Culpables

A41Juanma Núñez.- Las trágicas noticias referidas al hundimiento del segundo puente en 25 días en la N-420 a su paso por Fuencaliente, hace que todo lo demás quede en un segundo plano, aplastado por la cruda realidad de la muerte de dos personas en un suceso que, como tantos otros, pudo haberse evitado si el mantenimiento obligado de la red viaria hubiera puesto su acento en los puentes, curvas, arcenes y otros elementos que hacen, de esa carretera en concreto, una especie de “patito feo” de la red, en este caso nacional.

Que nuestro enlace con Córdoba sea tan “así” da un cierto repelús. Ya no se trata de conducir más o menos ajustado a normas; de poco vale un exquisito cuidado de la mecánica de nuestro vehículo; inútil resultará conducir concentrado, descansado y atento: cuando el suelo se hunde bajo tus pies, todo se va “al carajo”.

Esta vez ha llovido al disgusto de todos

El dios de la lluvia, tan demandado en otras ocasiones por esta tierra ancestralmente de secano, ha resuelto cebarse con la península durante estos últimos treinta y tantos días de tal manera que no hay zona en nuestro país que no esté sufriendo su desmedida furia. Al menos trece puntos en las carreteras de nuestra provincia están cortados o muy afectados por el desbordamiento de arroyos y cauces que hasta ahora ni recordábamos que existieran, mientras que la saturación hídrica en otras zonas hacen que miremos al cielo pidiendo tregua y/o clemencia. Al fin, nos damos cuenta de lo pequeños que somos ante el normal ciclo de la Naturaleza y sus oleadas de borrascas atlánticas sobre el pico sudoccidental de Europa. Y, encima, Semana Santa.

Escurrir el bulto

Nuestros gestores de la Dirección General de Tráfico podrán ufanarse por el descenso de siniestros mortales en la recién concluida operación especial de la Pascua de 2013 e, incluso, sacar pecho ante la comparativa con nuestro país vecino que ha registrado unos de los peores índices de su historia; desgranarán luego estas estadísticas por edades, sexos, vehículos y, cómo no, dando presunciones de culpabilidad a los desdichados que perdieron la vida en la Semana de Pasión: el no sé cuántos por ciento iba hablando por el móvil, otro tanto conducía muy por encima de los límites y un restante porcentaje se fue de este mundo “cocido” por litros de alcohol: problema resuelto, números que cuadran, todos culpables menos una red viaria denunciada desde múltiples foros ciudadanos y que, en lugar de atender, basta con ponerle puntos negros, tramos blancos, radares móviles y helicópteros de última generación. Y mientras, en media España, los ríos se llevan a desventurados conductores. ¡País!

ElchiringuitoA41

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