Femenino rural

José RiveroSi es cierto lo afirmado (y no tengo razón alguna para dudar de ello) por Macarena Moya, Presidenta de la Cooperativa Nuestras Señora de Mairena de la localidad de Puebla del Príncipe, algo ocurre en el medio rural. Dice la Presidenta de la citada Cooperativa que “la pervivencia del campo y de las zonas rurales, pasa por las cooperativas y por las mujeres. Sin estas, los pueblos no tienen futuro”. Vamos que el campo y su equivalente, el medio rural, son netamente femeninos, pese al género de su designación. Puede que sea esta forma de visualizar el campo una nueva revolución en ciernes que habrá que analizar: de lo rural a lo femenino.

mujerrural01 La Revolución industrial decimonónica, se caracterizó entre otras cosas significativas, por un abandono  poblacional del medio rural y por un incremento enorme del empleo industrial frente a la tradición agraria precedente. Abandono rural, como el que estamos contemplando en China, con esos movimientos migratorios internos, vividos de forma acelerada que despueblan grandes extensiones del país y colmatan otras hasta densidades siderales. Verificando lo que el sociólogo francés Henri Lefebvre definió, en el siglo pasado, como ‘De lo rural a lo urbano’. Y esa es la realidad creciente.

El caso español, ya en el siglo XX y con una Revolución Industrial diferida en el tiempo por muchas razones, mostró que la población activa agrícola, pasó del 65-70% de principios de siglo, al 10% del final de ese periodo y hoy está ya en el 5%. Algo parecido podría decirse de la participación de la Renta Agraria en el PIB, que desde el 46,4% sostenido en 1901, ha llegado a ser el 2,5% actual. De igual forma que el peso de la población rural no deja de decrecer continuamente; cada vez más, crece el porcentaje de población asentada en las ciudades, frente a la lenta extinción de millares de pequeños pueblos.

Que el problema no es nuevo, es evidente si contemplamos las diferentes medidas y desarrollos verificados a lo largo del siglo XX español.  Aún en 1968 se produjo una tardía Ley de Ordenación Rural, doce años más tarde que se produjera el fundamento normativo de la Ley del Suelo y Ordenación Urbana.  Aunque el efecto previsto en ambas normas llegaba cuando buena parte de los movimientos migratorios, con los consecuentes incrementos/decremento poblacionales ya se habían producido. Baste recordar que en Castilla-La Mancha, como región de perfiles agrarios, entre 1950 y 1981, se había producido una caída poblacional desde el 7,21% sobre el total nacional, hasta el 4,31%; producida por la salida migratoria de más de 500.000 ciudadanos. Algo similar podríamos decir de Andalucía  y Extremadura.mujerrural02

Y ahora el problema Ciudad/Campo se acentúa, por la falta de viabilidad económica de cientos de municipios en regresión poblacional  y económica; al mismo tiempo que se mantiene la necesidad de ‘fijar población al campo’ para mantener unas productividades agrarias imprescindibles para el mercado alimentario. Pero  ocurre que el modelo de Ordenación Territorial que se  ha propalado en los últimos años de esplendor inmobiliario y de ‘Majeza turística’, ha beneficiado la colmatación urbana y ha favorecido la desertización rural; siendo en 2007 el peso de la población rural del 21,8%, casi la mitad que en 1950. Así, además, entre 1987 y 2006 el  consumo de suelo ha sido de 307.065 hectáreas, elevándose la superficie artificial (suelo no natural) a 1.017.400 hectáreas; mientras que decrece la superficie cultivada de forma evidente.

Frente a lo afirmado por Mairena Moya, llama la atención lo expuesto en el trabajo colectivo de 2009 ‘La población rural de España’. Uno de los principales rasgos que caracterizan a las poblaciones rurales es la considerable masculinización. Cuando hablamos de masculinización rural nos referimos a un desequilibrio demográfico que se concreta en un déficit de mujeres respecto a la proporción que naturalmente debiera existir entre los dos sexos o razón biológica”.

Frente a la duda de masculinización / feminización del medio rural, se suscitan nuevas claves. Y por ello, sí que hay concordancia con los problemas derivados de la relación Mujer/medio Rural, como señala el estudio citado: “La falta de mujeres en esas edades estratégicas tiene un tremendo impacto en la sostenibilidad social de las comunidades rurales. Ello se debe, en primer lugar, a que las mujeres son un elemento imprescindible en la formación de familias, y a la importancia que la formación de familias tiene no sólo en el sostenimiento demográfico de la población mediante la fecundidad, sino también en el equilibrio emocional y el bienestar social de las personas”. Por lo demás, se puede concluir que “uno de los hechos empíricos que conforman la diferenciación rural-urbana es la mayor feminización de las áreas urbanas frente a las áreas rurales”.

Efecto paradójico ya que  “La situación esperada sería precisamente la inversa, ya que si el medio rural está más envejecido y la feminización aumenta con la edad, como consecuencia de la mortalidad  diferencial de género, sería lógico pensar que el medio rural debería estar más feminizado que el medio urbano. La realidad es justo la contraria”. Circunstancia de masculinización frente a feminización, que tiene también sus procesos históricos. Y  así “Si atendemos a la evolución histórica de la masculinización rural en España, hay que señalar que el momento culminante corresponde a los años setenta, momento en que la sobre emigración femenina rural alcanza un mayor volumen”.

Luego la preocupación del Medio Rural por la mujer, no es tanto su presencia activa como su abandono y las consecuencias que ello deriva. Y de ahí la nueva visibilidad de la mujer en el medio rural, que es más que significativa, necesaria. Y esa visión nos la proporciona esa suerte de asociacionismo  rural femenino; controlado, curiosamente, por las dirigentes conservadoras Carmen Quintanilla y Lola Merino de AFAMMER y AMFAR respectivamente. Asociaciones relativamente jóvenes,  constituidas en 1995 y 1991 respectivamente; es decir, cuando buena parte de los problemas suscitados por el Medio Rural, eran ya puro campo de batalla abierta. O incluso, batalla perdida, y pese a ello, se pone en marcha este modelo asociativo rural y femenino.

Periferia sentimental
José Rivero

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6 COMENTARIOS

  1. ¡Caramba D.José…otro elaborado artículo que bien pueden ser unas páginas sacadas del I.N.E. muy bien trabajadas y sobre todo»escribidas».

  2. De algún modo esta tendencia forma parte, y hasta sea una de las primeras causas o «síntomas», de la «modernidad líquida» que comentábamos hace días. Un proceso «desolador» (también de abandono del suelo) que junto a un desempleo masivo, son los efectos de ese engaño al que la excesiva industrialización y terciarización del suelo y la economía moderna nos ha llevado. En ese tiempo del que hablas el éxodo (que es un destierro) fue mayoritariamente femenino porque las labores agrícolas (y hasta las herencia patrimoniales en forma de tierra) recaían sobre los varones (que se estilaba) y a la mujer (que quizás el mundo urbano, por sus comodidades, pudiera atraer más) no le quedó más salida que emigrar. Esto reviste enorme gravedad porque no por disminuir la población han dejado de necesitarse manos para el cuidado de bosques y tieras cultivables. Se da, por otro lado, la circunstancia que este, inducido, abandono gradual del agro lleva a paradojas graves tal como las de esas provincias (y no pocas) en las que la capital roza el 99% del total poblacional en tanto cientos de pueblos no llegan al 1% en su conjunto. Y reviste gravedad por cuanto multitud de equipamientos sociales (educativos, sanitarios, etc.) o no se cubren con equilibrio o justicia o son gravosos para el erario por descompensación con las rentas agrarias y presupuesto; lo que no ocurre en la nuestra que es una de las más equilibradas a este respecto, al existir muchas cabeceras comarcales con población suficiente al efecto (siendo nuestra «capitaleja» la segunda de menor índice del conjunto nacional lo cual, como vemos, no es malo, sino bueno). Aunque no es el caso que nos comentas, o del Campo de Montiel, que junto a la de los Montes corren similar peligro que todas las de esas provincias casi «desertizadas». Creo, en fin, que algún remedio, imaginativo, y desde las instancias corespondientes, habría de buscarse para tratar de reequilibrar esta situación, que se nos está yendo, cada día más, de las manos, y en este sentido, el papel de la mujer, y no solo en su función «reproductiva», parece clave para un hipotético renacimiento del mundo rural..

    • Creo Carlos, que el ‘Problema Territorial de España’ no es sólo la Estructura Autonómica del Estado. Sino los Desequilibrios del Medio Urbano/Medio Rural, que inciden en la despoblación de buena parte del territorio, en la falta de sostenibilidad del Medio Físico y ahora en la misma viabilidad de muchos municipios del interior. Y eso debe requerir respuestas imaginativas y creíbles.

  3. ¿Todavía hay alguien que cree que los problemas de las mujeres del medio rural le importan a Carmen Quintanilla? Lo que verdaderamente le importa es trepar y ser necesaria e incluso imprescindible en el PP de Ciudad Real. Pobres de las mujeres del medio rural. Evidentemente, ni es del medio rural, ni del medio agrario. ¿Qué puede defender alguien, que no vive ese problema, ni esa realidad? Nada, la pobre afammer, no ha sido una entidad para trabajar por las mujeres del ámbito rural, sino un plataforma personal para ella y luego dando lecciones de ética y moral tan tranquila, como el que no entiende nada.

    • Algo huele a podrido en el campo. Cuando las cabeza de las organizaciones rurales de mujeres, aparecen abanderadas por mujeres urbanas y ajenas a toda la problemática rural. Es como si un laico liderara agrupaciones religiosas. Pues eso, impostura rural.

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