Toldos y sombras

José RiveroCon la que ha caído, con la que está cayendo, en el mes de julio, de un julio canicular en exceso, uno ha suspirado, ¡y cómo!, por la sombra de las calles entoldadas.  Y ha recordado el trabajo de Oscar Tusquets, en la onda de Tanizaki, ‘Elogio de la sombra’. Calles sombreadas y entoldadas, que en algún momento del pasado, algún capitular capitalino osó poner encima de la mesa, tras algún viaje al sur español. Y  se paró la iniciativa, de est udar las zonas de sombras posibles, por la destemplanza de algunos colectivos vecinales, que se creen con patente de sol y no de sombra. Que, además, pusieron el grito en el cielo y en el toldo.

rv_valdeY bien cierto es que desde entonces, ningún consistorio ni edil alguno, de la cosa de las calles y del Urbanismo ha pensado en la necesidad de la sombra reparadora. Y es que estos días hemos comprendido la inhabitabilidad térmica de muchos espacios, que se quieren centrales y públicos, y que sólo rinden homenaje a la parrilla del santo del Escorial, San Lorenzo en su asador y achicharrado.

Lo de entoldar las calles, tiene un largo abolengo. Y  puede mirarse a Siena y sus Fiestas del Palio, al Toledo del Corpus y a la Sevilla de la Virgen de los Reyes. Hay, incluso imágenes de principios del siglo XX cuando no había aire acondicionado, y donde la idea del confort se vinculaba con la sombra reparadora. Práctica que viene del sur, pero que se abre camino hacia el Norte, por mor de las largas insolaciones, y así desde Getafe, a Madrid mismo en Preciados y Carmen y hasta Logroño.rv_granada

Del Sur, ni hablamos porque desde Cádiz a Granada y desde Écija a Málaga, todos los Ayuntamientos han optado por la sombra que es benéfica. Incluso ha habido actuaciones apoyadas por calles comerciales y por marcas de renombre. Ya que no somos, nos bajamos Smart City, al menos que seamos Shadow city.rv_sevilla

Periferia sentimental
José Rivero

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3 COMENTARIOS

  1. Por favor, señores del Ayuntamiento: lean y tomen medidas.

    Andar por Ciudad Real estos días está siendo una penitencia.

    Lleva toda la Razón Rivero. Habrá que pensar en algo que elimine, al menos, el sol directo de nuestras cabezas en las calles más transitadas y fundidas por la canícula. Y en las zonas céntricas no estaría mal el uso de algunos difusores de agua.

    Incluso, aunque sea una imagen que tengo del pasado, podrían baldear las calles con el viejo camión de los bomberos a eso de las ocho de la tarde. Recuerdo que se notaba muchísimo por donde pasaba ese camión destartalado.

    Uno quiere ser muy cuidadoso con los usos del agua, pero es que nos estamos friendo en vida.

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