Emprendedores I. ¿El ocaso del trabajo?

Fermín Gassol Peco.- “Bienaventurado aquel que ha encontrado su trabajo; que no pida más” (Thomas Carlyle). ¡Trabajo! Es la petición de muchas personas que se encuentran en paro. ¡No encontramos trabajo, queremos que nos den trabajo! Es el grito de exigencia que se puede oír en cualquier manifestación reclamando ese primordial derecho. Pero esta justa petición por tenerlo ¿Hacia quien va dirigido? ¿Trabajar dónde y cómo?
fermingassol
Estas son las preguntas que me hice al oír la frase de denuncia lanzada al aire por una de las ganadoras de los premios Goya. Porque me da que clamar en voz alta pidiendo hoy un trabajo es como hacerlo en el desierto…no porque no haya nadie que lo oiga sino porque nadie se da por aludido.

Y es que el trabajo no es un ente fijo que aparece invariablemente cada día, volando por el cielo o corriendo por el suelo al que se puede dar caza; no es una cosa que exista de antemano y de la que se puedan aprovechar con total seguridad un número indeterminado de personas. El trabajo es un bien que proporciona estabilidad económica a quien lo tiene pero no olvidemos que siempre es consecuencia de una demanda creada por y para los demás.

Existen tantos trabajos como necesidades tiene el hombre. De ahí que no todos puedan tener la misma consistencia ni permanencia en el tiempo. Por diferenciarlos de alguna manera, los hay que corresponden a necesidades coyunturales, consecuencia de un determinado auge más o menos duradero de bienestar social, como ha sucedido en estos años y aquellos que se corresponden con necesidades más básicas e inherentes a las personas en situaciones más estables. Incluso en este último caso, el número de puestos de trabajo que cubren estas necesidades viene marcado también por las posibilidades económicas del grueso de la población. El trabajo es pues algo que fluctúa, porque se crea y se destruye según el entramado y la demanda social que existe sobre él.

Por otro lado, hoy nadie está a priori en posesión del trabajo como si fuera un objeto en el mercado. Y es aquí donde surge la pregunta fundamental cara al futuro. ¿Existen dos clases de ciudadanos,…unos que tienen la obligación de dar trabajo y otros que sólo tienen derecho a recibirlo? Dicho de otra manera. ¿Quiénes están obligados a proporcionar trabajo a otros? Y una más: ¿Quién tiene derecho a demandar de alguien que le dé trabajo?

La sociología del mercado laboral ha cambiado en estos últimos tiempos de una manera muy importante. Hace siquiera treinta años, la pirámide productiva era nítida en el mundo de las empresas privadas. Pocos empresarios y muchos trabajadores. O mejor dicho, pocos propietarios y muchos asalariados. La elección era simple. O se hacían oposiciones para trabajar en la Administración, o salvo las pequeñas excepciones de comerciantes, se estaba obligado a trabajar para un “amo”, que así llamaban entonces a los propietarios de las empresas. El tejido intermedio creado por pequeñas empresas no tenía relevancia.

Hoy como decía más arriba, la estructura socio laboral no es la misma, no existe una pirámide con un perfil tan vertical e inaccesible, más bien existen pirámides adosadas a otras más grandes formando como adherencias que suponen a modo de escalones por los que se puede transitar. De tal manera que en el horizonte ya no aparecen solamente inmensas moles aisladas sino que a su lado existen otras en principio más pequeñas que cubren esos vacios que antes aparecían entre ellas.

Esas peldaños son las pequeñas empresas y autónomos. Personas que a base de creatividad, trabajo, desvelos y capacidad, han iniciado un negocio que con el tiempo quizá llegue a igualar a aquellos entre los que nació. Me estoy refiriendo a esos trabajadores que dejaron la ahora imposible tranquilidad de un sueldo para asumir la incertidumbre de un riesgo. Dicho en lenguaje actual, decidieron ser emprendedores. Y creo que por aquí está buena parte del futuro y la solución a este enorme atasco laboral.

Porque el problema hoy es que tanto unos como otros, empresarios de mayor o menor calado y trabajadores, están sumidos en una gran crisis de trabajo. La lista de autónomos y asalariados que se encuentran en paro aumenta sin cesar. Esta crisis está afectando no solamente a los que buscan su primer empleo y no digamos ya si es en algo relacionado con la formación recibida. Su siniestra sombra ha llegado a tocar a quienes se sentían muy seguros, bien por la cualificación de su profesión o por el tiempo que llevaban ejerciéndola.
¿Qué ha sucedido para que se haya destruido tanto empleo, incluso aquél que se encontraba más o menos consolidado en el tiempo?

Establecer la línea que divida aquellos despidos consecuencia de un auge económico temporal, de otros que corresponderían a trabajos más estables, es tan difícil como trazar una raya en el agua, que además en cualquier caso tendría un trazado muy quebrado. Sin embargo, al menos en el caso de los primeros, tengo mi propia teoría: La crisis económica actual, creo tiene su origen en un hecho que presenta una doble cara. Hemos vivido de un dinero que no existía y que por tanto no generábamos y del dinero de unas subvenciones que pensábamos iban a suplir “in aeternum” las rentabilidades del negocio. Es decir, la ilusión de nuevos ricos o la falta de costumbre en el manejo del dinero. Y así andamos ahora, desilusionados y sin apenas dinero para poder manejarlo.

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5 COMENTARIOS

    • Desde luego que la situación raya en lo dantesco. Pero de alguna manera hay que salir de esto, aunque no sabemos lo que nos espera. Lo difícil es crear riqueza. Por lo demás…te deseo que encuentres trabajo cuanto antes. Un saludo.

  1. La realidad es que los mayores de 40 años que han tenido un trabajo y un sueldo digno y que, en su mayoría, están despedidos, en eres o en proceso de rebaja de sueldo y condiciones, lo mejor que pueden hacer ahora mismo es lanzarse a la piscina (siempre en equipo) montar un negocio con lo que sepan hacer y rodearse de gente joven que quiera empezar a trabajar y tenga buena formación.

    Los emprendedores deben estar cerca, muy cerca de la innovación y muy bien relacionados con aquellos centros de investigación que puedan ayudarles en las partes más teóricas de su labor (centros jurídicos, empresariales, industriales etc etc).

    Pues lo cierto es que las universidades están ansiosas que recibir emprendedores que quieran poner en el mercado laboral a sus egresados, ya que ahora mismo son fábricas de parados.

    Por lo tanto, todos aquellos que tengan una experiencia profesional interesante, que no le tengan miedo a emprender y que sean capaces de trabajar en equipo, que se lancen y empiecen a crear micropymes. No hay que pensar en pymes, eso ya llegará. Ahora solamente micropymes con el apoyo de otros emprendedores.

    Lamentablemente a las administraciones mejor dejarlas de lado (siempre conviene ver si hay algo para aprovecharlo, pero os aseguro que ahora mismo solamente hay falacias, como la Ley de Emprendedores, que es una aberración).

    Hay herramientas como Linkedin, muy interesantes para encontrar sinergias y, sobre todo, hay centros de empresarios donde bullen las ganas por hacer cosas y salir del atolladero.

    Eso sí, una petición. POR FAVOR. Los que emprendáis, no seáis tan hijos de satanás como los que han pasado por CEOE, CEPYME etc etc.

    Si emprendéis, respetad a vuestros empleados, dadles alas, confiar en ellos, pagarles un sueldo decente y, si se lo merecen, que tengan la categoría de socios.

    Si no lo hacéis correréis la misma suerte que aquellos que ahora están imputados, investigados por la fiscalía o juzgados. Porque ser empresario es un honor, en un reto, es un orgullo y no lo que representan los Díaz Ferrán y CIA.

    Un empresario es un prohombre que ayuda a su comunidad, que hace evolucionar la sociedad y que trae el pan cada día a muchas familias de su alrededor.

    Y, os recuerdo, en las universidades están hambrientos de emprendedores y con muchas ganas de ayudarles. Nadie dijo que fuera fácil pero, o eso, o años de paro y miseria. Las administraciones están a favor de erradicar el paro juvenil, aprovechaos de eso y contratad a jóvenes que os ayuden a emprender.

    • Caramba Blister….que bien te explicas. En el fondo lo que hace de la economía un valor positivo es la honestidad con que se aplica. Creo que el problema de fondo actual no es primariamente económico, sino moral. Lo demás es consecuencia.
      Un saludo.

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