El ojo de la esperanza

(Editorial de www.tablasdedaimiel.com).- Cuenta la leyenda que un ojo del Guadiana se tragó a una señora duquesa que se disponía a vadear el río con un lujoso carruaje llevándose por delante sus esbeltos caballos y todo el equipaje al que no le faltaba detalle como correspondía a una dama de semejante postín. La historia se repite y una nueva señora todopoderosa de nombre Ignominia pretende soslayar la existencia de ese mismo ojo y pasar por encima de él.

opinionCuando tablasdedaimiel.com se acercó el 29 de Julio a los Ojos del Guadiana asombrados de que en mitad del tórrido verano manchego aflorara agua en uno de los viejos ojos, no podíamos imaginar que la cadena de afrentas públicas al dominio público del río retomase con virulencia su curso ante esta esperanzadora noticia. La retroexcavadora que arremetió contra el ojo (qué triste fue recordar idénticos episodios en los 70) fue el pistoletazo de salida que nos obligó a divulgar lo que estaba ocurriendo antes, incluso, de su total comprensión. A partir de entonces más allá de fijarse en lo que estaba sucediendo en el mismo río, el intento fue desviar la atención hacia la pregunta de si aquello era un ojo o no. Nos dimos cuenta de que la estrategia era “tapar” todo aquello cuanto antes con acusaciones de “falso ojo” y que, en realidad, lo que se intentaba ocultar era la vergüenza que suponía para todos aquella imagen que se convertía en el paradigma de que el saqueo del Guadiana permanecía en pleno S.XXI.

¿Qué podíamos hacer? ¿Mirar hacia otro lado? No pueden existir unas Tablas de Daimiel sin Ojos del Guadiana, pero, si no fuera suficiente motivo, el vínculo que por unas razones u otras nos une al Guadiana nos obligaba a sostener la bandera del ojo recién aflorado. Y la ciencia, que es muy tozuda, apareció como aliado inesperado planteando la hipótesis de que pudiéramos estar ante un fenómeno lógico por las características de las aguas subterráneas, por lo que las acusaciones de falsas alarmas, falsos ojos, sensacionalismo, etc., quedaban en evidencia. Pero la maquinaria de la ignominia redobló sus fuerzas. Había que evitar la “peligrosa” noticia de que un ojo había manado. La misma institución (IGME), que había dado la voz de alarma ante los hechos que se estaban produciendo, se utilizaba como arma arrojadiza por parte de los que querían acelerar la defunción del ojo antes de un análisis científico más detallado.

Los anuncios de la Confederación Hidrográfica del Guadiana de retomar el expediente para deslindar el dominio público (tarea pendiente desde hace 20 años) y la campaña de la Asociación Ojos del Guadiana Vivos para una ampliación del Parque Nacional de Las Tablas desde Molemocho hasta los Ojos, que ha conseguido 600 apoyos en poco más de 24 horas, son ejemplos clarividentes de que el carro de la ignominia se está frenando.

En este punto del camino, redoblamos nuestro compromiso con el patrimonio natural y cultural de la zona. Nos sentimos unos privilegiados por poder divulgar todo lo que vamos descubriendo en nuestra andadura y lo seguiremos haciendo. Nuevos estudios sobre nuestro acuífero se presentarán este próximo otoño, los hallazgos arqueológicos en la zona se suceden y unos meses venideros con lluvias afianzarán más rápido de lo que creemos la recuperación del Guadiana. Todo lo contaremos, pese a quien pese.

EL OJO DE LA ESPERANZA
(Editorial de www.tablasdedaimiel.com)

Cuenta la leyenda que un ojo del Guadiana se tragó a una señora duquesa que se disponía a vadear el río con un lujoso carruaje llevándose por delante sus esbeltos caballos y todo el equipaje al que no le faltaba detalle como correspondía a una dama de semejante postín. La historia se repite y una nueva señora todopoderosa de nombre Ignominia pretende soslayar la existencia de ese mismo ojo y pasar por encima de él.

Cuando tablasdedaimiel.com se acercó el 29 de Julio a los Ojos del Guadiana asombrados de que en mitad del tórrido verano manchego aflorara agua en uno de los viejos ojos, no podíamos imaginar que la cadena de afrentas públicas al dominio público del río retomase con virulencia su curso ante esta esperanzadora noticia. La retroexcavadora que arremetió contra el ojo (qué triste fue recordar idénticos episodios en los 70) fue el pistoletazo de salida que nos obligó a divulgar lo que estaba ocurriendo antes, incluso, de su total comprensión. A partir de entonces más allá de fijarse en lo que estaba sucediendo en el mismo río, el intento fue desviar la atención hacia la pregunta de si aquello era un ojo o no. Nos dimos cuenta de que la estrategia era “tapar” todo aquello cuanto antes con acusaciones de “falso ojo” y que, en realidad, lo que se intentaba ocultar era la vergüenza que suponía para todos aquella imagen que se convertía en el paradigma de que el saqueo del Guadiana permanecía en pleno S.XXI.

¿Qué podíamos hacer? ¿Mirar hacia otro lado? No pueden existir unas Tablas de Daimiel sin Ojos del Guadiana, pero, si no fuera suficiente motivo, el vínculo que por unas razones u otras nos une al Guadiana nos obligaba a sostener la bandera del ojo recién aflorado. Y la ciencia, que es muy tozuda, apareció como aliado inesperado planteando la hipótesis de que pudiéramos estar ante un fenómeno lógico por las características de las aguas subterráneas, por lo que las acusaciones de falsas alarmas, falsos ojos, sensacionalismo, etc., quedaban en evidencia. Pero la maquinaria de la ignominia redobló sus fuerzas. Había que evitar la “peligrosa” noticia de que un ojo había manado. La misma institución (IGME), que había dado la voz de alarma ante los hechos que se estaban produciendo, se utilizaba como arma arrojadiza por parte de los que querían acelerar la defunción del ojo antes de un análisis científico más detallado.

Los anuncios de la Confederación Hidrográfica del Guadiana de retomar el expediente para deslindar el dominio público (tarea pendiente desde hace 20 años) y la campaña de la Asociación Ojos del Guadiana Vivos para una ampliación del Parque Nacional de Las Tablas desde Molemocho hasta los Ojos, que ha conseguido 600 apoyos en poco más de 24 horas, son ejemplos clarividentes de que el carro de la ignominia se está frenando.

En este punto del camino, redoblamos nuestro compromiso con el patrimonio natural y cultural de la zona. Nos sentimos unos privilegiados por poder divulgar todo lo que vamos descubriendo en nuestra andadura y lo seguiremos haciendo. Nuevos estudios sobre nuestro acuífero se presentarán este próximo otoño, los hallazgos arqueológicos en la zona se suceden y unos meses venideros con lluvias afianzarán más rápido de lo que creemos la recuperación del Guadiana. Todo lo contaremos, pese a quien pese.

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