Eusebio Gª del Castillo Jerez.– La banda de Lázaro es un espectáculo inusual. Basado en el Lazarillo de Tormes, aúna un clásico del siglo de oro adaptado con música popular; un actor monologuista, Pedro Miguel Martínez, con una banda de música, la de Torralba de Calatrava. Este jueves, 20 de febrero, se representa en el Teatro Municipal Quijano de Ciudad Real a las 20:30 horas. Sobre esta obra y su montaje, charlamos con el actor, Pedro Miguel Martínez, que da vida a un Lázaro maduro y «en la cumbre de toda buena fortuna».
¿Qué es La banda de Lázaro?¿Un musical, una comedia…?
La banda de Lázaro es un proyecto que nació a partir de guión de Antonio Serrano, ganador de un premio Max, que ha sido director durante años de las Jornadas del Siglo de Oro de Almería. Hizo un guión sobre La vida de Lazarillo de Tormes para ser interpretado por un actor y con una banda de música. Éste fue el proyecto, que cayó en manos la alcaldesa de Torralba de Calatrava, María Teresa González y en manos de La Cantera Producciones, de Antonio Laguna y Ángel Luis Colado. Entonces, a través de Antonio Serrano, me la ofrecieron.
La experiencia ha sido estupenda porque Antonio Laguna pensó en trasladar la historia a los años cuarenta, por crear un paralelismo entre la época de miseria y de hambre del Lazarillo con lo que fue el final de la Guerra Civil española y el principio de la posguerra, y también, de alguna forma, guardar un paralelismo con lo que está ocurriendo ahora. Así, este personaje de Lazarillo tenía una lectura en el tiempo.
Trata de un vocalista, Lázaro González, que va con su banda, y no sólo cuenta una historia, sino que también canta canciones de la época, de los años cuarenta, que tienen que ver con la vida del Lazarillo. Canciones como Rascayú, Angelitos negros, A la lima y al limón, Mi casita de papel o algún tango, como El choclo. Son canciones que van saliendo a lo largo del monólogo, con letras que se han adaptado un poco al argumento. Detrás tengo la banda de los cincuenta músicos, en este caso la Banda de Música de Torralba de Calatrava.
¿Qué recorrido ha hecho La banda de Lázaro?
Se estrenó en el Patio de Comedias de Torralba el verano pasado en dos sesiones, con el teatro lleno, y luego se hizo en algunas localidades más como Miguelturra o Bolaños de Calatrava. Ahora venimos a Ciudad Real y hay otras plazas por donde va a seguir el espectáculo.
Esa mezcla de literatura clásica y música popular suena como agua y aceite ¿cómo habéis conseguido fusionarlas?
Pues no veas cómo funciona. Yo me presento como un vocalista, como un hombre que va de pueblo en pueblo, contando y cantando historias que le gustan. Inmediatamente se convierte en Lázaro, que ya desde la madurez, cuenta toda su historia, desde su nacimiento.
Además de estas canciones, la banda además toca piezas para ilustrar algunos momentos y termina interpretando Suspiros de España, en homenaje a toda esa gente que, a principios de los años cuarenta, tuvo que abandonar nuestro país; para todos lo que lo tienen que hacer después, y en homenaje a todos esos lazarillos que van de oficio en oficio, cambiando de dueño y cambiando de ciudad, de pueblo e, incluso, de país.
¿A tu Lázaro le queda algo de pícaro?
Lázaro lo cuenta, como el dice, en la cumbre de toda buena fortuna. Porque él ya encontró un oficio, el de pregonero, y desde ahí, casado y en su madurez, parece que está en una situación estable. Desde ahí cuenta todas sus aventuras. Lo que pasa es que, en fin, no es muy feliz… no estamos seguros de la fidelidad de su mujer; hay otra persona metida por ahí… bueno, es un poco lo que cuenta.
Esa atmósfera de pesimismo del Lazarillo original será difícil mantenerla con una orquesta detrás… ¿no?
La mezcla funciona muy bien porque, aunque el relato es muy patético y en él hay momentos duros, evidentemente se está contando desde la distancia. Lázaro ya pasó todo esto, aunque sigue siendo un pobre hombre que se ha convertido en vocalista, que es como un nuevo juglar que cuenta la historia.
¿Qué destacarías de la adaptación de Antonio Serrano?
Antonio me envió el guión y me dijo «Perico creo que esto es para ti». Era precioso de leer y también de escuchar. La gente se queda muy clavada escuchando el relato en sí porque es que es muy bonito. Hay una presentación donde se hice «hola estoy aquí para que ustedes pasen un buen rato, una buena velada, ya sabemos que los tiempos son malos pero tenemos que alegrarnos…» y a partir de ahí empieza un relato que tiene muchas partes humorísticas donde la gente se ríe; pero llega un momento en el que este hombre habla de miserias, de maltrato, de todo lo que a él le fue pasando.
La verdad es que es un invento muy original que, gente del teatro, programadores que han venido a verla, reconocen que es una cosa que se ve muy pocas veces. Un monólogo de un actor con una banda de música detrás que se ensambla muy bien. Eso es un poco Lázaro.
Ya sabes que en los pueblos se comenta todo y van diciendo por ahí que eres medio torralbeño
(Risas)…Bueno, la verdad es que, a través de Antonio Serrano, conocí a María Teresa González, la alcaldesa de Torralba de Calatrava hace años en el Festival de Almagro, y hubo, la verdad, un feeling muy bonito entre nosotros y ya hablamos de ir a Torralba a hacer algo. Además, como ella tiene ese precioso festival de teatro que cada año se afianza y ese patio de comedias tan bonito, pues surgió esta ocasión y ya, entre ensayos y tal, he hecho amistad con gente de allí. Por ejemplo, tengo una relación amistosa muy bonita con Fran Velasco, el director de la banda, y su familia.
Volvimos a hacer la función en la plaza de Torralba delante de todo el mundo, una función especial por las fiestas. Y también he vuelto con motivo de Santa Cecilia, la patrona de la música. Me llamaron, «vente, estas unos días con nosotros… «, bueno, pues vine y en mitad del concierto de Santa Cecilia tuvieron la amabilidad de nombrarme miembro de honor de la Banda de la Asociación Musical de Torralba de Calatrava. Fue un momento muy bonito e inesperado para mí. No me quisieron decir nada. Así que, sí, soy un poquito torralbeño. De corazón desde luego.
¿Cómo fueron los ensayos y el trabajo con la banda?
Lo que hicimos primero fue una selección de música, elegimos las canciones que podían estar en el repertorio de la banda o las que podían adaptarse. Entonces Fran Velasco se puso a trabajar con sus músicos y, por otra parte, Antonio Laguna, Rodrigo Manchado y yo nos pusimos a trabajar en la parte dramática. Yo tenía claro que tenía que llegar a Torralba con el texto aprendido para poder trabajar con soltura. Y los ensayos fueron muy bien, y con la suerte de que Antonio Laguna es un hombre muy imaginativo. Yo iba y venía de Madrid, que ahora es muy cómodo, y pocos días antes de la función nos juntamos todos y empezamos a trabajar con la banda. Nos subimos al escenario, hicimos los ensayos generales y luego dos sesiones en el festival de Torralba.
¿En tu trayectoria te has enfrentado a algún papel similar a éste?
Yo llevo haciendo verso 25 años. Con mi maestro Miguel Narros estuve quince años de mi vida como actor y ayudante. Me enseñó tantas cosas, y entre ellas a amar el verso. Hicimos juntos un Tenorio estupendo que anda por ahí archivado. Después estuve muchos años con la compañía Zampanó, con Pepe Maya, con Amaya Curieses, una compañía concertada con el Ministerio que siempre hizo clásicos. He tenido ocasión de hacer verso muchísimas veces.
En cuanto a mi parte de cantante, porque yo soy un actor que canta (no un cantante), he tenido ocasión de hacer zarzuelas en el Teatro de la Zarzuela. Creo que tengo un éxito personal con una zarzuela de actores, El niño judío, que se ha representado tres veces a lo largo del tiempo. Un montaje de Jesús Castejón estupendo. También he tenido oportunidad de hacer Los gavilanes, La chulapona, La virgencita, El manojo de rosas… o sea, que también tengo mi pequeña parte de actor que canta. Así que este bagaje me ha servido mucho para hacer este Lázaro.
Da gusto ver a los cómicos de verdad.
Tío salao.