Anacoluteando

Cuando asistes al lamentable espectáculo de la política provincial enzarzada en zaherir más que a defender alternativas razonables, encono que se agudiza cuanto más se constriñe el espacio de la refriega, lamentas que Hitler no invadiera España pasándose por el mismo forro el saludín hendayino del general superlativo. Manuel ValeroDetenerse a especular derivadas de la Historia para seguir aferrado a lo que pudo haber sido y no fue, no sólo es un inútil bucle que te lleva espiralmente al vórtice de la melancolía sino una pérdida de tiempo como todo el mundo sabe. A menos que logremos domeñar el tiempo y detener su cabalgadura inexorable hacia un destino insondable… no hay nada que hacer. Pero vayamos al grano que anacoluteando más de la dosis uno puede acabar enredado en lianas argumentales demasiado ajenas al asunto que nos ocupa. Verán, mantengo la teoría de que si Hitler, ciego de poder, se hubiera secado la entrepierna con el papel de la neutralidad blanda de su colega del sur, y hubiera decidido tomar España como el sol del III Reich a estas alturas seríamos un país con criterio en el club de lo paises vivos, normalizados y con todas las cuentas pendientes resueltas, así sea el iracundo debate Iglesia-Estado, los nacionalismos pelmazos (lo que peor que le puede pasar a un ideal es que aburra, Oscar Wilde dixit) o el valor artistico y cultural del toro de Osborne, que para esto hay diletantes con teorias encontradas. Prosigo. Después de soportar la bota teutona unos añejos hubiéramos tenido la gran oportunidad histórica de ser liberados… por los americanos, vale, pero liberados, joder. A partir de aquí la derivada se desarrolla casi sola. Si España hubiera sido territorio nazi, con o sin el concierto de Franco, los americanos hubieran acabado, oh albricias, con dos pájaros de un tiro, hubieran traido dólares a cascaporro y el tio Sam-Marshall hubiera puesto una sucursal ibérica haciendo añicos la moratoria jamonil de prosciutto crutto y mandado para los USA, serranos al uso de pitanza inapelable. Y fin de la historia, de este capítulo de la historia, quiero decir, que la historia lleva su carro y a muchos nos montará y por encima pasará de aquel que quiera negarlo, que cantaba Pablo Milanés en su tema Canción para la unidad latinoamericana, que está hoy más en sintonia que nunca por el arrabal del popularsocialismocristiano. Regreso. Lo más probable es que los americanos hubieran reinstaurado un sistema democrático, esto es, hubieran repuesto la III República -¡¡la Tercera de manos yanquis, qué fuerte!!- y hubiéramos transitado casi toooodo el siglo XX republicanos y democráticos, federales y laicos pero no descreídos como nuestros amigos europeos… Con tiempo suficiente para espantar los espantajos, putos, pesados, plastas y malolientes fantasmas españoles de toda españolidad. Y así los niños, ojo, los niños no hubieran tenido que pedir porfa a los mayores menos moco verde en los esputos de la batalla, un poco más de respeto por el adversario, y todavía más por el otro medioambiente que somos nosotros, las personas, como decía un amigo mío, ecologista un poco a su way. (Era muy guay)Y así el alcalde de Alcázar, Diego Ortega– vamos aterrizando- no hubiera tenido que expulsar al concejal socialista Fernando Sánchez Bódalo del plenario por llamarle facha, porque la palabra facha estaría descatalogada, en el manual de la dialéctica fungible, como lo estarían rojos, fascistas, antifascistas, derecha, izquierda, que ¡¡todavía!! utilizamos en los tiempos del ordenador orgánico (al tiempo) y de las ruedas de prensa en estado plasmático (Rajoy). Pero, no el señor de los anillos nibelungos no tomó España,.la dejó a su suerte y así anduvimos por el páramo de Mordor hasta hace bien poquito que pareció lucir el sol y ahora estamos de nuevo con esa pátina de antiguos que no nos quita nadie, si no somos capaces de aprovechar el descascarillamiento general para reactivarnos desde abajo sacudirnos como hace el perro al salir del agua y caminar con donosura a donde sea menester. Pero con el ánimo alzo y la mano cálida, nuevos y sabios, con la piel vieja sobre las rocas para que se la lleve la marea.

CODA.- Luis García Berlanga lo pintó todo en una pelicula tan magistral como cruel, en 1953 cuando España tenía un pie en la ONU: Bienvenido Mister Marshall. Pero esto se lo dejo a mi colega José Manuel Campillo, que lo borda

Manuel Valero

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7 COMENTARIOS

  1. Por alusiones. Después de enseñorear tu pensamiento con una pluma tan excelsa, que la despedida sea una loa a mi columna es lo mejor que me ha pasado esta semana. Bueno, si no tengo en cuenta que el otro día me dijo una señora que para la edad que tengo…no estoy mal. Ya me conformo con eso (y creo que mentía).
    Este es un país que pudo ser y no fue, pero quiero pensar que será.
    Un fuerte abrazo.

  2. ¡Habiendo tan buenos españoles es de todo punto necesario que algun día así sea… y será. Los tiempos están cambiando, Dylan dixit y digo yo.

  3. Si hay alguien que aún no conozca la diferencia entre un gran artículo y una buena redacción, que lea y compare a Valero con casi todos los demás.

    • Permíteme, Carmen, un matiz con todo mi respeto: no es necesaria esa comparativa. Te agradezco que mis escritos te gusten, como habrá gente que no, pero si de alguien tengo que aprender, y lo digo, sinceramente, es precisamente, de mis compañeros de sección.

  4. Bueno, no creo haber incurrido en el pecado de compararlo con colegas de sección …. he comparado con todos los periodistas de todos los diarios … y creo haber escrito «casi». En cualquier caso, pido perdón por pecar de ese vicio tan nuestro, el de ser excluyentes: si gusta Serrat no puede gustar Aute, si adoramos a Silvio Rodríguez es para acto seguido defenestrar a Milanés… pero no había dolo.

    Excuse me. De algún modo tiene razón, lo he puesto en un brete, sirva como eximente que leo a todos sus colegas y a otros muchos de otros diarios. Me gustan Campillo, Romera y Cerro algunas veces , como también algunas veces me disgusta usted. Qué impertinente soy, ay,ya me lo decía mi madre.

  5. Un artículo, Manuel, muy bien escrito en el que planean conceptos sin hacer ruido, como si se tratara de un vuelo de palabras…sin motor.

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