Errejón y la neolengua: claves ideológicas y políticas de Podemos

Javier Fisac Seco.- Hace días, 17 de junio, Iñigo Errejón publicó, en “Público”, el artículo: “El 13 de junio como tercer hito del proceso de cambio. De las posiciones ganadas a la ofensiva”. Este artículo es tan importante, como para Champollion fue la “piedra Rosetta”, un documento gracias al cual se puede intentar descifrar el contenido ideológico que, debajo de cada palabra, se encuentra encriptado.
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Que nadie, pues, interprete, sobre todo aduladores y arribistas, que criticar es necesariamente acertar, sino reflexionar y nunca un debate a muerte entre gladiadores del circo romano, sino un contraste de opiniones, entre amigos e incluso aliados, con la única intención de avanzar hacia el descubrimiento del conocimiento.

Prevenido de esta manera entro a analizar el documento. Errejón ha creado una neolengua, gracias a la cual, uno no sabe en qué mundo vive. Ni quién es, ni a qué clase social pertenece. Ni de qué vive o cómo vive. Se daba por supuesto que podían ser marxistas sus fuentes, pero nunca citan autores marxistas, excepto a Gramsci, de cuyo ideario olvidan que su objetivo era la conquista del Poder y la organización del proletariado en consejos de fábrica.

Aún más llamativo es que no utiliza el lenguaje del pensamiento político, que encontramos desde la Biblia, pasando por Platón, hasta en cualquier libro de historia del pensamiento político contemporáneo como pueden ser la “Historia de la teoría política” de Sabine” o “La crisis de la conciencia europea” de Paul Hazard. Y no puedo pensar que no los conoce, sino que otras serán las razones por las que no cita el lenguaje universal de la teoría política.

Porque sus palabras carecen de contenido social, político, psicológico, económico y religioso. No están contextualizadas en un escenario social de “lucha de clases”. O lo que es lo mismo, los análisis de Iglesias, Errejón o cualquier persona de la dirección no se construye a partir de un escenario de lucha de clases.
De su neolengua han desaparecido las expresiones con las que nos entendíamos, los antiguos. Palabras como Poder, dominación, clases sociales, lucha de clases, trabajadora, proletaria, proletarios, siervos, capitalismo, esclavitud, miseria, ricos, pobres, explotadores, esclavistas, clericales y anticlericales, feministas, homosexuales, represión sexual, dominación económica, sadismo y sadomasoquismo, subconsciente, consciente e inconsciente, poder indirecto del papa, tesis y antítesis, hipótesis y tesis, doble pacto, derecho de resistencia, razón de Estado, Declaración de Derechos, soberanía nacional, soberanía popular, sufragio universal, existencialismo, nazismo, fascismo, imperialismo, socialismo, capitalismo, instrumentos de dominación, aparatos del Estado, dios…

Sin este lenguaje, ¿cómo vamos a poder leer todo lo que se ha escrito hasta el siglo XXI? ¿Nos está proponiendo un mundo como el narrado en la película “Metrópolis” por Fritz Lang?, en el que unos vivían arriba, en la superficie, felices, y otros abajo, en el subsuelo, esclavos, sin esperanza de liberación para no poder molestar, ni con el pensamiento, a los de arriba. Será Errejón una especie de salvador pacifista como María de “Metrópolis” o el Jesús del cristianismo?

Si vinieras del pasado o volvieras del futuro o aterrizaras en la Tierra después de un largo viaje entre galaxias, no podrías saber si estamos en un mundo de esclavos, de siervos o de proletarios. De qué modo de producción está hablando. Qué forma de gobierno o dominación tenemos. Si vivimos bajo una dictadura, una teocracia, una monarquía absoluta o una satrapía. No sé si soy esclavo o amo, burgués o proletario, siervo o señor. Este mundo maniqueo lo ha sustituido por un mundo panteísta y populista en el que no existen clases sociales y, en consecuencia, no puede existir lucha de clases.

En lugar de este lenguaje, Errejón, sustituye la expresión “proletariado” por “gente trabajadora”, “los de abajo”, “los sin título”, “plebeyos”, “sectores empobrecidos” o “subalternos”, y las palabras “explotador, capitalista, burguesía, autoritario, totalitario, dictador, dominante…” por las expresiones: “los de arriba”, “las élites”, “oligarquías”. Si ha eliminado la existencia de clases antagónicas, en buena lógica, sustituye la expresión “lucha de clases” por “tensiones en el bloque histórico”, una expresión gramsciana, aunque Gramsci hablaba de clases sociales, lucha de clases y consejos obreros; “la pasión política como motor del cambio” sustituye la palabra “revolución”. ¿De qué cambio nos habla cuando en su lenguaje ni existen clases antagónicas ni ideología que lo respalde?

La expresión clases medias ha sido sustituida por “sectores medios”. Quiénes integran estos sectores medios. Qué relaciones existen entre sus integrantes y los de abajo. Qué intereses políticos, económicos e ideológicos tienen en común. Sustituye la expresión “bloque dominante” por la de los “actores tradicionales”, que debe referirse a la burguesía, la socialdemocracia y el comunismo. Los actores tradicionales ¿no representan intereses de clases antagónicos y no ha degenerado, socialistas y comunistas, en partidos institucionales integrados en el sistema capitalista con una forma de dominación democrática de coexistencia de clases? Qué intereses defienden socialistas y comunistas para que deban ser sustituidos. Por quién?

Califica de “minorías ruidosas” a las fuerzas sociales impulsoras de los movimientos sociales emergentes como motoras del cambio. ¿Quiénes son esas minorías ruidosas? Lo que llama “sectores empobrecidos por la gestión regresiva y oligárquica de la crisis” y “gentes” que recobran la ilusión por lo común, que celebran juntas y se proponen metas compartidas. ¿Quiénes son esos sectores empobrecidos y esas gentes. ¿Son clases sociales, se movilizan por ideas, lo hacen porque el capitalismo y sus políticas neoliberales, expresión que nunca utiliza, los están condenando a la miseria?

Y la expresión “Estado de bienestar”, que prefiero llamar “Estado popular de bienestar”, por qué no la utiliza. La oligarquía, que debe ser los capitalistas, la oligarquía financiera, especulativa, empresarial, el FMI, la “troika” ¿acaso carecen de política económica, la neoliberal? Porque en su lugar utiliza la expresión “gestión regresiva y oligárquica” de la crisis.

Otra palabra clave es “transversal”, que debe contener las expresiones: sectores medios, unidad popular, minorías ruidosas, sectores empobrecidos, gente trabajadora, sectores subalternos. ¿Qué contenido social, político e ideológico contienen todas estas expresiones? ¿Son asalariados, son feministas, son homosexuales, son estudiantes, son desahuciados, son parados, son funcionarios, son ateos, son anticlericales, son médicos, son enseñantes, son enfermeras, son comerciantes, son intelectuales…? ¿Qué son?

La palabra “transversal”, una vez eliminadas otras expresiones clásicas de gran contenido revolucionario, como lucha de clases, proletariado y burguesía, revela, al menos, el interés y la posición ideológica de Podemos por ocupar el espacio de las clases medias y situar en el consenso entre clases medias y “los de abajo”, en su terminología, el punto de convergencia de intereses económicos, políticos e ideológicos, su objetivo electoral y su base social.

Con su concepto de “transversalidad” de “unidad popular” evitan referirse a modelos del pasado como “Frente Popular”, por una razón fundamental, porque a diferencia de los frentes populares organizados por varias fuerzas políticas de centro izquierda en torno a un programa común, Podemos rechaza esa alianza de fuerzas políticas, no un programa común de fuerzas transversales, porque propone la “convergencia por la base” de clases medias y asalariadas, no organizadas o como representantes de otras fuerzas políticas.

De ahí su rechazo a las propuestas orgánicas de Izquierda Unida o de Anguita. Proyectos y organizaciones que Podemos considera que ya han agotado su razón histórica y política de ser. Sus bases y electores sí pueden y deben participar por la base en el proyecto y programa de Podemos.

La transversalidad es una palabra clave asociada a otra, el término “hegemonía” política, ideológica y moral, que Iglesias toma de Gramsci pero que es muy anterior en la teoría del pensamiento político marxista. La batalla por la hegemonía política, la ideológica está por ver, es la que está dando, actualmente, Iglesias. Y lo hace proponiendo una unidad popular, no condicionada por siglas, en la que pretende conseguir una posición hegemónica.

Pero, al mismo tiempo, está construyendo la organización política que conocemos como Podemos. La construye organizando una estructura de partido integrada por los concejales, alcaldes y diputados que, sin pertenecer necesariamente, en origen, a la marca Podemos, sí pertenecen a todo tipo de agrupaciones municipales y autonómicas asociadas a Podemos. De esta manera el movimiento comunal asambleario permanece en la base intacto y sus representantes o mandatarios, en expresión roussoniana, pasan a formar parte del partido Podemos. Ya que la construcción de éste es un objetivo que Iglesias tiene claro.
Mientras existan luchas de clases, la lucha de clases que se desarrolla en la sociedad se refleja en las vanguardias políticas de izquierdas bajo la forma de una lucha de clases ideológica y política, tradicionalmente organizadas en partidos políticos de clase obrera o proletaria, necesariamente de origen marxista o anarquista. Sólo el proletariado es una clase social alternativa al Capitalismo porque es la única clase social que, creada en el proceso de desarrollo del Capitalismo, generada por él mismo, es su negación.

El origen y la fuerza de Podemos, que no representa a ninguna clase social determinada porque no nace identificado con los intereses del proletariado, no se encuentra en un proyecto ideológico y común compartido sino en la convergencia “transversal” de todo tipo de reivindicaciones populares sin referentes ideológicos identitarios, que orienten la movilización hacia objetivos políticos definidos.

¿Qué conciencia de clase tiene Podemos? La transversalidad se construye con ciudadanos con diferentes conciencias de clase y sin ninguna porque muchos tienen sentimientos y valores opuestos. Pueden ser católicos, monárquicos, musulmanes, republicanos, ateos, anticlericales… ¿Pueden compartir una misma ideología? Un mismo sistema de valores. ¿Qué valores? ¿Es posible participar en un mismo proyecto político sin unidad ideológica?

Podemos es un movimiento comunal asambleario. No está implantado en las fábricas, en los institutos, universidades, en la administración, en las pequeñas y medianas empresas, en el comercio…en los ambientes de trabajo de todos los asalariados, profesionales y clases medias. Esto significa que al depender de la ley del movimiento que los ha impulsado, si éste se paraliza, desmoviliza o diluye, por cualquier razón, la cabeza se debilita. Probablemente Podemos acabe siendo un partido electoral, favorecido porque la crisis es estructural a las políticas neoliberales, decididas a imponer la miseria a la tercera parte de la población. El modelo es norteamericano.

No es de extrañar que Podemos no tenga un proyecto nacional, que tal vez hayan elaborado o estén en ello. Yo, al menos, no les he oído hablar en estos términos. Mostrando sus contenidos. Es que no nació como proyecto nacional, sino como consecuencia de la explosión electoral del movimiento. Impulso que les ha elevado hasta la posición actual. En cuya dinámica van improvisando las respuestas políticas y organizativas.

Al no identificarse ni con la monarquía ni con la república, cuyos valores identitarios son antagónicos, sólo queda una tercera fuerza: el populismo. Contando con esta ausencia de ideología y con la base social representada en las movilizaciones comunales, Podemos sólo puede llegar a ser una tercera fuerza, posición compartida con Ciudadanos, ya que nunca será capaz, él, si Ciudadanos, de reducir el 20 % de la base electoral del PP y otro tanto por parte del PSOE. Logrando lo más importante: la quiebra del bipartidismo. Que ha sido la forma de dominación del Capitalismo desde la “Transición”. Por estas características, la situación sociológica y política española no es equiparable con Grecia.

La quiebra del bipartidismo es lo que menos se podía pensar que pudiera ocurrir. Y va a revolucionar los equilibrios del Poder. Y esta victoria es suficiente para mantener su existencia en un escenario político en el que ninguna fuerza política pueda tener mayoría absoluta. Su apoyo al independentismo, sí podría contribuir a liberar España de un problema histórico y político que la derecha clerical ha sido incapaz de resolver.

Y a reducir la fuerza tradicional de esta derecha tan reaccionaria y tan clerical, que es impotente para modernizarse aceptando, de una vez, los Derechos Humanos. Garantizándolos sobre la imposición de los Deberes o Doctrina cristiana, a la que la derecha española sigue tan aferrada como los carlistas.

Pero, ¡Ojo! Porque esta derecha sabe que nunca podrá volver a ganar por mayoría absoluta, a lo que contribuirá Ciudadanos, y está preparando un golpe de Estado legal mediante una reforma de la ley electoral en beneficio de la “lista más votada” pero sin mayoría absoluta. Este mensaje subliminal, de que ellos son la lista más votada y por eso han ganado las elecciones, no dejan de repetirlo constantemente.

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5 COMENTARIOS

  1. estos de podemos se quejan de la prensa porque cambia algunas palabras como guerra por intervenciones militares, pero si las cambian ellos, a modo de desprecio a todo el mundo no pasa nada

  2. Aún dándote la razón en varias cosas, esto que escribes no deja de ser aplicable al 100% de los partidos. Un PSOE que es socioliberal, un PP que es un partido «atrapatodo» de la derecha, tanto la ultra, como la moderada (bueno, hasta que aparece Cds). Dos partidos que acusan al resto y, sobre todo, a Podemos de no tener principios o cambiarlos cuando les interesa. Me tengo que reír, porque ¿Cuáles eran los principios de quien creó el GAL, o los principios de quien creó los pagos en diferido por sobre? Puto cinismo de nuestros clásicos.

    Te veo, en mi opinión, un poco enfurruñado con la organización-estructura de Podemos, y entiendo que estás en todo tu derecho, pero este artículo sirve para criticar cualquier organización política que exista. Es muy generalista. Yo iría más a cosas concretas, que las hay.

    Fíjate, empiezas con lo del neolenguaje, negando por tanto la evolución del mismo, ya que las palabras dejan de usarse y aparecen otras nuevas, y lo haces usando a Errejón y su «núcleo irradiador» JEJEJE. Aprovechas que es un tipo que viene de la investigación y que comete el error (que fue un error) de usar el lenguaje técnico para comunicarse con el pueblo llano. Pero no todos usan ese lenguaje en política y en Podemos y lo sabes. Yo puedo tener un «exantema súbito» o una «roncha». Ahí debo elegir al destinatario del mensaje. Pero no sé si da para un artículo.

    Hablas de transversalidad y de conciencia de clase que terminan diluyendo a Podemos ¿Pero acaso no has visto eso en el resto de partidos? ¿No hablan el PSOE o IU de eso? evidentemente el PP no. Porque no tienen ni conciencia, ni clase. Sobre todo lo de no tener clase en el caso de los bocas que se pasan el día insultando a los demás en los medios (Hernando, Aguirre, Cifuentes, Aznar….). Es más, parce que exiges a Podemos que tenga las características de un gran partido, cuando no hace ni tres días que está en la calle…con ello das la sensación de unirte a aquellos que no quieren que podemos llegue al bautizo vivo…que son mucho y muy rancios y conservadores ellos.

    No sé, creo que lo único que me queda de tu artículo es esta frase que entrecomillo y que es lo que más me ha gustado:

    «Que nadie, pues, interprete, sobre todo aduladores y arribistas, que criticar es necesariamente acertar, sino reflexionar y nunca un debate a muerte entre gladiadores del circo romano, sino un contraste de opiniones, entre amigos e incluso aliados, con la única intención de avanzar hacia el descubrimiento del conocimiento.» Entiendo con ello que después de clavar la puntilla, aún quieres que el toro siga vivo. Y haces bien.

    En fin, en mi siempre errónea opinión, me parece que no has acertado del todo. Eso sí, el texto impecable, como siempre.

    Saludos.

    • Blisterr, gracias por tus comentarios y opiniones críticas. En primer lugar, yo votaría a Podemos por una razón fundamental, porque ha roto, junto con Ciudadanos, a quien no votaría porque no soy de ninguna derecha, ni civilizada, ha roto con el bipartidismo del que digo que ha sido «la forma de dominación del Capitalismo desde la transición». Sólo por iocurrirseme esta frase cuando escribía ha sido para mi satisfacción una clarificación. Vengo criticando a PSOE, como instrumento al servicio del Capitalismo y a I.U. por carecer de ideología progresista. PUedes leer un artículo mío titulado «Felipe González: el hombre de Washington», y otro sobre Carrillo, cuyo titular no recuerdo, pero que. asociándolo a mi apellido lo encuentras. Más recientemte, hara unas tres semanas, he publicado otro titulado, más o menos, «PSOE/IU versus Podemos: vieja y nueva política» donde llego a la conclusión de que socialistas y comunistas han agotado sus programa mínimo y ya no saben qué hacer. La reflexión que hago sobre Podemos a partir de su lenguaje, es que no son revolucionarios, algo de lo que ellos mismos presumen, pero han roto el bipartidos, hecho que califico de revolucionario, y defienden las conquistas de lo que llamo Estado popular de bienestar. Sólo por esto frente a la ofensiva neoliberal, que quiere condenarnos a la miseria, yo los apoyo. Pero no puedo negar que carecen del lenguaje político adecuado, que sólo son reformistas o revisionistas y que como no tengo otra cosa, los apoyo. A pesar de mis reflexiones críticas.
      Saludos

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