Equis

José RiveroLa X/Equis es una letra muy extraña, no sé si la más extraña de todas las letras del abecedario. Capaz de expresar sobre sus espaldas diferentes unidades fónicas o fonéticas, que viajan desde la ‘ks a la ‘gs’, pasando por la estentórea y gutural  ‘j’ del Méjico lindo y querido. Se, que en los cómputos eclesiásticos la ‘X’ señala el domingo; de igual forma que en los semanarios que nos fabricamos a mano y con urgencia, indicamos el miércoles con una ‘X’ para distinguirlo del martes que se marca con una ‘M’.  Incluso en inglés, la ‘X’ juega ya de otra manera; así SXSW es el acrónimo del festival South by Southwest, por donde el papel desempeñado por la ‘X’ sería ya el de una preposición de lugar. Aunque sea algo nuevo, toda vez que la película de Alfred Hichtkock ‘North by Northwest’ fuera de forma abreviada ‘NbNW’ y no  ‘NXNW’.

laequis01  En la epigrafía latina indica varias cosas: desde el ‘sinodus’, al ‘denarius’, y desde el ‘decen’ al ‘decimus’. También sé, que en matemáticas la ‘X’ indica siempre la presencia de una incógnita, la primera; ya que si hay más, adoptaran las formas de la ‘y’ o de la ‘z’, o de las sucesivas consonantes. En química alude como símbolo al Xenon, y en terapéutica nos habla de la ­enfermedad de Mackenzie, que es una enfermedad tan rara y tan desconocida, que se la denomina como ‘enfermedad X’. Como la película de Max Ophuls ‘Madame X’;  o como en un relato inconfesable de Kafka, donde la ‘K’ de míster K es una X partida por la mitad, partida por un tajo vertical que tanto duele. O como en los enigmas de un pasado político español próximo, en donde tras esa letra del misterio antiterrorista de los GAL, se escondía algún ilustre de la política.

laequis02La visualización de tal letra tiene por demás, algo de hierático y prohibido. El hieratismo de las espadas en liza, y enfrentadas, o el de esas mismas espadas alzadas que orlan un escudo nobiliario en una metopa somnolienta. La prohibición anulada o suspendida, se traza con una especie de X: como en las etiquetas de ropa que prohíben el lavado mecánico, la plancha o el secado al sol; o como en los productos delicados, que nos aconsejan no exponer al sol o a los campos magnéticos. Incluso el mundo del tallaje universal ha adoptado, a la ‘X’ como el equivalente de las tallas grandes; que cuentan en esa contabilidad rara de los grandes cuerpos, con opciones superiores y muy superiores, a través de la repetición de la talla básica: ‘XX’ y ‘XXX’.

laequis03Más allá aún, se encuentran la simbología de esas tibias cruzadas y en ‘X’, bajo una calavera, que prohíben el paso, bajo riesgo de muerte. Incluso a veces, y ante la duda, además se anota ‘No pasar, peligro de muerte’. Siendo la muerte representada,  por esos mismos huesos cruzados en ‘X’ y por la calavera monda, que nos observa.

No conozco a nadie que sepa porqué al cine pornográfico o a las revistas de igual entidad se las denominan como cine ‘X’ o revis­tas ‘X. Salvo esa respuesta tímida, del que dice que la  ‘X’  pornográfi­ca, es lo que queda cuando al sexo lo desnudan y le quitan la S, la E y la O; que también tienen otros sig­nificados. ¿Qué ha hecho esa letra tan problemática, para asumir sobre sus espaldas las inconveniencias de las intemperancias carnales?, ¿qué castigo tiene que soportar la cruz de San Andrés de Borgoña, para incitar esos significados lúbricos y carnales?

Hasta ahora contábamos con un sistema de señalización sorprendente, que elevaba la tem­peratura y los colores como en un extraño termómetro de pocos grados, sólo cua­tro niveles, y dos variantes complementarias del número seleccionado con la letra ‘R’ o sin ella. Cuando debería de haber sido an­ticipadamente la misteriosa letra ‘X’ la que acompañara la información de la temperatura de la entrepierna.  Esa era la clasificación –vieja, sorprendente y pe­culiar–  de la Censura Moral de Espectáculos, que se exhibía en lostablones de anuncios de parroquias y de otros centros religiosos; y que era la in­formación pastoral que asesoraba a la grey, sobre los límites del pecado y sobre su tamaño visual. Así, el 1: para menores o para todos los públicos; el  2: mayores de 14 años; el 3: sólo mayores; el 3-R: ojo, mayores con reparos; el 4: peligrosa, dañina y pecaminosa. Y el nefando 4-R: al­tamente peligroso y condenatorio. Años más tarde, y ya en plena era televisiva, la información de la idoneidad, se producía desde la plataforma de unos rombos situados en el lateral inferior derecho de la pantalla. Pero ya se sabe que el dibujo de un rombo, es el de una X desplazada; o si se quiere un rombo es una ‘X’ partida por un espejo. Y así desfilaban, un rombo, dos o tres. Que serían ya ‘X’, ‘XX’ y ‘XXX’. Como en las tallas venideras, se indicaba el tamaño del riesgo y de la exposición del televidente al pecado de la  carne.

laequis05Ese código de Censura, más sexual que moral, por mucho que disimulen, delimitaba un  universo limitado al norte por ‘Bamby’, al sur por ‘Gilda’ y sus adulterios afamados; al este por ‘Molokay’ y el padre Da­mián enfermo de lepra; y al oeste por ‘Moganbo’ y sus incestos inconscientes por evitar otro adulterio en pleno safari. Ya sabemos que el número 1 era amarillo como el sol; el número 2 azul, como el mar de todos los veranos; el 3  se presentaba verde como la hierba; el 3-R, era rojo como ­ el fuego abrasador y condenatorio; y el 4, era ya un negro in­tenso y tenso como la noche. Y es que también los colores jugaban a las virtudes, como en las viejas no­tas escolares que viajaban del do­rado del primero, al negro del último. Aunque aquí el rojo no era tan malo como en la escala de la Censura Moral.

En el castellano pudendo y pudibundo, se hablaba de chistes verdes –procaces, sicalípticos, o inconvenientes: todo un eufemismo – para apuntar a esa dirección de la carne y de los bajos apetitos. Apetitos bajos, para oponerlos a los altos que son esencialmente digestivos; y a los altísimos apetitos que son intelectivos y ya netamente espirituales. Curiosamente, en inglés, el mismo universo del sexo evidente y mostrado, de los chistes verdes españoles, aparece designado por lo azul. De igual forma que en algunos países sudamericanos, se opta por llamarlos ‘chistes colorados’, para subrayar la rojez súbita de la tez del oyente, que se ruboriza ante el asalto verbal practicado. Una película azul (‘Blue film’) es obviamente una película de acción venérea (por Venus: diosa del amor); de igual forma que una película negra (Un ‘flic’, para los franceses) es una película de policías; aunque a veces a ese cine  se le designe como ‘Polar’, que si tiene algún color, más bien será el blanco de alguno de los Polos.

laequis04Y una película blanca, no sólo es una película de esquimales como ‘Nanuk el esquimal’, es una película para niños. Como los consultorios infantiles de posguerra, llamados ‘La gota de leche’; que ahora los colectivos ‘pro lactancia materna’ se denominan como ‘Oro blanco’, ya no  la raquítica gota de leche, ahora el chorro del oro.  Aunque bien cierto es que en la Italia negra y mussoliniana, prosperó cierto cine llamado de ‘teléfonos blancos’, para indicar unos melodramas de alta sociedad y de altos vuelos, con algún matiz erótico esquinado, que el pueblo llano adoraba. Igual que años más tarde pasó con los seriales televisivos y  culebrones sudamericanos. Y eso que los artífices de aquellas ‘comedias blancas’ llevaban ‘camisas negras’.

Con este universal del esperanto cromático, lo ‘X’ resume en su seno ese misterio del carne tersa y lubricada, y no se aún porqué. Salvo que en esa posición de los trazos cruzados identifiquen un stop o un alto el paso, o una prohibición de la que hay que huir, como se huye de la bandera pirata que enarbolan en fondo negro, esas tibias cruzadas blancas y que llaman ‘Jolly Roger’,  un sinsentido que deriva de otro sinsentido: como fuera la voz francesa ‘Joli rouge’ que al corromperse por la pitarería inglesa dio lugar no al rojo, tampoco al negro, sino a esa designación del ‘Jolly Roger’ . Ahora las tibias cruzadas blancas de esa  ‘X’   simbólica, son unas piernas fenomenales de una actriz porno o una postura sexual, muy rara y entrelazada, llamada ‘La tijera’, que no aparece en el Kamasutra.

Periferia sentimental
José Rivero

 

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11 COMENTARIOS

  1. Y las Equis que no se despejan en las ecuaciones Gürtel y Eres…por más que lo intenten los jueces que luego son fulminados por el Gobierno del que nunca está ni se le espera…

  2. Un placer. Sólo un pequeño matiz. Creo que la película de Ophuls es «Madame de…». Es casi lo mismo, pero …
    Un saludo.

  3. Me dejas «flipao» con ese caudal de información que recoges, retomas y nos lanzas… para nuestra reflexión. Quién iba a decir nada tan «sobrecogedor» sobre el significado interno, inmenso y casi apocalíptico que esconde tal letra, símbolo de lo prohibido, del misterio, y de los secretos más escondidos,. sino tú.. Quizás algún día debas recoger el testigo de un sillón en la RAE, con esa letra… Y has dicho mucho, pero lo mejor es que has abierto una enorme puerta por la que seguir deambulando, descifrando su sinsentido (?) polisémico o derribando imposturas a lo Malcom X, hacia un expediente X de tan interesante y, si se me permite, exegética letra… Rara, sí, y laberíntica, pero plena de simbolismo ¿Hay alguna otra con tantas posibilidades de protagonizar una novela, o ensayo, total? Pocos como tú para tal esfuerzo e investigación… Como siempre, ¡»magnífico», JR..X..!..

  4. Alex Grijelmo, hoy en El País, añade las ‘X’ que significan besos, al final de las cartas; las ‘X’ signo de multiplicar y las ‘X’ de las quinielas, que apuntan a un empate.

  5. Hace poco leíamos como Fermín nos contaba una historia sobre las «Cajas Rápidas», un tema aparentemente tan trivial pero con tanta «miga»…
    Hoy tú nos hablas de las «X». Bien documentado, letra maldita…
    Recuerdo el Teatro Quijano cuando ponían «cine», ver en las carteleras el supuesto cine «X» supongo que «light» con la letra «S»…

    Carlos tampoco se queda atrás…

    Un «Xaludo»

    • Por cierto, Juan Ramón, que escribía con su propia ortografía por cuestión de orgullo -y porque le enseñó a escribir un krausista de los rebeldes a la Academia- consideraba las letras más feas del alfabeto a la K, la Q y la X, por lo que los del 27 se burlaron de él llamándole Kuan Qamón Ximénez. Pues eso.

      • Comparto la aversión juanramoniana a las K y X. Por el misterio de que se descoyunten y caigan al suelo o al pupitre. La Q tiene una mixtura de O apoyada o calzada, pero no deja de ser una O en escabel. Igual que la Ñ es la N tocada por montera o sombrero. El pobre JRJ no ganaba para disgustos, como leíamos hace poco, a propósito de la publicación de ‘Vida’.

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