Boda civil en el Ayuntamiento de Ciudad Real: Todo lo que debes saber para que, si das este importante paso, no sea desde lo alto de un precipicio

Eusebio Gª del Castillo Jerez.– ¿Cuánto cuesta celebrar una boda en el Ayuntamiento de Ciudad Real?¿Qué fechas, qué música o qué espacio municipal puedo elegir?¿Cuánto cobra el concejal autorizante?¿Quién me puede casar?¿Qué música puedo elegir?¿Quién dirá unas palabras?¿Qué hago con las flores?… No te preocupes. Emilio Ocaña, jefe de Protocolo y responsable junto a otro funcionario público de la celebración de las bodas civiles en el Ayuntamiento, te acompañará en todo el proceso. De momento responde a estas y otras preguntas en miciudadreal.es

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Evolución de las bodas civiles en el Ayuntamiento de Ciudad Real
El Ayuntamiento de Ciudad Real acoge bodas civiles desde el año 1995, a raíz de una nueva reglamentación de la Dirección General de los Registros y del Notariado que autorizaba a los alcaldes a celebrar bodas civiles. A realizar la ceremonia, no a la tramitación de los expedientes matrimoniales, matiza Emilio Ocaña, ya que dicha tarea sigue recayendo en manos del Registro Civil y de la autoridad judicial.

En las primeras bodas civiles que tenían lugar en el Consistorio, las parejas eran maduras y uno de los contrayentes solía estar divorciado. Era una novedad y se celebraban muy pocas, recuerda el jefe de Protocolo. Los novios buscaban una cosa distinta al juzgado, además de poder elegir la fecha y que no fuera el juez el que la fijara. «Empezamos con entre 30 y 40 bodas anuales, llegando al centenar durante la época dulce económicamente de los primeros años de siglo, y ahora se celebran unas 80 bodas al año». Antes de la crisis, las bodas concitaban a unos 150 invitados. En la actualidad son mucho más modestas. Los novios han reducido la lista de boda a los más esenciales. «Ya no es tanto la boda de compromisos, sino la de las personas más significativas para la pareja». Ahora, la media, salvo en aquellas bodas en las que no hay invitados porque los contrayentes acuden simplemente a firmar, está a entorno a las 60 ó 70 personas.

Durante los primeros años, la mayoría de las bodas continuaban siendo religiosas. Poco a poco las bodas civiles han ido ganando terreno hasta alcanzar la misma proporción entre unas y otras.

Al contrario que hace dos décadas atrás, la mayoría de las parejas que se casan en el Ayuntamiento son jóvenes.

La situación económica y social tiene su reflejo en las bodas. Emilio Ocaña explica que es habitual que parejas de novios que han decido emigrar para trabajar o buscar un empleo en otros países, se casen en su ciudad antes de marcharse.

Por otro lado, extranjeros, personas de confesiones religiosas distintas a la católica y parejas del mismo sexo acumulan un porcentaje importante de las bodas que se celebran en el Ayuntamiento.

Trámites
El primer paso es acudir el Registro Civil e iniciar la tramitación del expediente matrimonial. Una vez hecho esto, la pareja ya puede acercarse al Ayuntamiento para entrevistarse con el jefe de Protocolo.  Emilio Ocaña comenta que en la web municipal puede encontrarse la información básica sobre cómo son los trámites que es necesario realizar, pero reconoce la gente llega «muy despistada». «La primera entrevista que tengo con ellos es para explicarles el proceso. Suelen venir primero al Ayuntamiento, cuando en realidad es en el juzgado donde tienen que dar el primer paso para iniciar el trámite del expediente». Una vez hecho esto, el juez emite un documento dirigido a la alcaldesa en el que la autoriza para llevar a cabo la boda. Sin ese documento no se podría celebrar, explica Emilio Ocaña. «Cada boda requiere un expediente matrimonial que termina con esta autorización, a partir de ese momento ya se puede elegir la fecha de la boda en al Ayuntamiento». No obstante, señala, algunas parejas se casan nada más recibir el documento. El plazo depende del volumen de trabajo del Registro Civil, aunque lo habitual es que oscile entre dos y tres meses.

Una vez iniciado el expediente, los futuros contrayentes pueden acudir al Ayuntamiento para elegir la fecha de la boda. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, hasta que el Consistorio no reciba la autorización, ésta no se podría celebrar.  El jefe de Protocolo recuerda que hace unos años hubo una huelga en los registros civiles y estos procedimientos se retrasaron debido a su acumularon. «De hecho, los expedientes no estaban terminados para la fecha de celebración de la ceremonia, por lo que se tuvieron que suspenderse algunas bodas».

La fecha
En cualquier caso, si se quiere llevar a cabo la ceremonia un fin de semana, que es cuando se acumulan la mayor parte de las bodas civiles, especialmente los sábados, es necesario reservar fecha. Los contrayentes tienen la opción de casarse en el Juzgado o en el Ayuntamiento. En el primero es el juez quien marca qué día y a qué hora les cita y en ese momento se tienen que casar. Si la pareja lo que desea es celebrar la boda en un día concreto, y fundamentalmente pensando en los invitados suele ser en fin de semana, acuden al Ayuntamiento. Siempre una vez iniciado el expediente, insiste Emilio Ocaña. Tras entrevistarse con el jefe de protocolo y comprobar que la fecha y la hora que desean estén disponibles, la pareja debe registrar una solicitud por escrito, mediante una instancia genérica como la que se utiliza para cualquier petición que se quiera formular al Ayuntamiento, y que se puede descargar en pdf desde la propia web municipal.

El Ayuntamiento celebra bodas en una misma sesión con un intervalo de una hora entre una ceremonia y otra para no se solapen. Especialmente en primavera y verano se pueden encadenar gracias a que hay más horas de sol. «En estos meses, que son los de mayor demanda, hay días que llegamos a acumular tres ceremonias por la mañana y otras tres o cuatro por la tarde».

La tasa
Para casarse en el Ayuntamiento hay que liquidar una tasa, que varía en función de que el solicitante esté empadronado o no en la Ciudad Real. Para los empadronados asciende a 179 euros y para los no empadronados es de 205 euros, independientemente del lugar elegido para la celebración de la boda. No cuesta más casarse en el Antiguo Casino que en el despacho de un concejal.

Lugar
El Ayuntamiento pone a disposición de los contrayentes varios espacios para la celebración de la boda. En los días laborables suele llevarse a cabo en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial. Son ceremonias en las que lo que interesa es formalizar el compromiso y firmar los papeles. No suele haber invitados o,  si los hay, son muy pocos.

Para las bodas pensadas más de cara al invitado son preferibles los fines de semana.  Los novios tienen la oportunidad de diseñar una ceremonia más a su gusto y disponen, además del Salón de Plenos, de diversos espacios para celebrarla, como el Antiguo Casino o el Museo López-Villaseñor, que son los más elegidos. Sin embargo, podría celebrarse en cualquier espacio municipal. «Hemos hecho bodas en la Concejalía de Juventud e, incluso, en el despacho de un concejal», recuerda Emilio Ocaña.

En el Museo López-Villaseñor se celebran bodas durante los meses que permanece cerrado al público, julio y agosto. Aunque si se solicita otra fecha, también se suele conceder.

Los salones del Antiguo Casino y el López-Villaseñor son los lugares más demandados para las bodas con invitados. Otro escenario que también se solicita es el sótano del Antiguo Casino.

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La ceremonia
La lectura a los contrayentes de los artículos 66,67 y 68 del Código Civil, a lo que obliga a la ley, es el esqueleto de la ceremonia y la parte central de la misma. A partir de ahí se puede engordar al gusto de cada pareja. Una vez leídos los artículos, se les pregunta sobre su intención de contraer matrimonio, a lo que, obviamente, responden afirmativamente. Entonces, el concejal autorizante los declara unidos en matrimonio. En el caso de que traigan alianzas, se les invita a que se las pongan. A continuación pasan a firmar los cuatro ejemplares de las actas matrimoniales. Dos son para los novios y, de las otras dos, una se archiva en el Ayuntamiento y la cuarta se remite al Registro Civil para que se expida el libro de familia y continúe el proceso administrativo posterior a la firma del contrato matrimonial.

Cada concejal trata de aportar a la ceremonia su impronta personal. El área de Protocolo del Ayuntamiento de Ciudad Real facilita a los ediles un guión donde va incluido todo lo que deben hacer, pero cada concejal autorizante le da su toque personal al evento. «Las bodas civiles son acontecimientos en los que el Ayuntamiento puede mostrarse como una administración cercana y entrañable, y eso hay que aprovecharlo para dar una buena imagen de la ciudad», sostiene Emilio Ocaña.

En los últimos años se han puesto de moda gestos simbólicos de compromiso, como la ceremonia de la vela, en la que los novios encienden dos candelas como símbolo de ellos mismos. En un momento de la boda, las llamas de esas dos velas encienden una tercera de mayor tamaño que representa el matrimonio. Los novios tienen la opción de apagar las dos velas originales o dejarlas encendidas. «Si las apagan simboliza que, con el matrimonio, hay una sola llama en la que se funden las dos individualidades; si las dejan encendidas, lo que quieren proyectar es que, a pesar de que exista el matrimonio, sus individualidades no desaparecen».

Otros ceremoniales similares son el de la arena o el la rosa. En el primero, los contrayentes portan arena de distinto color en sendos recipientes. Llegado el momento preciso, mezclan las dos arenas. En el segundo, la pareja intercambia rosas, además de la alianza.

«Todo lo que no sea de mal gusto está permitido», aclara el jefe de Protocolo. La ceremonia está abierta a los deseos de los novios, «siempre y cuando se desenvuelva en un ambiente de ternura, de sensibilidad». Como anécdota extravagante, recuerda que una pareja quiso hacer la entrada  con la música de Tengo un tractor amarillo.

En muchas bodas civiles se intentan imitar los rituales del estilo clásico, como que el novio espere a la novia dentro del salón, y que ésta entre acompañada por el padrino. Sin embargo, en lo referente a la música ocurre todo lo contrario y suele rechazarse la marcha nupcial.

Los temas musicales para acompañar la ceremonia se repiten mucho. Entre los preferidos por las parejas, las bandas sonoras de las películas Leyendas de pasión, Forrest Gump, La vida es bella, o canciones new age de Enya. Entre los temas clásicos, los favoritos son el Adagio de Albinoni, el Canon de Pachelbel y el Aria de la Suit nº3 de Bach. Además de elegir la música, en el Antiguo Casino tienen la posibilidad de utilizar el piano de conciertos que hay allí. Otra opción es la de contratar los servicios de músicos profesionales para la ceremonia. Un cuarteto de cuerda o un dúo de piano y flauta, es lo habitual.

Pero no solo se celebran bodas con música clásica o de películas, también con boleros, canciones de tipo más folclórico, jazz, heavy metal…  Si no hay una preferencia especial,  se utiliza una selección que tiene preparada este servicio del Ayuntamiento para envolver los momentos más significativos de la ceremonia, como por ejemplo la entrada de invitados o de los novios, el intercambio de las alianzas o la firma de las actas.

En el transcurso de la boda, algunos de los invitados pueden pronunciar unas palabras dirigidas a los novios y a los asistentes. Estas intervenciones, que suelen ser protagonizadas por personas muy vinculadas a la pareja, hacen que salte la emoción. «Una boda civil no deja de ser la firma de un contrato matrimonial en el que se adquieren una serie de compromisos, pero eso está rodeado de un sentimiento», subraya Emilio Ocaña. «Desde el Ayuntamiento ponemos los medios para facilitar que esa pareja que está enamorada pueda compartir su compromiso, de forma que guarden un recuerdo grato de ese momento de referencia en la vida de cada persona».

En alguna ceremonia se ha decorado el escenario con candelabros o guirnaldas, aunque lo normal es colocar dos centros de flores. Uno entre los contrayentes y el concejal autorizante y otro en la mesa en la que firman. Es una cuestión que depende de las preferencias de la pareja y del presupuesto que tengan. Normalmente, cuando termina el acto, algún familiar recoge las flores y se llevan al restaurante. Adornos y flores corren a cargo de los novios, al igual que la contratación de los músicos.

Otra de las modas recientes consiste en celebrar la boda en el Ayuntamiento, lo oficial, con los invitados indispensables y después, en una finca o en un restaurante, representar un teatro con figurantes, al estilo de las películas norteamericanas.

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Concejales
No todos los concejales celebran el mismo número de bodas, depende de su disponibilidad y de su predilección por este tipo de actos. Emilio Ocaña apunta que los exconcejales Rafael Romero y Javier Morales, actual director general de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, son los que más bodas han celebrado. El primero solía bromear con los novios, anunciando que les iba a hacer un regalo importantísimo, que no era otra cosa que un clip para unir las actas matrimoniales. Por su parte, Morales recurría a citas de autores clásicos, algunas de las cuales se han mantenido en el guión estándar para las ceremonias del Ayuntamiento. Entre éstas, «donde reina el amor sobran la leyes», de Platón; o «quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite», de Robert Louis Stevenson en boca de su personaje el doctor Henry Jekyll.

Actualmente son Rosario Roncero, Ana Beatriz Sebastiá y Frasi López las que más se prodigan en estos eventos. Rosario Roncero es la concejala de Sostenibilidad y de Presidencia, donde se incluyen estos temas vinculados al protocolo. Del equipo de gobierno, también Pedro Lozano y Miguel Ángel Poveda celebran bastantes bodas.

Los contrayentes pueden solicitar un concejal en concreto. Entre los más requeridos se encuentran Frasi López, Pilar Zamora y Carmen Soánez. «Casi todos los concejales hacen al menos una boda y lo recuerdan como una experiencia agradable». La alcaldesa, Rosa Romero, también celebra bodas, cuando se solicita y no tiene compromisos para esa fecha.

Tal y como explica el jefe de Protocolo del Consistorio, cuando se elige a uno u otro concejal no es tanto por afinidad ideológica, sino más bien porque lo conocen o tienen algún amigo en común.

Por último, aclara que los concejales no cobran  por celebrar bodas y que es una cuestión «absolutamente» voluntaria. Si el concejal y los ciudadanos no se conocen, para romper la frialdad del día de la boda, es habitual que queden para conocerse.  De esta forma pueden aportar algún dato o alguna anécdota que ayude que la ceremonia sea un poco más cercana.

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6 COMENTARIOS

  1. Cuanta gilipollez……., el querer equiparar el sacramento católico o de cualquier otra religión, con el paganismo imperante en una parte importante de la sociedad actual.

      • Exactamente, hasta que os parezca conveniente y no por pura obligación social. Como esto de «unirte» es un acto voluntario y el único compromiso tiene que ser el amor y la complicidad, cuando estas desaparezcan, fin. El resto es paripé.

  2. A partir de las próximas elecciones los compañeros de Pablo Iglesias podrán oficializar bodas:

    «Fulanito y Menganita… podemos casaros y ser felices hasta que la casta os separe… pero antes… debemos someter a referéndum a todo el pueblo de Ciudad Real si quiere que os caseis… porque si sale el NO… os teneis que casar por la Iglesia»

  3. Como videógrafo de bodas, y veo muchas, mi opinión es que los concejales que se presten a oficiar bodas deben darle la importancia que merece al día en que dos personas deciden celebrar su unión. Para ello estaría bien que incluso mejoraran sus cualidades como oficiadores de ceremonias y que consigan estar a la altura.

    De paso, os invito a visitar mi web sobre <a href="http://www.videographybodas.es/videos-bodas-en-ciudad-real/&quot; videos de bodas en Ciudad Real diferentes y con estilo que seguro que os gustará si setáis buscando un recuerdo único para toda la vida.

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