Un saludo

A una colaboración periodística que comienza, como esta que leen, no se le da su nombre por azar o por casualidad. La propia denominación de la colaboración que nace al amparo de los amigos de MiCiudadreal, debe responder a un juego justo de intenciones y desvelos.

No es baladí, no debe serlo por ello, la pura denominación atropellada o pensada, de unas líneas con pretensión periódica. Tampoco creo que la controvertida denominación, sea un juego de enigmas, acertijos y aforismos, como ocurre a veces. Y es que, entre las muchas posibilidades disponibles, para nombrar a unas notas acopladas, se opta por una hoja de ruta, que a la postre querrá marcar la itinerancia o la errancia, que al final igual se dan la mano en las lindes de la Periferia.

He optado, pues, por denominar al bloque de  estas colaboraciones venideras, como Periferia Sentimental, para marcar distancias con lo que ocurre en la urgente actualidad con la llamada Centralidad Cerebral, que esta sí que es una metáfora de inanición intelectual. Centralidad Cerebral, como estratagema de quietud y costumbrismo y como un nuevo mantra dominante de tiempos descerebrados y ultraliberales, pese al marbete exhibido de llamada a la Centrealidad. Igual es que  la Centralidad predicada es más una estrategia ornamental de escenarios y candilejas o de mercados si se quiere, y no la pretensión de un recorrido equilibrado al camino.

Hay tal vez una repetición en esta denominación, porque toda Periferia es desde siempre, pura Sentimentalidad y mera Emocionalidad, como han demostrado algunos escritores, algunas películas, bastante tangos y algunos atardeceres púrpuras. Frente a la apariencia de racionalidad (que no de intelectualidad) del Centro, la Periferia se carga de añoranza y de cierta melancolía. Pero no por lo ido o lo perdido, sino por los que declinaron el compromiso con la externalidad de las lindes, con  la entereza de los confines y con la rareza de la extranjería.

Ocurre que esas razones de la Periferia dejan de exhibirse con el tiempo, y  uno pasa entonces a ocupar esa fría Centralidad de todos los centros posibles. Como si hubiera un tiempo para la reivindicación y la demanda y otro pausado para la quietud,  el mutismo y la conformidad. Es eso lo que enuncia Borges, como una forma de vejez o como un paralelo de la renuncia. “En aquel tiempo buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdicha; ahora busco las mañanas, el centro y la serenidad”. Toda una elipsis del paso del tiempo y de sus inquietudes. O de sus pérdidas y apagamientos. Por eso transitar la Periferia, como un ejercicio de cordura sentimental y como renuncia a seguir pensado que  otros lugares son siempre posibles.

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5 COMENTARIOS

  1. Muy bueno este comienzo pero igual de bien escrito, un poco enrevesado en cuanto al estilo literario, para mi gusto.
    No estoy diciendo – está claro – que esté en contra de este tipo de redacción, sino simplemente eso, que lo veo un poco al estilo del genial Antonio Gala, bello, pero ligeramente difícil de seguir…
    En cualquier caso y ante tanta mediocridad que suele imperar a veces en ambientes periodísticos, (no hay más que ver algunos comentarios cargados de palabras y expresiones soeces y/o malsonantes)…¡adelante, Pepe!

    • Luís Mario, compárame a lo que quieras, pero no y nunca a Antonio Gala. Me tengo en las antípodas estilísticas y sentimentales del Maestro de Braztortas.
      Lo otro, es objeto, debe de serlo, de un gran debate: ¿Cómo se debe escribir en los periódicos, hoy que van cuesta bajo y sin lectores? ¿Bajo la urgencia del momento presuroso o buscando, restos de permanencia?
      Ocurre que yo no soy del oficio, y quizás me rija por otras normas más culturales que profesionales. Respeto todo, pero observo, vengo observando que el mejor periodismo (desde Camba a Pla, desde Chaves Nogales a Vázquez Monbtalbán, desde Enric González a Joaquín Vidal) está muy bien escrito y en el fondo es muy literario. Puede que ello pese en mi forma de aoirdar las cuestiones, que no es nueva ni reciente, llevo en los papeles desde 1995 con asiduidad, y todo será cuestión de coger ladistancia adecuada alnuevo medio y a losnuevos/viejos lectores. Lo iremos viendo. Un saludo.

  2. Pues de este tenor van a ser todos los artículos. Es que no sé si es filosofía o literatura o qué. Ya me pasaba cuando escribía en otros medios. O baja a la tierra o sólo tendrá dos o tres incondicionales.

    • Con ese Alias de ‘Uno de los nuestros’ parece usted más ‘Uno de los otros’. No hay lugar a la disquisición, lea y no se precipite en juicios venideros; ya veremos lo que va saliendo.
      Por otra parte, conservo entre mis máxima una de mi amigo y maestro Antonio Martínez Sarrión. «Lectores pocos, pero los mejores». Pues eso. Y gracias por el interés.

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