Una Semana Santa inolvidable

Carmen Quintanilla, presidenta de Afammer.- Un año más nos disponemos a celebrar nuestra Semana Santa. Son éstas unas fechas muy significativas para los católicos, que rememoramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo y cuyas escenas revivimos a través de los impresionantes pasos que estos días procesionarán por nuestras calles acompañados por sus hermandades y cofradías ante la mirada de miles de personas que bien por fervor y devoción, por tradición o por curiosidad se concentrarán a lo largo de los recorridos de los desfiles procesionales.

opinionPero este año la Semana Santa, en Ciudad Real y en el mundo, hará historia porque los acontecimientos que la han precedido han supuesto un hito en la Iglesia Católica pues hemos vivido momentos que no podremos olvidar.

Hemos vivido la renuncia del Papa Benedicto XVI, que con actitud valiente y generosa decidió dejar la Silla de Pedro por el bien de la Iglesia y de sus fieles para dar paso a otro Pontífice con la plenitud de fuerzas que requiere afrontar los grandes retos que se le presentan a la Iglesia del siglo XXI. La noticia, que sorprendió a católicos y no católicos, dio la vuelta al mundo en minutos pues desde el año 1249 con el Papa Celestino V no se había producido una renuncia por decisión propia y razones espirituales en el Vaticano.

Y hace unos días asistíamos a otro momento cumbre para los católicos: la elección de un nuevo Pontífice, el Papa Francisco, que también ha pasado ya a la historia por ser el primer jesuita y el primer latinoamericano que es elegido Obispo de Roma y cabeza visible de la Iglesia en el mundo. Casualidades, o no, llama la atención el hecho de que en estos momentos tan cambiantes el nuevo Vicario de Cristo en la tierra pertenezca a la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola en uno de los peores momentos de crisis de la Iglesia como fue la época de la Reforma Protestante.

¡Habemus Papam! Francisco, como el santo de Asís que dedicó su vida a los más pobres y desvalidos. Un Papa que en todas y cada una de sus apariciones e intervenciones, con sus gestos y sus palabras desde su elección y en el inicio de pontificado nos hace intuir que con su nombramiento también habrá un punto de inflexión en la Iglesia.

Un Papa austero, cercano, comprometido “con los más pobres, los más débiles y los más pequeños”, para quien “el poder es el servicio” como afirmó en su homilía en la Misa de Inicio de su Pontificado. Sus palabras, sin duda alguna, encierran toda una declaración de intenciones sobre hacia dónde quiere el nuevo Pontífice que la Iglesia encamine sus pasos en la nueva Evangelización tan esperada y necesaria en la actualidad.

Con ese mensaje debemos quedarnos y meditar en estos días de recogimiento precisamente en unos momentos en los que la dura crisis económica que atravesamos golpea a miles de familias en España y en el mundo.

En este sentido encaja también la labor que desarrollan las hermandades y cofradías de Semana Santa en nuestra ciudad y en nuestra provincia desde su compromiso de servicio a quienes lo necesitan porque, aunque lo que más se ve son sus desfiles procesionales, a lo largo de todo el año realizan un trabajo solidario muchas veces invisible y poco reconocido a través de sus bolsas de caridad y de cualquier otra actividad que sea necesaria para recaudar fondos destinados a ayudar a aquellos que lo están pasando mal.

Por último, quiero desear a los que disfruten de estos días. Muchos de ellos, estoy segura, lo harán en familia, acudiendo a ver las procesiones o asistiendo a los cultos litúrgicos que tienen lugar en estos días y conservando así una tradición religiosa que va pasando de padres a hijos y de abuelos a nietos y que está tan arraigada en nuestra tierra.

Una tradición basada en los valores del cristianismo, tan necesarios en momentos tan difíciles como los que vivimos en la actualidad. Los valores del servicio a los demás, la generosidad, la solidaridad, la fe, el amor y la esperanza deben llenar de nuevo nuestros corazones para seguir adelante, convencidos de que sólo recobrando esos valores ahora un tanto perdidos conseguiremos una sociedad más justa y mejor para todos.

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