Crímenes de nuestros padres

Al contrario que los españoles, los judíos ejercitan la memoria histórica con frecuencia y procuran recoger con mimo, por mucho que les duela, hasta el más mínimo detalle del holocausto que sufrieron. Para cuando vuelvan, que volverán, los enemigos de la especie humana, se llamen como se llamen, pues su nombre habrá cambiado para hacerlos más difíciles de distinguir. 

Ángel RomeraLos españoles deberíamos aprender de su ejemplo, pues hoy mismo vemos como leyes mordaza están preparando el surgimiento de un nuevo orden que podríamos llamar fascista si no hubieran cambiado su denominación antigua por otra más apropiada para sus propósitos. Así, ahora impiden protestar por hechos como los que se dieron al comienzo del holocausto judío: leyes que los desahuciaban de sus casas e impedían que protestaran, mientras otros se quedaban con ellas. Como lo que hacen ahora los banksters en contra de una Constitución que promulga el derecho a la vivienda, pero no persigue a quienes lo quebrantan. Pero, para qué hablar, habiendo como hay partidos que directamente desobedecen la Ley de leyes y jueces que no inhabilitan a partidos antidemocráticos antipúblicos y anticonstitucionales (los que lo han hecho y se han creído el papel mojado constitucional, siempre han tenido problemas). Incluso políticos camuflados de periodistas como lobos de corderos defienden esas medidas (no directamente, qué va: miran a otra parte). Pero ahora tampoco podrían «protestar» (con mordaza y más leyes de tardanza en la justicia, menos).  Como escribió en 1826 el periodista ciudadrealeño Félix Mejía, «liberales como esos son los que quieren el Rey y el Papa».

Hoy, cuando tantos se ufanan con «banderas de nuestros padres», será oportuno hablar de los «crímenes de nuestros padres» que tiñeron de rojo esos trapos: solo así conseguiremos evitar la enfermedad del patrioterismo y del golpismo (para la que ya está caducando la vacuna: hace poco que Bono ha divulgado el ruido de sables que aquejó a este país cuando gobernaba Zapatero, con motivo del Estatuto de Cataluña) y volver a recordar (aquí se quemó incluso el  archivo de la Dirección General de Seguridad franquista, que tanto podría haber iluminado la extensión de la hipocresía de este país) lo que dejó escrito el presidente electo Azaña en su drama La velada en Benicarló: que lo peor de una guerra civil no son los hermanos luchando contra hermanos ni los dramas humanos acaecidos, sino su mera inutilidad, pues tanto sufrimiento y sacrificio no resuelve ningún problema y los empeora todos. Decenas de años tardamos en recuperar el nivel económico y social que había antes de la contienda y que podía haber conducido a un estado más lustroso de desarrollo. Pero, como no hubo paz ni reconciliación, sino algo bastante peor, victoria, la derecha triunfante se negó a hacer una meditación como la de Azaña y se limitó a aprovecharse -y cuánto- de la situación, instalando el miedo en lo más profundo de la sociedad española hasta hoy.

Y un ciudadrealeño entre muchos no calló ni se olvidó; hubo muchos con historias como la suya que nunca quedaron en escrito. El motivo era la pura supervivencia, ya que «la victoria» alentaba todo tipo de abusos (no poco alentados por la Iglesia, hasta que esta hizo el examen de conciencia que la derecha fue incapaz de hacer), de forma que la injusticia se volvió continua y sistemática después de la Guerra Civil.

El nombre de este testigo es Bernabé Dondarza; ha fallecido hace tres días de vejez (contaba noventa años). Pero su memoria conservó el testimonio de los asesinatos cometidos contra las tapias del cementerio de Ciudad Real ya concluida la Guerra Civil. Que no concluyó: están de sobra documentadas las sacas o decimaciones con las cuales se fusilaba arbitrariamente a uno de cada diez presos republicanos por criterios tan materialistas como «hacer sitio», en realidad para infundir un miedo corporativo en toda la sociedad al más puro espíritu estalinista que tuviera «prietas las filas». Su hija me contó esos hechos en el velatorio, y yo le pedí permiso para contárselos a ustedes. En la literatura reciente hay pocas referencias a ello, pero por ejemplo trata el tema una novela histórica de Almudena Grandes, en Inés y la alegría (2010), que forma parte de una gran saga de episodios nacionales que está escribiendo sobre el siglo XX.

Bernabé tenía quince años y solía jugar en compañía de otros chavales cerca del cementerio. Allí contempló los fusilamientos de unos cuantos ciudadrealeños para los cuales la Guerra Civil aún no había acabado. No había testigos, salvo los muchachos, que se desafiaban a ir, unos con bicicleta y otros no. Pero como los asesinos (o llámenles menos basto y como les plazca) les veían, los espantaban. Es difícil de creer que para que no vieran lo que ocurría, porque no había pudor entonces para algo así. El lugar es la tapia que hay a la izquierda en la entrada del cementerio. Una reparación ha hecho desaparecer ya los agujeros de las balas de los fusiles. Pero ese lugar es silencioso; no cantan los pájaros y algo sugiere que, como tantas cunetas y fosas comunes de las que algunos se ríen, continúa siendo una infamia y una vergüenza para la humanidad en general y para los ciudadrealeños en particular.

Contornos
Ángel Romera

http://diariodelendriago.blogspot.com.es/

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24 COMENTARIOS

  1. Qué importante es la memoria. Mi padre, que tendría ahora 89 años, también me contó sus vivencias de chaval en las tapias del cementerio de Alcázar de San Juan. En Alcázar hubo un tribunal sumarísimo que funcionó hasta 1943 ¡cuatro años después del final de la guerra!. Hasta allí llegaban en tren para hacer parada definitiva desde el lugar de su captura quienes serían inmediatas víctimas del desalmado espíritu, del desvarío, humano. En Alcázar hay una enorme y hermosísima lápida en recuerdo de aquellas personas fusiladas. Docenas de nombres que se recuerdan cada primero de noviembre. Es la lápida más hermosa de un cementerio que en esa fecha, ya de por sí, está pletórico de recuerdos. Me parece oportuno reavivarlos también un primero de julio

  2. Sr. Romera,

    agradecemos su artículo.

    Hace un par de años se estrenó un documental en Ciudad Real, Vencidxs, en el que colaboramos con un testimonio, el de Román Mourín, gallego de 95 años que terminó la guerra en Ciudad Real como carcelero de la cárcel provincial.

    Le tocó ser piquete de ejecución, participando en más de 50 ejecuciones, también en la de Calixto Pintor, alcalde de Ciudad Real durante la contienda.

    Dentro de poco, el 6 de Agosto, volveremos a dar un pase en Ciudad Real, del que intentaremos informar adecuadamente y tras el cuál debatiremos sobre la situación de la memoria en Ciudad Real.

    Nosotrxs siempre sostenemos lo mismo: que los herederos de los artífices de la represión y del subsiguiente expolio a lxs represaliadxs siguen en los sillones presidenciales.

    Gracias y saludos

    José Antonio Millán
    AMH Ciudad Real
    Abogado

    • Ojalá y con el nuevo ejecutivo en Madrid estas navidades se retome la exhumación y la gente pueda tener a sus familiares en una tumba digna.

      Mucha suerte. Estáis haciendo un buen trabajo, Millán.

  3. Lo de siempre en usted Romera…desde 1936 al 39…no pasó nada de nada en las cunetas y en las paredes de los cementerios.

    Tan joven,tan revanchista y nada objetivo, cualquiera diría que tiene usted un trauma sin haber vivido esos años.

  4. Lo primero, enhorabuena por el artículo.
    En Ciudad Real ocurrieron muchas cosas después de finalizar el golpe de estado prolongado franquista y fascista (mal llamada guerra civil), algo me contó mi abuelo paterno, natural de un pueblo de Badajoz y próximo a Almadén.
    Al terminar esa mal llamada guerra civil estaba en la zona de Valencia y como era del bando perdedor, después de rendirse, le dieron un «salvaconducto» (como él decía) y la orden de venir en tren hasta Ciudad Real y presentarse en la plaza de toros. Así lo hizo y al llegar a la estación preguntó a una mujer por dónde se iba a la plaza de toros, la bendita mujer le dijo en voz muy baja, «no vaya, están fusilando a todos los que se presentan del bando contrario, márchese a pie y procuren que no le vean». Gracias a ésta buena mujer, mi abuelo llegó a una finca de Almadén y allí pudo reunirse con su familia:

  5. Enhorabuena por el artículo. Lamentablemente el país ha evolucionado muy poco. La derecha española sigue pensando que es revanchismo lo que no es más que dar sepultura a los muertos y reconocimiento a las víctimas, esa es una herida que no se puede quedar abierta. Y sigue sin enterarse de que la II República era el sistema democrático totalmente legítimo que había en ese momento, y que la democracia consiste en que, a veces, ganan los que a ti no te gustan pero lo tienes que respetar. En el fondo, esta derecha se siente más próxima a Franco que a la República, y enseguida le sale el pelo de la dehesa, rechazan las urnas y los resultados que no les convienen, no hay más que ver cómo han reaccionado a los últimos resultados electorales.
    Si aquí hubiera una derecha con dos dedos de frente, al estilo europeo, con un mínimo de sentido del cambio, no estaríamos siempre enmarronados con las mismas historias.
    En los próximos meses veremos cómo vuelven con su populismo habitual con los temas que tanto le gustan: las víctimas del terrorismo de ETA, los «separatismos» y los símbolos del estado. Sobre estos populismos van a construir las próximas campañas electorales intentando echar mano de la visceralidad y de la manipulación.

  6. Amigo, Angel, desde la admiración: Creo, si me permites parafrasear a uno de mis personajes de Entre las balas, en nuestra guerra civil, al final,pelearon dos monstruos y en una guerra civil en la que pelean dos monstruos «el que sobrevive es el peor», de tal suerte que si hubiera ganado el otro monstruo, hoy estaría desprovisto de toda mítica. El aserto tienes algo de malrauxiano. Dice jejejej que «Los asesinados y represaliados del otro bando(de los vencedores,digo)tuvieron su tumba,su lápida y sus honores desde el primer día.Los otros,los perdedores, no.» con lo que admite, lo cual no es una descubrimiento insolito, que los hubo y que lo unico que los separa son los honores. Por otra parte la palabra revancha, mas que una palabra un deseo insatisfecho, sigue desgraciadamente palpitando en la politica española, de tal suerte, también, que hay una posibilidad de retomar la línea interrumpida por la fuerza por el general Franco (me da pereza intelectual escribir su nombre): y es que gane Podemos por mayoría absoluta en noviembre. Y aqui paz (si la hubiere) y gloria (si también la hubiere). Acabo, como escritor, disfruto más de las cosas por cómo están escritas que por lo que dicen y desde ese punto de vista, un sobresaliente. Saludos.

    • ¿Propones que, al igual que cuando ganó el PP con Aznar se «acabó» la transición, con una victoria de Podemos se acabaría el «fantasma» de la Guerra Civil? ¿Es eso? ¿Si ganara Podemos volveríamos a esa floreciente II República de la que solo nos quedan los recuerdos literarios y las mentiras que hundieron a los políticos del momento?

      No sé, lo mismo no he entendido.

      • Quien soy yo para proponer nada? Allá cada uno con su revolución. Pero, si, deseo fervientemente que gane Podemos de calle. Será emocionante experimentarlo. Siempre nos quedará Paris.

        • Hasta los huevos de PODEMOS. Así de claro. Que hartura de fariseos y vírgenes…que se arrogan la pureza de la democracia…Que les den…

  7. José María Iribarren, secretario personal de Emilio Mola, nada dudoso de «rojo» por tanto, anotó el 4 de agosto de 1936, apenas dieciséis días después del levantamiento sedicioso, en su diario de guerra, luego publicado con el título «Con el general Mola: escenas y aspectos inéditos en la guerra» lo siguiente:

    «Me ha chocado el juego que se llevaban unos chiquillos. Dos de ellos iban con escopetas de juguete. Los demás cogían a otro prisionero y lo conducían ante los armados. Estos le gritaban al preso:<>, y como el preso no contestara (el juego era no contestar), los de las escopetas apuntaban y el pelotón imitaba el fusilamiento».

    Verdad, Justicia y Reparación.

    Enhorabuena por el artículo, Ángel.

  8. Sr. Romera. Las tapias del cementerio del 36 al 39,¿ estuvieron silentes ? .Su tendencioso y sectario escrito indigna leerlo. Dedi’queles algún artículo a los «paseados» del 36 al 39.
    No hurgue en heridas. Cuanto daño ha hecho y sigue haciendo la memoria histerica zapateril
    A algunos , la gran mayoria nos han educado, para convivir y luchar por una España unida. Ya fue bastante duro aquello para todos.

    • Romera es un buen escritor pero le pierde una incomprensible visceralidad y aversión hacia una parte de nuestra historia. Del 36 al 39 no hubo fusilamientos. Lo de siempre, unos asesinan y los otros saldan cuentas. Que eso lo mantenga un indongo pase…pero un profesor de instituto…no tiene perdón de Marx.

  9. Comentarios estos dos últimos que no merecen comentario: mienten incluso ya desde el nombre que los encabeza, una máscara o pseudónimo para «fusilar» mejor. ¿Por qué leer más? En términos legales, se les puede presumir mentira.

  10. Me gustaría precisar unos términos en lo que refiere a la guerra civil española reiteradamente aparecen:

    El único bando (o banda de salteadores) fue el fascista.

    El repúblicano no era un bando…era el Gobierno Legítimo de España. Por cierto, el único que tenía autoridad para el ejercicio legal de la coherción y la violencia y que se opuso a ello hasta que fue demasiado tarde.

    Hablar de bando republicano en términos estrictamente terminológicos me duele el alma.

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