Daimiel: La vida y obra de ‘Don Tiburcio’ en un libro

Daimiel Noticias.- María de los Ángeles Martín de Almagro profundiza en la huella que dejó en Daimiel el sacerdote Tiburcio Ruiz de la Hermosa (1875-1959), durante cincuenta y tres años párroco de San Pedro. Un libro con 25 capítulos en los que se describe el trato cercano que tuvo con los daimieleños, especialmente con los más necesitados.
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Este viernes, a las 19:00 horas en La Casa de Cultura, se presenta oficialmente el libro ‘Don Tiburcio’. Escrito por María de los Ángeles Martín de Almagro, profundiza en la vida y obra del sacerdote daimieleño, Tiburcio Ruiz de la Hermosa (1875-1959), durante cincuenta y tres años párroco de San Pedro, de cuya muerte se celebró el 55 aniversario el pasado 14 de enero. En un año tan especial para la figura de este daimieleño tan apreciado y querido por sus vecinos ve la luz esta publicación, cuyo germen surge, según la propia autora, de sus investigaciones sobre Josefilla, de la que el propio sacerdote escribió «unas completísimas memorias».

Un libro con 25 capítulos en los que se recoge «prácticamente toda la vida del párroco daimieleño recabada a través de entrevistas», y en los que se describe «su trato con los vecinos de la localidad». En el último capitulo, denominado ‘Camino a la santidad’, se recogen testimonios de distintas personas «que deben algo a la intercesión de Don Tiburcio». Tal es el caso de Vicente Gómez Limón, presidente de la Asociación Amigos de Don Tiburcio, y de muchos otros, «tanto creyentes como agnósticos», asegura Martín de Almagro. Y es que, asevera, «Don Tiburcio era un hombre con un alma limpia y pura, totalmente dedicado a sus feligreses».

Una reflexión que comparte Gómez Limón, quien calificaba a Don Tiburcio como «una persona sencilla y cercana, que quería y luchaba por su pueblo». Tanto él como Josefilla, considera, «dejaron una huella imborrable en Daimiel» e invitaba a todos a conocer su obra y seguir su ejemplo, relacionando la forma de entender su fe con la que propone en la actualidad el Papa Francisco.

Gómez Limón conoció a Don Tiburcio a partir de los recuerdos de los mayores y quedó sorprendido por la expresividad y devoción con la que algunos hablaban de él. Tal fue su interés que acabó fundando esta asociación con el objetivo de conservar en el recuerdo la obra de este personaje daimieleño que no duda en describir como «un sanador de almas» ya que su ayuda a los necesitados «trascendía de lo material», interesándose además «por sus problemas personales y sus circunstancias vitales».

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