Comunicado de las Marchas de la Dignidad de Ciudad Real sobre el 14 de abril

Marchas de la Dignidad de Ciudad Real.- Este 14 de abril conmemoramos el 84 aniversario de la proclamación de la II República española; una proclamación que tuvo lugar en medio de una gran agitación social y política en nuestro país.
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Este año, una vez más, se hace necesario reivindicar la importancia de este día, en medio de una grave situación social provocada por unas élites corruptas, representadas fundamentalmente en los dos partidos que se han ido turnando en el gobierno del Estado español desde la Transición, pero también en una Banca cuyas leyes «regulatorias» se hacen a su medida, y en un Gran Capital abocado a una carrera sin fin donde las únicas opciones que parecen contemplarse son, o seguir arrasando el medio ambiente y sometiendo a los pueblos hasta extremos que no se habían visto en décadas, o su autodestrucción como sistema social.

Avanzamos a paso acelerado hacia situaciones de miseria generalizada, ante las cuales la Monarquía, como ha hecho casi siempre, se posiciona del lado de quienes nos han conducido a este escenario, negando el drama de esta crisis-estafa. Usando, en cambio, el mismo discurso de la élite política corrupta, y de la clase empresarial dominante. Todo ello lleva a que el descrédito entre la población hacia la institución monárquica y hacia la figura del Rey sea creciente, a pesar incluso del «recambio» de Juan Carlos I por su heredero al trono Felipe VI, uniéndose además los casos de corrupción que salpican a la Familia Real y a su entorno.

El 14 de abril se sigue conmemorando porque ese mismo día, en 1931, se puso la primera piedra de un sistema político donde el pueblo español eligió democráticamente por última vez su Jefatura de Estado, y porque entendemos la II República como una experiencia de desarrollo progresivo de empoderamiento popular, cuando se pusieron en práctica medidas avanzadas socialmente que nunca se habían visto hasta la fecha, y que aún hoy muchas de ellas no han sido superadas, e incluso se ha retrocedido en varias. La experiencia fue interrumpida bruscamente por el golpe militar del general Franco, con el apoyo logístico y militar del Nazismo alemán y el Fascismo italiano (Hitler y Mussolini), cercenando por décadas los sueños y aspiraciones de varias generaciones de españoles y españolas.

Fue un referente cuyo recuerdo se hace imprescindible para toda persona que se considere demócrata, más aún cuando la «encorsetada» Transición nos ha impuesto una monarquía que fue metida de manera indivisible y tramposa en el bloque de la Constitución Española de 1978, sin ni siquiera tratarse apartadamente en las Cortes Constituyentes o someterse a un referendum específico por parte del pueblo español, lo que constituyó una especie de chantaje, y la clave de la consolidación de la restauración borbónica, hasta ese momento muy discutida. También es un referente la II República porque su recuerdo ayuda a impulsar la labor de las asociaciones de Víctimas del Franquismo y de la Memoria Histórica, en un país cuyas cunetas albergan aún centenares de restos humanos sin identificar, y donde los tribunales (en su mayoría) y las administraciones abandonan la responsabilidad democrática de buscar «Verdad, Justicia y Reparación». Los tribunales internacionales y la ONU han llegado a describir el caso de España como único entre los países occidentales e industrializados, por ese manto de impunidad oficial con el que se tapan, en muchos aspectos, décadas de opresión, tortura y asesinatos de Estado.

Pero no sólo entendemos la celebración del Día de la República como un recordatorio emocionado de lo que fue, y más aún pudo ser, una etapa fundamental de la historia de España, sino como la puesta en marcha de un proceso que pueda ser compartido por la mayoría social hacia la consecución de la III República. No es esta el mero hecho de acabar con la monarquía hereditaria, sino un proyecto de democratización radical de todas las estructuras políticas, económicas y sociales, que incluyen una serie de valores, principios y fines, como el avance hacia una Democracia Participativa donde la ciudadanía sea responsable directa de las decisiones fundamentales; la vigilancia democrática y pública de los Mercados y de la economía en general; la universalización e incondicionalidad del Derecho a Vivienda, Trabajo, Sanidad, Servicios Sociales, Educación y Cultura; el respeto a las Libertades Fundamentales de cada persona; un nuevo modelo productivo no basado en la especulación ni en la degradación del medio ambiente; una banca pública; el rechazo de la Guerra como paradigma de resolución de conflictos (que además no los resuelven) entre las naciones y entre los pueblos; la absoluta laicidad del Estado; etc.

Un objetivo inmediato es el de iniciar un Proceso Constituyente a través de las asambleas y redes ciudadanas con la mayor participación posible, debatiendo ideas, elaborando documentos, aceptando enmiendas, llegando a consensos, y organizando procesos de votación para que finalmente decidamos entre todos y todas en qué clase de país queremos vivir, respetándose también las opciones de aquellas personas y aquellos grupos minoritarios que busquen alternativas de organización social al margen de la elección mayoritaria.

Celebramos pues, desde las «Marchas de la Dignidad» de la provincia de Ciudad Real, el Día de la República en ese doble sentido, de homenaje a la Segunda y de esperanza por la Tercera, para que nos ayude a hacer realidad esos lemas compartidos por una mayoría de españoles y españolas y que las Marchas han puesto en el centro de las reivindicaciones de actualidad: «Trabajo, Techo, Pan».

¡VIVAN LAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD!

¡VIVA LA REPÚBLICA!

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