Reino de Don Quijote: el crepúsculo de una corte sin caballeros

Terrenos del Reino de Don Quijote (Foto: José Hinojosa Cobacho-Burbuja.info)El Reino de Don Quijote vive su silencioso Apocalipsis, testigo de una progresiva desintegración que  augura total inactividad. A los problemas de liquidez por los que atraviesa su principal accionista, Gedeco Avantis, se suman otros síntomas: la sangría de representantes del Comité Ejecutivo y la indiferencia de quien se perfilara antaño como gran inversor, Harrah`s Entertainment. El Reino está sumido en una eterna maldición que también ha hechizado a PSOE y PP: ambas formaciones confían aún en su llegada, como la bella durmiente en el beso del príncipe. De hecho, el avance del Plan de Ordenación Municipal de Ciudad Real está articulado con la mirada puesta en lo que parece ser un fantasma del pasado. MICIUDADREAL.ES te cuenta todos los detalles.

Es hora de hablar sin paliativos. El fastuoso complejo de ocio y juego de El Reino de Don Quijote, aquél por el que apostaron todas las administraciones provinciales y regionales como motor de progreso, es sólo un recuerdo crepuscular. Hoy por hoy no existe. Y aun en el caso de que consiguiera remontar el vuelo, parece harto complicado que renaciera a la escala prevista en sus planteamientos iniciales.

Los restos de las obras han quedado como despojos de marchitas ansias especulativas. Irónicamente, los terrenos que iban a convertirse en pequeños hermanos de Las Vegas, con sus orgiásticas luces y sus remedos de trasnochado neoclasicismo, sólo guardan con la ciudad del vicio una inquietante similitud: la de los siniestros agujeros del desierto de Nevada retratados por Scorsese en su película Casino… En el caso ciudadrealeño la llanura no oculta a los cuerpos desmembrados de las víctimas de la mafia, aunque sí redes de saneamiento y tierra removida que se antojan como cadáveres inmobiliarios atados a la espalda de las administraciones, especialmente del Ayuntamiento de Ciudad Real. Y es que el documento de avance del Plan de Ordenación Municipal (POM), que acaba de superar su periodo de alegaciones, se articula parcialmente con la perspectiva de una ciudad conectada a lo que sólo es una desolada escombrera.

Los síntomas vienen de lejos, aunque en los últimos meses se han producido en sordina movimientos significativos en el seno de El Reino de Don Quijote S.A. Especialmente simbólica es la huída de los “caballeros” del feudo, tanto accionistas como miembros del Comité Ejecutivo.

Todo apunta a un periodo de desintegración que será difícilmente reversible. El pasado mes de noviembre se hacía oficial la baja en el consejo de Administración de Emilio Sánchez Castellano, director general de Iberdrola Inmobiliaria. Antes, en febrero, lo hizo también el empresario Francisco Javier López Huertas, a quien siguió los pasos, ya en septiembre, Raúl San José Garcés, un empresario de la construcción vinculado a la Junta de Andalucía que también estuvo presente en CajaSol a través de algunas de sus sociedades.

Estampida en el Comité

Pero fue el 29 de septiembre cuando se oficializó la salida en tropel de significativos miembros del Comité Ejecutivo, lo que parece dejar manca la gestión de la escasa actividad que podría aún plantear el proyecto. Se trata, en este caso, del conocido empresario ciudadrealeño Ignacio Barco Fernández; del abogado y ex presidente del PP toledano, Mariano Álvarez Gutiérrez; y de Francisco Hernanz Manzano, quien fuera responsable de la desaparecida CCM Corporación. Hay que tener presente que el extinto grupo CCM llegó a mantener, a 1 de enero de 2010, una inversión en El Reino por valor neto contable de 11,6 millones de euros (el 12,80 por ciento), y créditos concedidos a esta sociedad por un importe de 27,7 millones.

A las salidas de Barco, Álvarez y Hernanz del Comité Ejecutivo les han seguido las de los representantes de las principales sociedades inversoras: Autocampo, Rivas Futura, y Gestión y Desarrollo de Comunidades, sin que hasta la fecha conste una reestructuración de este organismo que supla las bajas.

Por otra parte, el grupo estadounidense Harrah`s guarda el más absoluto mutismo sobre su implicación en el Reino de Don Quijote, centrado en el mercado del juego estadounidense para capotear los continuos coletazos de la crisis financiera y los desafíos de la compleja y restrictiva legislación del juego norteamericana. Sus últimos planes de inversiones apenas hacen mención al escenario europeo, y ni mucho menos al complejo de ocio manchego.

El fracaso del Aeropuerto de Ciudad Real, que Harrah`s consideraba como una piedra angular, las dificultades que podría aparejar el proceso español de reconversión de las entidades de crédito, o la crisis por la que atraviesan los grandes parques temáticos españoles (que han sido testigos de la retirada accionarial de cajas, bancos y administraciones públicas), podrían poner la puntilla a cualquier esperanza sobre la recuperación del proyecto en sus magnitudes iniciales o la misma permanencia de los americanos en tierras cervantinas. Todo ello en un contexto en el que iniciativas parecidas, como el complejo Gran Scala que International Leisure Development planea construir en Ontiñena (Huesca), han visto mermadas drásticamente sus aspiraciones, cuando no son consideradas prácticamente como “muertas”.

En todo caso,  muy poco se sabe de los últimos movimientos de Caesars Hotel Castilla-La Mancha, la sociedad creada junto al resto de promotores de El Reino para canalizar y gestionar la millonaria inversión que en un principio iba a desembolsar Harrah`s. El último dato que consta es la salida del consejo de administración de uno de los jefes contables de Harrahs, Anthony McDuffie.

La hipnosis de los gestores públicos

Estando así las cosas, el Reino de Don Quijote se diluye entre las brumas de la incertidumbre y la incapacidad, aunque, paradójicamente, las fuerzas políticas mayoritarias en la provincia, PSOE y PP, aparenten tener una fe ciega en el proyecto, como si se tratara de la eterna promesa de las delicias de Avalón… o del Reino de los Cielos. Y ello pese a las evidencias, porque hasta la fecha el Ayuntamiento sólo ha recibido tres millones de los doce pactados en un primera fase (hasta un total de 44) en el convenio para el desarrollo del Plan de Actuación Urbanizadora (PAU) del Reino.

Ajeno a la realidad, el gobierno municipal ha seguido planificando su futuro urbanístico sumido en un sueño de neones y ruletas que se antoja irreal en tiempos de profunda crisis social y económica. En principio, una de las previsiones del futuro POM es unir la zona del Nuevo Hospital, la estación del AVE y la Universidad regional con el complejo de ocio mediante actuaciones como la circunvalación Oeste o la creación de una red de tranvías.

¿Puede el POM, la “carta magna” del desarrollo urbanístico de la capital para los próximos doce años, convertirse en papel mojado en lo que atañe al Reino de Don Quijote? Voces como las de la oposición socialista critican el planteamiento del documento, pero no precisamente porque consideren que el proyecto de ocio haya caducado.

La portavoz municipal socialista, Pilar Zamora, recrimina al equipo de Gobierno que no haya sido valiente y que haya desaprovechado la oportunidad de articular eficazmente el crecimiento de la ciudad en relación con el Reino de Don Quijote. “Realmente no han tomado ninguna decisión; siguen viendo al Reino como algo ajeno, al margen de la ciudad, y las actuaciones previstas no sirven para integrarlo en la realidad urbanística y social de la capital”.

Respecto al futuro del complejo, Zamora se muestra cauta: reconoce las dificultades por las que está pasando, pero considera que aún hay que tenerlo en consideración “desde el punto de vista del desarrollo de la ciudad y la creación de empleo”, aunque, por otra parte, ha llamado la atención sobre el hecho de que se hayan incluido a las futuras viviendas del Reino en las previsiones de crecimiento poblacional de Ciudad Real. En este sentido, el POM ha programado una capacidad residencial de 183.000 habitantes para una estimación de crecimiento de hasta 107.000 habitantes en 2022.

Un proyecto fantasma

Por su parte, Izquierda Unida se muestra más crítica. Radicalmente contraria, como así ha hecho constar con sus alegaciones al documento urbanístico. La candidata a la Alcaldía por esta formación, Carmen Soánez, ya han denunciado la “importancia excesiva” que el avance del POM concede a la comunicación con la zona Norte de la ciudad «con el único objetivo de acercar el proyecto fantasma del Reino de Don Quijote al centro de la ciudad, y con la descabellada y costosísima propuesta de construir una estación intermodal en esa zona, en lugar de aprovechar los terrenos colindantes a la actual estación de ferrocarril para instalar la nueva estación de autobuses”.

A juicio de IU, esta decisión sólo está justificada “por el establecimiento del tranvía que comunique el Reino con el centro original de Ciudad Real». “En todo caso, la infraestructura prevista –prosigue- supondría perder la intermodalidad del tren convencional, es decir, de los trenes regionales utilizados para el transporte de personas y mercancías, lo que nos obligaría a entrar con el coche en la ciudad”.

Las Vegas made in La Mancha

La paralización de las obras del gran casino y complejo turístico Reino de Don Quijote ha sido uno de los más grandes chascos de la historia reciente de Ciudad Real. Harrah’s anunció en 2008 la suspensión de sus actividades en la capital manchega «hasta que las condiciones del mercado fueran favorables». Su inversión estaba estimada en unos 650 millones de euros, de los cuales, al parecer, llegó a desembolsar 38 millones.

Al igual que el polémico Aeropuerto de Ciudad Real, el proyecto del Reino de Don Quijote también fue declarado Proyecto de Singular Interés por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Este resort turístico internacional con componentes de ocio, negocio y residencial, estaba considerado como un eslabón más para alcanzar la Ciudad Real del porvenir. Promovido inicialmente por la constructora Gedeco, se ubica en los terrenos conformados por las tres grandes fincas de Valcansado, La Dehesa del Emperador y La Atalaya, con cerca de 1.200 hectáreas. Comenzó a gestarse con la construcción de una gran infraestructura que incorporaba tres sectores destinados a un complejo de ocio, a una zona residencial (cerca de 9.000 viviendas en diferentes complejos) y a campos de golf.

A principios de 2008, El Reino de Don Quijote obtuvo la aprobación del Plan de Actuación Urbanística (PAU) en el Pleno del Ayuntamiento de Ciudad Real. La realización del PAU del Reino se dividió en tres fases, la primera de las cuales iba a ser inaugurada a finales de 2010. Una de las construcciones estrellas de esta primera fase sería el Casino Caesars España, operado por Harrah´s Entertaiment.

El proyecto preliminar incluía un hotel de lujo de 812 habitaciones, un casino de 10.000 metros cuadrados, un teatro de 3.000 localidades, un centro de convenciones, un Spa de 3.500 metros, además de una zona de restauración en torno a una gran laguna de cuatro hectáreas.

La primera fase preveía también la construcción de un hotel-balneario; el Bosque Horai; un hotel de cinco estrellas con centro de convenciones; tres hoteles de cuatro y cinco estrellas; áreas de convenciones y congresos con gran capacidad y calidad; así como la puesta en marcha de campos de golf: dos de 18 hoyos, uno de nueve y un campo de prácticas; casa club y hotel de golf y un residencial con 2.000 viviendas. Dentro de la segunda y tercera fase se construirían nuevas zonas de uso terciario y las 7.000 viviendas restantes, contempladas en el Plan de Actuación Urbanística, de las cuáles 1.971 serían de VPO.

Conformen pasan los meses, estos objetivos parecen cosa de cuento. Desde el Gobierno municipal se apela a la esperanza en términos de “oportunidad de desarrollo” y “creación de puestos de trabajo”, así como a los “millones que hay enterrados” en estas fincas.

La realidad, pese a todo, es que si nadie lo remedia el cuento del Reino de Don Quijote y sus atribulados caballeros quizá no acabe como el cuento de la bella durmiente. Quizá lo haga más bien como otro más desafortunado: el de la lechera.

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