Un día de enero en Alarcos

Uno de los sitios más emblemáticos de Ciudad Real es, sin duda, el cerro de Alarcos. La historia de este cerro es muy amplia. Algunos restos encontrados indican que este sitio ya tuvo presencia humana allá por la Edad de Bronce. convientofresco Ya desde el siglo V a.C. el pueblo oretano ibérico ocupa este emplazamiento, donde se sabe que pudieron construir un santuario, una necrópilis y un sistema viario consolidado. Y es que el cerro, a 10 km al SW de Ciudad Real capital, está situado en un sitio estratégico, ya que desde esta elevación en la margen izquierda del río Guadiana se puede controlar el paso desde el Sur y el Oeste:

El pasado día 27 de enero de 2015 Ciudad Real amanecía con una temperatura de 0ºC, ni frío ni calor. Con un sol radiante, la máxima escalaba hasta 14,2ºC, un día perfecto para disfrutar de los paisajes que el entorno de Alarcos ofrece:

Muy escasos son los testimonios de cómo estaba configurado Alarcos durante la ocupación musulmana de los siglos X y XI, conocido en aquel entonces como “al-Arak” para los musulmanes. La ciudad medieval de Alarcos cuenta con una extensión de 33 ha y se encontraba protegida por una muralla de 3 metros de espesor, una muralla que parece confirmarse que fue construida en el siglo XII, unos años antes tan sólo de la batalla de Alarcos.

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La puerta de la muralla que ha visto la luz se trata de una puerta secundaria, ya que la principal no ha sido hallada y se piensa que se encuentra un poco más al sur. Para decorarla, se usaron algunas piedras pequeñas de origen volcánico. También muchas partes de la ciudad que esta muralla protegía se encuentra todavía enterrada y sólo una pequeña parte ha sido sacada a la superficie:

Desde la ocupación musulmana y hasta el siglo XII, Alarcos se encuentra bajo poder sarraceno, hasta que el rey Alfonso VII lleva a cabo la Reconquista por tierras manchegas, entre otras. A partir del año 1130 y partiendo de León, Alfonso VII realiza durante años incursiones en territorio musulmán saqueando tierras e incendiando mezquitas, conquistando a partir de 1146 los castillos de Calatrava, Alarcos, Caracuel, Almodóvar del Campo o Alhambra. Finalmente, la batalla de Alarcos se produce el 19 de julio de 1195:

“Los cristianos disponían de dos regimientos de caballería: en primera línea estaba la caballería pesada (de unos 10.000 hombres) al mando de Don Diego López de Haro y sus tropas, seguida después de la segunda línea, donde se encontraba el propio Alfonso VIII con su caballería e infantería.

Por parte de las tropas almohades, en vanguardia se hallaban la milicia de voluntarios benimerines, alárabes, algazaces y ballesteros, que eran unidades básicas y muy maniobrables. Inmediatamente tras ellos estaban Abu Yahya ibn Abi Hafs (Abu Yahya) y los Henteta, la tropa de élite almohade. En los flancos, su caballería ligera equipada con arco y en la retaguardia el propio Al-Mansur con su guardia personal.” (Fuente: Wikipedia)

El ataque cristiano fue un tanto desorganizado, de tal modo que tras 3 horas de batalla bajo un calor de justicia, los cristianos empezaron a retroceder ante el contraataque musulmán y los estragos del calor. La derrota cristiana de la batalla fue muy sonada en la época y el número de bajas muy elevado. Así, los almohades conquistaron muchas tierras dominadas por la Orden de Calatrava y llegaron hasta las puertas de Toledo. 17 años después, y gracias a la victoria de los cristianos en la batalla de Navas de Tolosa, Alarcos pasó definitivamente a sus manos. Entre los siglos XIII y XIV, se manda construir en el extremo noreste del cero una ermita en honor a Nuestra Señora de Alarcos. A esta ermita se accede por una abertura de la muralla medieval del castillo construido por Alfonso VIII:

El estilo de la ermita es gótico y fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1980. Su planta es de cruz latina y se divide en 3 naves de altura desigual, siendo la principal más ancha y alta que las laterales. “3” era considerado como el número que representaba la Santísima Trinidad. La fachada principal, orientada al suroeste, destaca por su gran rosetón de tracería, reundido dentro de un marco cuadrado, está formado por diecinueve lóbulos tallados en piedra. Fue copiado para el rosetón de la Catedral de Ciudad Real. La fachada sureste, tiene un porche sustentado por ocho columnas de piedra, que continua con la techumbre de la iglesia, de artesonado simple y cubierta de teja. Originalmente era de traza mudéjar con alfarjes pintados:

Las naves están separadas entre ellas por diez pilares macizos de base octogonal que sirven de soporte a ocho arcos apuntados, construidos con piedra caliza. La capilla absidal conserva su carácter románico.