pactar y acordar el final de esta era. Es una obligación.

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