El obispo de Ciudad Real presidió la confirmación cristiana de 32 vecinos de Villamayor de Calatrava

La parroquia de la Visitación de Villamayor de Calatrava se quedó pequeña para acoger a los más de doscientos asistentes que el pasado sábado por la tarde se reunieron para acompañar a los treinta y dos vecinos, de todas las edades, que recibieron el sacramento de la Confirmación en el transcurso de una bella ceremonia presidida por el obispo de Ciudad Real, Antonio Algora, que duró casi dos horas, a la que asistió el alcalde del pueblo, Juan Antonio Callejas y que terminó con el canto de la Salve a la patrona de Villamayor, Ntra. Señora del Rosario.
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Nunca en la historia de este pequeño pueblo de seiscientos vecinos había tenido lugar un hecho igual. Las anteriores Confirmaciones tuvieron lugar en 2004 y fueron para unas pocas personas, por lo que la expectación levantada por la Confirmación de 32 vecinos, cada uno de los cuales precisa de dos padrinos y la presencia del obispo- que ha visitado varios veces este pequeño pueblo-, hizo que la parroquia se llenase de fieles antes de la hora del comienzo del acto. Todos los confirmados lo han sido tras haberse formado para ello en una catequesis dirigida por el párroco de Villamayor que ha durado año y medio, dedicándoles unas horas cada sábado.

Monseñor Algora realizó la aspersión del agua bendita sobre los asistentes, recordando el bautismo de Jesús y de los cristianos y luego fueron presentados los confirmandos, uno a uno y citándoles por sus nombres, quienes renovaron su fe bautismal contestando afirmativamente varias preguntas, para después ser marcados en la frente, por el obispo y ante sus respectivos padrinos, con el óleo santo y el signo de la cruz, diciéndoles: recibe por esta señal el don del Espíritu Santo.

Compromiso público

La Confirmación se realizó tras la lectura del evangelio de la eucaristía, concelebrada por el obispo y el párroco de Villamayor, Miguel Angel Angora, y los ya confirmados obsequiaron al obispo con algunas ofrendas, antes de manifestar públicamente su compromiso, adquirido como cristianos confirmados, con una declaración conjunta y compartida con el obispo.

Los confirmados obsequiaron a su catequista y párroco con un reloj, tras haberle dado públicamente un inmenso ¡Dios se lo page! por orientarles y tras el canto de la Salve a la patrona, los confirmados obsequiaron a la comunidad asistente a un aperitivo en el cercano Hogar del Jubilado.

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