Muerte de un cómico

Ángel RomeraSi siempre acongoja la muerte de alguien, porque estamos unidos a la humanidad, como quería John Donne, el poeta inglés, la de un cómico lo es mucho más. Porque sabe encontrarle la gracia a la vida y hacer durar esa ilusión. Pero que se quite la vida es aún peor, nos deja el escenario vacío, con el verdadero protagonista delante. Como cuando cerramos los ojos y descubrimos donde estamos en realidad. Como dijo otro gran actor antes del tránsito: «Morirse es fácil, la comedia es difícil». Es difícil encontrarse todas las mañanas con el mismo cuerpo que animar, esa marioneta que pende de capilares de pasión y nervios de razón, víctima de los siempre trillados caminos de las rutinas y los apegos, viviendo la fotocopia del mismo día, todavía más borrosa, para la que había que buscar el apoyo de la cocaína y el alcohol, excusas que servían, en su caso, para agostar el brillo asesino del genio: «La cocaína excita a los demás, a mí me frena», decía. Robin Williams. Se cansó de sucedáneos y no encontró otra paz que la perpetua, pero mientras se resistía nos dejó una gran estela de papeles cómicos; incluso le devolvió las ganas de vivir a otro actor, su amigo tetrapléjico, el actor Christopher Reeve, que hacía de Supermán, a quien hizo reír por primera vez desde el accidente que lo baldó. Los humoristas siempre están entre los que gusta recordar, dígalo Yorick; su ejemplo de actores da fuerzas para fingir hasta el final esta representación, aunque envejecer, morir, sea el verdadero argumento de la obra. Debemos aplaudir, como aplaudimos a ese otro compañero que se lleva en el camino, el misionero que ayudaba a enfermos de ébola: también hizo bien por sus semejantes, pero representando una tragedia. Y aplaudir, confortar o amar a la gente que tenemos cerca, si no queremos estar solos cuando llegue el tren. Por ellos hay que seguir.

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Ángel Romera

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10 COMENTARIOS

  1. Seguro que no me vas a creer. Creo que he visto casi todas sus películas y no solo no me hacía gracia, sino que me resultaba desagradable por su mirada. Y me explico, porque creo que era un GRAN actor y cómico, y no quiero desprender ninguna crítica profesional sobre este hombre intachable en su profesión y dueño de un Óscar por méritos propios.

    Me parece que era un tipo que tenía la mirada absolutamente triste, un hombre incapaz de esconder tras sus ojos algo que le atormentaba. Hay gente que cuando la miras, aunque estén serios, les ves en el rostro que son felices. Yo a este hombre solamente le veía una inmensa tristeza y sus ojos estropeaban sus enormes dotes para lo cómico. Un oxímoron como gusta de decir Rivero: La cómica tristeza de Williams.

    Mira la escena en la que grita Good morning Vietnam, que están repitiendo hasta la saciedad en los medios hoy. Es un grito casi hipócrita. Como si no tuviera ni puñetera gana de hacerla el día que le tocó grabar. Es curioso…porque la peli para mi es una de esas que no podré olvidar jamás.

    En fin, era una sensación que quería comentar tras leerte y, por supuesto, reconocer su trabajo.

    • Tienes razón. A mí me gusta más en papeles dramáticos, pero en inglés tiene una comicidad especial y recuerdo en diversos documentales como el programa que hizo en Actor’s studio que su carácter y profesión primera fue la de monologuista cómico. En cuanto a los papeles dramáticos, me gusta especialmente en Despertares, El hombre del bicentenario, El club de los poetas muertos y Más allá de los sueños, donde se muestra poco histrónico y más comedido. Y, no sé por qué, siempre se mezcla en mi iconografía con Bill Murray, que tiene casi su misma cara y está insuperable en El día de la marmota o Atrapado en el tiempo y Lost in translation; si es que ambos tienen un cráneo de celta irlandés que no hay más que ver.

      • Buen intento, amiguete, de emular rabiosamente el comentario de un servidor. Pero el desconocimiento de lo que hablas y tu intento de poner un parche, te ha llevado a marrarla una vez mas. Dudo mucho que hayas visto EL HOMBRE BICENTENARIO (The bicentennial man, para ilustrar tu inglés del embalse del Tranco), por cuanto no hubieras dado lugar a que Isaac Asimov se revolviera en su tumba introduciendo la contracción DEL para transformar en sustantivo lo que en su obra figura como adjetivo. Fácil es omitir algo por olvido, pero añadir algo por ignorancia ya es clamoroso. Bueno, chato, como diría Ray Bradbury, tal vez sea necesario que recurras a los tatuajes para que aciertes en caso de que te dé por autodenominarte un hombre ilustrado.

  2. Con todo el sentimiento que produce la pérdida de un gran actor como Robin Williams, te puedo decir que la has vuelto a marrar, cosa que ocurre cuando uno trata de pasarse de listo. Robin Williams no era un gran cómico; era un gran actor. En su carrera dejó multiples ejemplos de que no había registro interpretativo que se le resistiera. Si bien tú lo has encasillado en su faceta cómica, que la tiene y en la que se mostró admirable, también tiene trabajos en los que desplegó una admirable vena dramática. Verbigracia: GOOD MORNING VIETNAM, PATCH ADAMS, MAS ALLÁ DE LOS SUEÑOS, EL REY PESCADOR, JAKOB THE LIAR, EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS, EL INDOMABLE WILL HUNTING, DESPERTARES, RETRATOS DE UNA OBSESIÓN… Macho, tú me aconsejaste que leyera y te aseguro que me aplico en este consejo sin que me digas nada. Ahora yo te aconsejaría que te documentases un poquito antes de emitir una opinión, pues me has puesto al gran Robin Williams a la altura de los cómicos de teleserie barata. GRAN ACTOR E INTÉRPRETE, tal es la palabra que define al que tú con tu estilo meseteño empobreces destacando sólo una de sus múltiples facetas. Se ve que sólo te quedaste en la señora Doubtfire, pero si abro la boca, me van a decir a todo amén como a Julio Iglesias.

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