Villa Real: Del Topos al Logos (XXXX)

José RiveroFrente al desdén aristocrático y elitista esgrimido años atrás por  Manuel López Villaseñor, la postura del PSOE local abogaba por una suerte de asamblearismo plebiscitario. Asamblearismo participativo como ‘vacuna democrática’ y como forma supuesta, solo supuesta, de obtener los mejores resultados formales sobre un espacio altamente simbólico. Pero que no ocultaba la visión alterada de la ‘luz de gas’ de un pasado autocrático, dirigista,  demagógico y rendido a los resultados productivos y espaciales del ‘desarrollo’ ampliamente exhibido. La contestación política no bastaba como argumento alternativo a las soluciones urbanas necesarias; aunque en el ingenuismo del momento histórico se pensara, que la regeneración urbana vendría de la mano imparable de la renovación política. !Rara ingenuidad y santa paciencia¡

r_81CERC Asamblearismo replicado, igualmente, con otra encuesta realizada por el diario Lanza[1]. “Son muy diversas las opiniones que Lanza ha podido recabar en lo que concierne a la nueva imagen que presenta la Plaza Mayor. La mayor parte de los encuestados se muestran satisfechos por una plaza más amplia y cerrada al tráfico aunque echan de menos la existencia de jardines y árboles. otros expresaron su descontento porque no la consideran una plaza típica manchega y añoran el estilo de la anterior…El mayor motivo de preocupación es el contraste entre las fachadas que configuran el entorno de la plaza, problema que los encuestados califican de irresoluble al haber construido el Ayuntamiento con un cierto estilo nórdico que desentona con las antiguas fachadas. Ante esta controversia, la opinión mayoritaria de los ciudadanos es que hay que homogeneizar el entorno siguiendo la pauta marcada por el Ayuntamiento con el fin de favorecer la armonía estética. Por otra parte, lo que aún manifestándose no satisfechos con lo actual prefieren que todo se quede como está para no estropearlo más. Los más radicales ven como única solución derrumbar el Ayuntamiento y reconstruir el antiguo junto con sus fachadas”.

r_PM2001Que en todo ello había mucho oportunismo, fue lo que traté de anotar en mi trabajo[2]. “El debate abierto estos días en torno al futuro de la Plaza Mayor está definiendo tanto un modo de concebir físicamente la ciudad, como una manera de analizar planteamientos normativos. Si de la primera argumentación se desprende una defensa de la formalización global del recinto como ‘escena unitaria’ que garantice la continuidad visual del vacío definido como Plaza; de la segunda vertiente se deriva cierta incapacidad para visualizar la propuesta vigente. Propuesta que pretende olvidar la crueldad formal puesta en práctica por el Plan de Remodelación derivado de la intervención producida por Higueras con su casa Consistorial. Los partidarios de la conclusión manteniendo el modelo “consistorio” no llegan a formular una razón de peso, capaz de ser tenida en cuenta. Plantean si acaso referencias a la ‘continuidad del sentido estético’, al ‘mantenimiento de la política urbanística de varias Corporaciones de diverso signo político’ y a veces hasta a la ‘representación de nuestras señas de identidad’ unido al ‘sentido común’. ¿Pero cual es la razón fundada para mantener un planteamiento equivocado con resultados formales devastadores? El requisito de plaza=espacio unitario, no es identificable y exigible ni a lo largo de la historia de la arquitectura ni a lo ancho del lenguaje; y menos cuando lo que se pretende repetir y perpetuar es una formalización producida desde el desprecio al entorno inmediato y desde ”la  ignorancia del carácter de la Arquitectura en relación al significado colectivo de la ciudad. Si la pretensión de los defensores de la “escena unitaria” es justo la de realizar una sensata representación de orden, gusto, y mesura en base a una opción estilística , no veo la necesidad de combinar el legítimo derecho a una imagen “solvente” con otros razonamientos tales como la “producción de viviendas”, el “patrimonio histórico” o la “anarquía urbanística”. Hablar de todo esto, requiere contar la historia de otra forma y no olvidar que la complejidad de los procesos de producción de la ciudad no siempre son compatibles con el esquematismo expositivo.

¿Por qué?, ¿cual es la razón de que la producción de espacio haya olvidado el valor de las rentas de centralidad existentes en la Plaza?, ¿y cual es la razón de que en doce años la propiedad del suelo y los agentes inmobiliario sólo hayan realizado dos ensayos edificatorios con el modelo “consistorio”?, ¿no contrasta el ritmo de renovación edilicia de la ciudad con el sostenido en la Plaza Mayor?

r_als1983La propuesta vigente pretendía en su momento dos cosas: En primer lugar garantizar la renovación edificatoria haciendo compatible la idea de que durante años permenecerán edificios, con unos principios compositivos que flexibilicen la resolución formal de los alzados. Flexibilidad que no es preciso malinterpretar sino resaltar en lo que pueda tener de positiva; toda vez que se vinculan las soluciones posibles con parámetros compositivos esenciales: altura y número de plantas, relación hueco/macizo, balcón corrido en planta principal, solución de antepecho, etc. Obviamente tal planteamiento aparcaba la “escena unitaria”, garantizando la coexistencia de los cuerpos de edificación en buen estado de conservación con las intervenciones que fueran produciéndose. El mantenimiento de la “escena unitaria” habría supuesto en la práctica el aplazamiento “sine die” de su conclusión. Asumir un proyecto de renovación global, cuando la estructura de la propiedad no sólo está fragmentada, sino que mantiene soportes edificatorios en desigual estado y edad, sería dejar abierto un proceso de sustitución de manera permanente. Pero en todo caso sería condenar la formalización de la plaza a un ejercicio de arbitrariedad histórica y estilística por amor al “trompe d´oeil” y a la representación ilusoria de un orden formal y espacialmente inexistente”.



[1] Ante la inauguración de la Plaza Mayor. Lanza, 20 julio 1988.

[2] Rivero Serrano J. Elogio de la diversidad. Lanza, 29 junio 1988.

 

Periferia sentimental
José Rivero

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3 COMENTARIOS

  1. Adivina adivinanza, espejo y pro de los autores de diputación para adentro: ¿Cómo se escribe el número 40 en numerales romanos?

    • Tiene razón JV (¿o es IV, que no es un 4 ?) en su atinada observación, por reglada. La convención del 40 romano es XL, que no impide otras liberalidades, como las del XXXX, que le ha sorprendido en su sano sentido numérico. Ejemplos hay, ha habido y habrá de esas licencias criticables o no. Incluso en relojes de pulsera se anota el 4, como excepción relojera, como IIII. Que no impide, pese al quebranto de la regla romana, su funcionamiento. Igual que usted ha captado el sentido numeral, a pesar del pie forzado, de la entrega. El resto del espejo creo que esta falto de azogue. Como esa prueba de hablar de la novela desde la sola enunciación de su título.

  2. ¿Quieres que me la lea? ¿ Para acabar con la paciencia podrida? Tengo otras lecturas veraniegas que me parecen más recomendables. Ya me estafaste en su momento con un libro que yo suponía serio y bien elaborado, pero, por lo que veo, en Ciudad Real se ha inventado la literatura de pespuntes. Buen verano, y no dejes de aprender.

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