La momención

La rebelión de los gorrionesEsperpéntico, grotesco. Quien pensara que no vería nada más ridículo que unos autobuses turísticos circulando entre la metrópoli aeroportuaria de la modernidad y su particular El Dorado de ladrillos áureos, todavía está a tiempo de apuntarse, en Puertollano, a las rutas guiadas gratuitas por las obras y edificios más emblemáticos finalizados durante la legislatura en curso (una plaza de toros multiusos y un polígono industrial, entre otros). Así es, el Ayuntamiento de la Ciudad Minera, dechado de virtuses,  ha dado con una veta de vanidad y está dispuesto a explotarla aun a costa de la Ley Electoral.

 

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En Ciudad Real, la alcaldesa, devota de las nuevas tecnologías, ha presentado su nuevo escapulario web 2.0 en un bar de copas, como ella misma anunciaba en un vídeo huracanado muy de Al filo de lo imposible. Demasiada farra quizá quebrante la debida sobriedad penitente que exige doña Cuaresma. Y a quién le importa, ¿no es acaso un proceso electoral una bula de carne que dispensa de la debida observancia de la vigilia normativa, divina y humana? La evidencia demuestra que lo es, hasta el punto de hacer cómplice al mismísimo Nazareno del incumplimiento de la Ley de las urnas. Será que a la Semana de duelos, le precede la de quebrantos.

Prometía la regidora ciudadrealeña, según Lanza –némesis informativa del ideario popular-, «ideas, proyectos, trabajo e ilusión». La política ya no tienta al ciudadano con ofertas tangibles (empleo, bajadas de impuestos, vivienda…), sino que lo marea en el plano de lo ininteligible. Ideas, proyectos, trabajo e ilusión… que después de cuatro años de gobierno, bien podrían ser ya una realidad palpable y no una promesa al viento más.

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Ante el reto de conciliar las candidaturas a la Alcaldía y al Parlamento autonómico, la presidenta provincial del Partido Popular cuenta con un arma definitiva: una biografía audiovisual polivalente. Lo mismo sirve para un roto electoral, que para un descosido televisivo como Princesas de Barrio. Ya se sabe que lo cuenta es el programa.

Pepe Valverde, candidato (socialista) a la Alcaldía de Ciudad Real, preguntado en la singular Cadena Ser sobre la televisión municipal de Ciudad Real, respondía lo siguiente: «no conozco ningún medio más sectario que la propia televisión de Ciudad Real. Lo digo con claridad […] es el ejemplo que pondría de manual en cualquier facultad de periodismo sobre la manipulación periodística». Y puede que no le falte razón, pero las anteojeras de la militancia deben de no dejarle ver lo que tiene alrededor (que es bastante). El corcel argamasillero está rumiando cocear, cuando acceda a la Alcaldía, la televisión, el POM, y aniquilará todo aquello que huela a Romero. Con razón ha situado su epicentro en la calle La Mata.

El quehacer de la televisión municipal ciudadrealeña podrá aparecer impreso algún día en los manuales de periodismo; sin embargo, el hecho desinformativo que pasará a la historia de la comunicación en nuestra región fue la ignominiosa ocultación por parte de la televisión pública regional de la intervención de Caja Castilla-La Mancha. Un hito abominable que todos los ciudadanos deberían grabar en su memoria. Un ardid propio de cualquier dictadorzuelo de baja estofa; como Gadafi, a quien nuestro presidente autonómico recomienda que lea Los derechos del hombre, a la vez que duda de la competencia lectora del libio. ¡Toma saeta, Muamar! Eso sí, el Líder de la Revolución del Botox bien podría dedicarle un quejío al socialista manchego: ¡ay ese artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aaaay!

Entretanto, la Diputación de Ciudad Real homenajea, con motivo de la presentación de FENAVIN y en el restaurante madrileño Zalacaín, a la crema de la enología (Alfredo Di Stéfano, Vicente del Bosque, José María García, Concha Cuetos, Paco Valladares…). Vamos, un almuerzo de la Banda del Cura que diría don Pío.

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José María Barreda, el presidente translúcido y digital, se sometió recientemente a un tercer grado tabernero a cargo de Thais Villas, reportera de El Intermedio. La periodista de Fraga dibujó un retrato del ciudadrealeño cuando menos sorprendente (eso sí, no tan doméstico como la caricatura del pavisoso Montilla). Durante la entrevista, el presidente socialista lo mismo explicaba locuaz el significado de momención, que presumía de ser muy eficaz deshaciendo la cama – aunque no acostumbre a hacerla-. ¿Podría usted fregar los platos y deshacer la cama en una misma noche? Barreda, sí. Y por si no lo sabía, ésa es una de las habilidades que capacitan a los individuos para ejercer funciones de gobierno.

La casta política se sintió indignada ante la posibilidad de codearse con la malhumorada Belén Esteban en la Cámara Baja; allá cuando se especuló con que la princesa del pueblo pudiera dar el salto de la telebasura a la parlamentobasura y contar para ello con el apoyo de al menos el 7% de los electores. La Esteban no tendría mayores problemas para emular a gran parte de los actuales inquilinos del Congreso, del Senado o de cualquier parlamento autonómico. Pero que no se descuide la regia heredera de la dinastía popular, pues entre bufonadas y bastardías, en el gremio del sise no faltarían aspirantes de pro a su trono Deluxe.

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La televisión privada que más dinero público ingresa de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha agasajado al presidente autonómico con un publirreportaje titulado José María Barreda: el documental, que ya quisieran marcarse muchos gabinetes de prensa. Un reconstituyente masaje tailandés que, sin duda, ocuparía un lugar de privilegio en los manuales de periodismo de Pepe Valverde. En cuanto al título, lo cierto es que si éste incluyera cualquier sucinta referencia a la chocoterapia, explicitaría con mayor tino el contenido de la cinta. En ella, el líder socialista reconoce estar obsesionado por la puntualidad y afirma recorrer una media de 5.500 kilómetros a la semana (unos 785 kilómetros diarios, suponiendo que ni descansara los fines de semana. Una marca inalcanzable hasta para el mismísimo Willy Fog). Para cumplir satisfactoriamente con sus maratonianas jornadas, el presidente necesita madrugar: antes de las siete, y excepcionalmente a las siete y media, suena el toque de diana. «Tengo la suerte de que duermo bien – afirma – duermo muy bien. Yo creo que incluso es un mecanismo de defensa. Cuando estoy más cansado e incluso cuando estoy preocupado, duermo bien; con lo cual ya te levantas de otra manera». El desayuno presidencial suele ser frugal: apenas un café con leche y un yogur, aunque le gustan los churros recién hechos. «Según transcurre el tiempo – confiesa Barreda – cada vez valoro más lo personal, lo humano, la amistad (-damos fe-), y afortunadamente tengo amigos en todos sitios». Sin embargo, el líder socialista con las redes sociales ha topado: «En la página de Facebook ya no puedo aceptar más amigos, porque como hay un límite de 5.000, si te pasas no sé qué problema hay…».

«Me gusta preparar el dossier con tiempo y luego tengo una gran suerte, y es que en el coche no me mareo. Puedo leer, puedo escribir, incluso. De hecho hay esquemas de intervenciones que hago en el propio coche».

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Durante la mañana, el presidente conversa con don Rafael Torija, Obispo Emérito de Ciudad Real, y con don Antonio Cañizares, «cardenal que ahora está en Roma […] en lo que es el equivalente a un ministro de El Vaticano»- lo que evidencia, una vez más, las buenas relaciones entre las distintas jerarquías.

«Yo me dedico a esto por las personas – confiesa -, es la motivación, lo que le da sentido… y por eso esa dimensión no hay que perderla nunca… mia todavía hay charcos de las últimas lluvias». Antes de llegar a San Carlos de Valle, el presidente plantea una hipótesis sobre el liderazgo y los equipos de trabajo: «yo creo que solamente los mediocres quieren rodearse de gente mediocre. En el fondo es un problema de seguridad, que no quieren tener a nadie brillante a su alrededor. A mí, por el contrario, me gustaría que el menos brillante de todos fuera yo mismo, porque eso sería lo mejor que me pudiera pasar».

A pesar de la obsesión presidencial por la puntualidad, los cristeños reciben a Barreda con cierta sorna: «aquí llevamos esperándole un poquito…», «aquí, esperándole…»

Cerca de Carrizosa husmeamos en el guardarropa del presidente de Castilla-La Mancha. Preguntado por la cantidad de corbatas que posee, la máxima autoridad regional responde que «bastantes», aunque afirma no darle importancia a su indumentaria. Sus colores favoritos son el verde y el rojo; «en el paisaje, por ejemplo, los ocres de la tierra me encantan, la mezcla de ocres y de la tierra roja […], esa mezcla de tierra roja con el verde de la siembra es preciosa».

Siempre ocupa el mismo asiento (atrás y a la derecha) cuando viaja en el coche oficial, «por recomendación de la seguridad y de los propios conductores – explica – así además tienes más perspectiva… yo viajaría delante… pero me lo tienen prohibido».

Una de las autoridades de Carrizosa comenta la anécdota del día al presidente: «Pues ¿sabes que esta mañana a las once ha venido un helicóptero a por un señor?».

Ya de camino a Villanueva de los Infantes, Barreda justifica a su entrevistador la importancia de la inteligencia emocional: «si tuviera una coraza, si tuviera la piel de elefante y fuera insensible, yo creo que sería una mala cosa […] las emociones nos diferencian de los animales, no solamente la inteligencia, sino también los sentimientos. Yo tengo simpatía, en el sentido etimológico de la palabra, que es padecer con, sentir con… si no tienes empatía, si te resulta indiferente la gente que hay a tu alrededor, pues yo creo que es mal asunto».

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Se acerca la hora de menear el bigote y el reportero se interesa por el cansancio del presidente. Hay que reconocer que, si uno no está acostumbrado a descorrer cortinillas inaugurales, a dar discursos y a recibir baños de multitudes, puede resultar una experiencia agotadora. «No, no – comenta Barreda – estoy acostumbrado. La verdad es que tengo buen aguante. Para dedicarte a esto tienes que estar en buena forma física y yo, afortunadamente, estoy». Surge espontáneamente una cuestión de gran interés: las siestas del presidente. «De pequeño me resistía a echarme la siesta y ahora que me gustaría echarme la siesta, no puedo».

La flor y nata del inconformiso infanteño toma la palabra: «Una bellísima persona; una persona muy sana, una persona sencilla que es que da gusto». «Como profesor muy bueno, igual que como presidente… una persona muy cercana, muy cercano a la gente».

En Villahermosa, y quién sabe si ya pensando en su futuro, José María Barreda comenta: «oye qué buena pinta tiene la residencia ¿no?». Y vuelve a resaltar su afición por la puntualidad: «a veces tengo que tener cuidado para no llegar el primero». Apenas se ha bajado del coche y nuestro presidente ya recibe el primer elogio: «menuda residencia has hecho aquí».

La última etapa del tour transcurre en Fuenllana, donde tras descorrer la última cortina, el líder socialista encuentra tiempo para retratarse con la chavalería. Acto seguido, en el Ayuntamiento, la dignidad regional recibe una serie de ofrendas: el escudo enmarcado de la localidad, la medalla de Santo Tomás y una biografía de Santa Rita de Casia. Al llegar a la pequeña población del Campo de Montiel, la voz de la jefa de gabinete del presidente anuncia: «las mujeres te van a dar unos dulces de esos que hacen ellas, unos borrachuelos«. Lamentablemente, los realizadores del documental no han incluido ese pasaje en la cinta.

El entrevistador vuelve a incidir en la dureza de la jornada. «Bueno – responde Barreda – estoy acostumbrado. Todavía no he acabado, a mí me queda un acto en Almagro. Pero bueno, la verdad es que cuando estás con la gente es un esfuerzo, pero tiene la compensación del contacto personal, del trato humano y eso pues es muy reconfortante».

Llega el momento de hacer balance del día, y el presidente recurre al símil agrario: «Hay que sembrar previamente. Cuando no se siembra no se recoge. La cosecha no es posible sin haber hecho un esfuerzo previo. De eso saben muy bien los agricultores. Hay que preparar el terreno, hay que echar la simiente y luego hay que tener paciencia para recoger. Con la actividad pública, con la actividad política, con las inversiones pues sucede eso. Pero incluso, además, hay que tener una perspectiva más amplia. A mí me gusta recordar, y se lo digo a mis consejeros, que tenemos que pensar a largo plazo. No en las próximas elecciones, sino en las siguientes generaciones». (fin)

«Yo no soy de ir a los pueblos a hacerme una foto. Yo voy a los pueblos con dos condiciones: que no haya ninguna inauguración y, si es posible, que no haya discurso, porque los ciudadanos están hasta el gorro de cinta y de discurso». Como ya sospechará, estas declaraciones no corresponden a José María Barreda, sino a Guillermo Fernández Vara,  presidente de Extremadura. Sorprende la divergencia de dos formas de entender la política dentro del socialismo. Cómo cambia la cosa mirando un poquito a la izquierda en el mapa.

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La sociedad castellano-manchega parece atascada en la Transición; encerrada en un interminable remake de Los santos inocentes producido por el estado del bienestar. Somos un oopart, una monstruosidad genética, un tumor maligno en el seno de las libertades, una civilización perdida que acuña el derecho de pernada como la piedra angular de la convivencia y en la que la esclavitud moral no sólo no ha sido abolida, sino que se señala como uno de los más altos valores ciudadanos. Y por ahí viene Cospedal con su corte de concejales. Joder, salimos de Málaga para meternos en Malagón.

Vaya, ya se me ha puesto otra momención.

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