Si un árbol cae en el bosque

Ángel RomeraLos budistas de la rama zen practican una especie de adivinanza sin solución llamada koan, diseñada para dinamitar la lógica y con ella la idea de que la existencia tiene sentido y no se reduce a dolerse. Para ellos el cerebro es un grano que le ha salido al espinazo, un pergeño evolutivo del deseo de no sufrir que le salió a un mono quejica que padecía síndrome de Segismundo. Así logran romper la ilusión de coherencia que mantienen Hombre, Mundo y el Lenguaje que los une y separa, mero hatajo de apariencias mal ensambladas.
Nuestro competente copenitente (por estar atado a la columna y padecer flagelación) José Rivero diría que es una especie de oxímoron, estilema típico de escritores como Cervantes («caballero andante», «baciyelmo»), Borges («impostor inverosímil») o Juan de la Cruz («tiernamente hieres», por no citar su famosa «música callada») y consiste en reducir la paradoja a un solo sintagma o, cual diría otro penitenciado de este santísimo oficio, Manuel Valero, una escolástica contradictio in terminis o in adiecto. Muy conocida es, por caso, «¿cómo suena una palmada con una sola mano?» o, «si cae un árbol en un bosque sin nadie, ¿hace ruido?»

Pero quien ha caído ha sido el señor Botín, con mucho ruido impreso y televidente y de calderilla, como si quien tuviera que dar crédito fuésemos nosotros, como si nos importara ese gordísimo piojo. Más pluguiera se hubiese escogorciado Guindos, hombre desapreciado, desapreciable y desaprensivo, de sí mismo, que es muy suyo, pero no, nones, no cayó el logoteta, sino el agiotista. Este fúcar venía a su aeródromo manchego particular a matar y pegar tiros, vulgo caza mayor, violencia permitida a carniceritos de la hipoteca como se permiten el matarifazgo taurino los jiferos del pópulo; ¿es que no existen los Juegos reunidos Geyper? ¿Las yerbas aromáticas y espirituosas? ¿Los libros sapienciales?

Pudiera citarse nomen est omen, «un apellido determina» (lo que nosotros denominamos nombre de pila en latín no es el nomen, es el praenomen). Pero Rajoy prefiere «fue un gran embajador de la marca España». Quizá; pero su papá fue uno de los mayores contribuyentes a la marca Suiza. Un mal uso de la palabra «embajador», como si España se embajase de bragas con cualquiera. Esos montaraces son un pueblo mercenario que vive en los pedruscos, como él, librado de la cárcel por ser el buen hijo de un porfirogéneta o bien parido, a más de buen pagador. Por lo demás, eso de no fiarse de España es muy español; lo pueden decir incluso los Siete niños de Pujol, que son tan bandoleros como los de Écija; no en vano Pujol desciende de un famoso bandolero catalán ejecutado el año 1717, pocos años después de arrasada Barcelona; en fin, unos descastados, incluso el bandolero Mario Conde, que de noble solo tiene el apellido. Botín padre se llevó los cuartos a Europa, cuando lo que hay que hacer es traerlos o crearlos, y dar caña a Europa como hacen allende los Pirineos; pero no, lo único que damos a Europa es… a Cañete.

El árbol budista tiene muchas ramas, y cuando una cae (si el leñazo no aplasta a un ciudadano de Botella) lo más probable es que nadie le haga caso. Las muertes posibles de un árbol las enumera el pequeño de los Machado en su poema al olmo seco fulminado por un rayo / y en su mitad corrupto (o podrido, si queremos hacer caso al original y al título del reciente libro del compadre Lucio Muñoz):

   Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas…

Salvador Sostres, en El Mundo, quiso poner el miércoles al señor Botín como todo un Mesías, modelo de quienes podrían salvar a España y (todavía) no lo han hecho, aunque, según datos recientes, el número de estos ricachones se ha doblado. Poseído por el estro poético, y, por què no decirlo, bastante inspirado, proclamó lo siguiente, revolviendo polvareda, por demás:

Botín fue mejor que cualquiera que se quejó de un banco. Botín aportó más bienestar e hizo más caridades de lo que jamás han hecho por los demás los de la denigrante infamia de ir a buscar a las personas a sus casas. Los puestos de trabajo que Botín creó han sido más importantes que la lamentable acción de cualquier sindicato. Si todavía tienes algún derecho, oh quejica de cada pancarta, es porque Botín te lo paga. ¿Quién crees que mantiene la socialdemocracia? ¿Quién crees que financia las conquistas sociales? ¿Quién la sanidad de tu hijo, su escuela, tu subsidio? ¿Los sindicatos? ¡Madura, por el amor de Dios! Si fueras la mitad de imbécil y el doble de agradecido, seríamos un país más rico, y más refinado. España tiene que aprender a no quejarse. Y a repudiar a quienes nos hunden en su miseria, y a dar las gracias a los que compensan nuestra mediocridad con su inteligencia, su habilidad y su increíble trabajo. Emilio Botín ha empleado a miles de trabajadores, ha hecho que cientos de miles de personas que no tenían dinero lo tuvieran prestado, ha ayudado a levantar pequeñas fortunas de la nada y a consolidar a las fortunas más grandes. Ninguno de sus detractores -especialmente los más chillones- se le puede comparar en nada. Él cumplió con su misión y la vida de mucha gente fue mejor gracias a su paso por el mundo. ¿Qué has hecho tú, pequeña bestia vegetariana? Pues anda, cállate.

A lo cual lo único que puedo contestar, con Bertolt Brecht, es: «¿Todo lo hizo él solito? ¿Sin la ayuda de, ni siquiera, un cocinero?» Más o menos lo que diría la nórdica ley de Jante: «¿Quién se cree que es?». Emilio Botín ha podido hacer mucho, pero lo poco que hizo fue con ayuda de los demás; sin ellos no habría hecho nada. Dio algún dinero a las universidades y dotó becas; pero también ha conducido a la ruina casas y personas con hipotecas usurarias y leyes hechas más para la casta que para el pueblo. Le pasa lo que al Juan de Robres del epigrama del rococó Juan de Iriarte (mi edición de las fábulas de su sobrino Tomás saldrá, me dicen, en octubre), al que vuelvo a citar:

El señor don Juan de Robres,
con caridad sin igual,
hizo hacer este hospital…
y también hizo los pobres
.

Un Botín puede hacerse fácilmente, aun sin ser pirata, con solo una pistola o su equivalente en papel, una ley o un contrato, y hasta un buen puñado de Botines, al menos en los tiempos de crisis actuales, en que refieren los que los cuentan que se han más que duplicado, por algo será. Las crisis nunca les afectan, solo los vuelven más gordos, hasta que los derriba un ataque al dicen que tienen corazón. Cójase un chico espabilado de buena familia y rica, désele una niñera filipina que le hable en inglés, que lo matriculen en un colegio caro donde solo le hablen en francés o alemán, donde se impregne de todo tipo de gramática parda y donde socialice con los hijos pijos de la crema internacional, que veranee con sus amigos en Canadá y viva unos cuantos años en Londres o Berlín, pónganle un secretario mejor que él que le lea los balances y ya tendremos una buena aproximación. Un sociólogo norteamericano del que no llego a acordarme ha dado las coordenadas exactas que necesita un «Botín» para hacerse, casi todas relativas a una buena educación y unos papás con dinero. Pese a lo cual, algunas veces surge el milagro en forma de huérfano Steve Jobs (cuyo padre natural, sin embargo, era espabilado y rico). Porque las creaciones de Botín, digan lo que quieran, no se ven por ninguna parte, pero las de Jobs llevan su dna, su estética y hasta su moral de manzana mordida. Aquí lo que imperan son los gusanos del régimen pepoísta o los ceporros del ladrillo o de la licra que no han acabado la EGB o la ESO, «estilo» Amancio Ortega (el diseño que pueda tener Zara es de usar y tirar). Nosotros no queremos ser ricos, no queremos ser como Botín y sus secuaces; por eso nunca gastamos en lotería, como los falsos izquierdistas: todo el mundo debería poder vivir lo suficiente con el fruto de su trabajo; si la riqueza se distribuyera digna y proporcionalmente y no con criterios deshonestos o de azar, todo el mundo podría vivir haciendo aquello para lo que esté más cualificado sin padecer miserias y podría fomentarse la ciencia, el arte, la educación y la sanidad. Porque la vida del hombre no debe ser solo una lucha contra un azar que otros llaman destino o (in)justicia.

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Ángel Romera

http://diariodelendriago.blogspot.com.es/

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7 COMENTARIOS

  1. Me gusta la idea de ‘Neobandolerismo’ para hablar de los nuevos santos-laicos, que los hay por más que pese un oxímoron cotizable en bolsa.
    Una reflexión, la del Bandolerismo, ya olvidada desde los trabajos de Bernaldo de Quirós y su bandolerismo andaluz.Pero todo lo que decae por el uso, suele activarse como metáfora.
    Y es que recuperamos viejos conceptos del más viejo pasado: tales como Caciquismo, Alternancia, Cesantes, Restauración, Oligarquía y Bandolerismo.
    Aunque esta idea, no deje de esconder otro oxímoron vibrante, ya que el bandolero antiguo pretende practicar una suerte de reparto de la riqueza por la vía del trabuco, como hiciera Luís de Vargas el de Fernando Villalón. Y el bandolero moderno nos deja, sólo ‘en deudas y ánimas’.

    • Otro bandoolero catalán, pero marítimo, es decir, pirata, se conformaba con pagar guerras civiles y engañar a todo el mundo (no en vano le encantaba el teatro): Juan March.

  2. A un olmo seco. Que poema tan extraordinario. Me encanta que en los artículos se introduzcan estas cosas. El artículo además es muy interesante.

  3. He estado en muchas listas negras; en una sublime como la que acabo de leer, never de las neveras.Y si ahora digo que esta sección de columnata que nos avecina, es puro corintio con tus trabajos, parecerá sobe. Pues que lo parezca y que se jodan.

  4. Es de agradecer que tú invacacionable trabajo profesoril te deje tiempo para elucubraciones reverterianas con un verbo áspero como suela de esparto y sin ilación como ensalada de tallarines y caracoles. El tono de tu discurso recuerda más a informe de la antigua Stasi, echando bilis a diestro y siniestro y disfrazando envidias y resentimientos con la sombra de una banderola remendada con ideales pregonados pero no profesados. Verdaderamente, lo que emborronaste sobre el SESCAM tenía más miga. Vas subiendo de nivel como de gramos los aguacates de octubre.

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