Más allá del 22-M: ¿El fin del desequilibrio político o la guerra de bloques?

¿Nos encontramos al final de un ciclo?  ¿El 23 de mayo Castilla La Mancha  se acostará socialista y se levantará “popular”? ¿Pasaremos del rojo al azul? ¿Del puño a la gaviota? La respuesta a estas preguntas está a pié de calle y despierta todo tipo de opiniones que, por desgracia, se quedan en meras elucubraciones que no llegan al fondo de la cuestión. Porque un mero “ganará el PP” o “ganará el PSOE”, con algún comentario al respecto relacionado con la propia ideología del que opina, no es suficiente para valorar y anticipar lo que realmente va a suceder a partir del 22 de mayo.

En el primero de los casos, la victoria del PSOE, o de una coalición electoral PSOE-IU, algo bastante frecuente en nuestro panorama político nacional e incluso municipal, se generaría una continuidad harto peligrosa, dado que el Gobierno Barreda se viene mostrando agotado e impotente ante la crisis en la que estamos sumidos. Sus supuestos intentos por racionalizar una Administración excesiva y llena de favoritismos ha chocado contra un aparato burocrático mastodóntico e inamovible. Un auténtico monstruo que amenaza con devorar a su creador, y un conglomerado de inútiles empresas públicas, mal gestionadas y convertidas en refugio de súbditos leales al régimen.

Por otra parte, el mantenimiento de los niveles de bienestar al que se ha aspirado es a medio plazo insostenible, como muestra el hecho de que incluso para pagar el sueldo de los funcionarios se haya llegado a recortes drásticos en Educación y Sanidad. Así como el hecho de que la morosidad de la Administración alcance cotas nunca vistas, con el consiguiente perjuicio a empresarios y, sobre todo, a trabajadores autónomos.

El Sr. Barreda carece de capacidad de liderazgo regional, lo viene demostrando desde que José Bono lo colocó como el recambio “menos malo” que tenía en la Región. Y carece de suficiente agilidad como para dar un golpe de timón y, ante todo, de la fuerza necesaria para terminar con el poder de un aparato del partido que no estaría dispuesto a perder sus privilegios. La entrada de IU en coalición provocaría, además, un viraje hacia la izquierda populista, que difícilmente asumirían empresarios y Banca. Y, por otra parte, la escasa imaginación en materia política y económica de esta formación, algo inherente a ella, no serviría sino para incrementar aún más un gasto para el cual ya no queda dinero.

En el segundo de los casos, el Partido Popular obtiene mayoría absoluta, las incertidumbres no son menores. Las intenciones de Cospedal respecto a las necesarias reformas económicas y de la Administración Pública son todo un misterio, ya que no acaban de plasmarse en declaraciones claras y planes detallados. Máxime si consideramos que en otras comunidades, en las que gobierna el PP, el favoritismo, el endeudamiento y el despilfarro han sido tan habituales como en Castilla La Mancha, lo cual no nos hace ser demasiado optimistas. Así,  por ejemplo, a los votantes les debe interesar enormemente saber que espera hacer la Sra. Cospedal con las empresas públicas de Castilla La Mancha y si, realmente va a privatizar la TV autonómica, algo que lanzó como un órdago en determinado momento pero de lo que no se ha vuelto a oír hablar.

Por otra parte, la situación en la que va a encontrar Cospedal no es precisamente como para ser optimistas en cuanto a su gestión: una deuda inasumible, una administración en la que muchos de sus funcionarios son fieles al gobierno anterior, una organización institucional enmarañada y compleja que requeriría, sin dudas, medidas muy valientes y costosas para encauzarla, y una oposición de “izquierdas” que va a exigir de forma intolerante lo que no ha hecho en los últimos 30 años: cambios sociales rápidos y urgentes, a partir de movilizaciones que van a provocar que el clima social se vuelva realmente “duro”.

Las decisiones más importantes se van a tomar básicamente en las Cortes, y serán éstas las que determinarán la necesaria estabilidad y fortaleza de un Gobierno que, sin duda, va a sufrir enormes dificultades desde el mismo día que inicie su andadura. Ante esta situación, es muy conveniente que las Cortes de Castilla La Mancha dejen de estar constituidas por dos únicos bloques irreconciliables y sujetos a un eterno desequilibrio. Dos bloques cuyo objetivo es hacer caer el uno al otro, sin tomar como primera prioridad el beneficio del ciudadano, sino el propio.

Por todo esto se hace absolutamente necesario y de vital importancia la entrada en las Cortes de otras fuerzas políticas ajenas a las mencionadas. Estas fuerzas no sólo darán dinamismo y aportarán ideas, sino que aportarán equilibrio a la balanza cuando más necesario sea. Sin estas fuerzas políticas que deben ejercer una labor de control y aportar cordura ante un panorama en extremos desequilibrado, la legislatura venidera se puede desmoronar rápidamente o pervivir durante cuatro años en un clima de esterilidad y agonía.

Este es el panorama que nos encontramos y ante el cual los ciudadanos responsables deben posicionarse. Dado que en política no se trata fundamentalmente de solucionar problemas, sino de prevenirlos.  Ante estas hipótesis deben tomarse, a nivel individual, decisiones sobre cuál es la opción que resulta más ventajosa. El voto no es un cheque en blanco, es un préstamo revisable cada cuatro años que el ciudadano debe gestionar desde la razón y el conocimiento. Y nunca otorgarlo al “menos malo”, sino a aquel que considere que puede representarle mejor y aportar más al desarrollo de la sociedad.

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