Bailando contra la parálisis de una sociedad que no garantiza una vida plena y autónoma para todos

Eusebio Gª del Castillo Jerez.- Al ritmo de ‘El mismo sol’, de Álvaro Soler, decenas de personas han participado en el flashmob organizado por la Asociación para la Ayuda a Personas con Parálisis Cerebral y Síndromes Afines de Ciudad Real (ASPACECIRE) que se ha desarrollado en la calle Carlos Vázquez. Este colectivo ha estado arropado por alumnos del IES Atenea y del CEE Puerta de Santa María, así como por las asociaciones Caracolín y Caminar.flashmob-aspacecire-1
Este 5 de octubre conmemora el Día Mundial de la Parálisis Cerebral y se ha celebrado con un evento convocado a la vez y al mismo son en ochenta ciudades españolas. Además de organizar un divertido baile, Aspacecire ha instalado una mesa informativa en la Plaza Mayor y al mediodía se ha dado lectura al manifiesto con el que se han reivindicado los derechos de las personas con parálisis cerebral.

La campaña de este año está centrada en la importancia de las familias y de las administraciones públicas para lograr que los afectados obtengan los apoyos necesarios para disfrutar de una vida plena y lo más autónoma posible.

Desde la asociación se ha reclamado a nivel local una ciudad más accesible. «Se debe entender que hay personas con diversidad funcional que deben gozar de una plena inclusión en la sociedad», han recalcado.

Aspacecire atiende a 22 usuarios en el centro de día, a 8 más con carácter residencial, trata 118 casos a través de su servicio de atención temprana y a otras 20 personas en tratamiento ambulatorio. Además ofrece un servicio de respiro familiar.

El acto ha contado con la presencia de representantes del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Ciudad Real y del Grupo Municipal Popular, así como de la Diputación Provincial.

Manifiesto Día Mundial de la Parálisis Cerebral: ‘La familia: el fundamento de las personas con parálisis cerebral’:

Para las personas con parálisis cerebral, la familia constituye el pilar básico sobre el que apoyarnos para sobrellevar los obstáculos y las dificultades añadidas a nuestras vidas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el concepto de familia incluye no sólo aquella que uno hereda (y por tanto no elige), sino también la que uno constituye con el pasar de los años junto a una pareja en común unión.

Formar una familia es nuestro derecho, y sin embargo todavía constituye un tema muy alejado de la realidad normalizada. Lo mismo sucede con nuestra posibilidad de emancipación, contando con los apoyos técnicos y humanos para vivir independientes como pareja en una vivienda, que supone prácticamente una utopía. Sabemos que ésta es una meta que se alcanzará a largo plazo, pero no queremos perder la oportunidad, en éste nuestro día, de que las administraciones públicas y la ciudadanía sean conscientes de que a una de cada quinientas personas se les está negando, por acción u omisión, su derecho a formar una familia.

Y con respecto a la familia heredada, a nuestros maravillosos hermanos, hermanas, padres y madres, son ellos quienes se ven obligados a asumir la mayor parte del sobre coste producido por nuestra discapacidad, y sin embargo, también son ellos quienes se ven obligados a sacrificar sus profesiones por darnos el apoyo que necesitamos. Por ello, demandamos servicios y medidas que garanticen desde las administraciones públicas la conciliación laboral y la debida atención familiar.

Asimismo, reclamamos el derecho a una igualdad de oportunidades para todas las familias, independientemente de la comunidad autónoma donde vivan, o si lo hacen en el núcleo urbano o en el medio rural.

Y como las familias vivimos una verdadera descoordinación entre los diferentes servicios y departamentos de las administraciones públicas, especialmente durante los primeros años de nuestra vida, reclamamos una respuesta conjunta y coordinada de las áreas públicas de salud, bienestar social y educación. Y este último ámbito, requerimos poder elegir si realizar nuestra educación en un centro educativo público, privado o de educación especializada, en función de sus recursos e idoneidad para atender nuestra especificidad.

Además, solicitamos que las ayudas técnicas y tratamientos prescritos por todos estos servicios sean completamente gratuitos, pues los requerimos para intentar equiparar nuestra situación vital a la de cualquier ciudadano.

Respecto a la vivienda, las familias y las personas con parálisis cerebral deben elegir libremente dónde ésta última quiere vivir: el hogar familiar, una residencia especializada o una vivienda particular. Pero para tomar esta decisión de una forma libre deben existir los apoyos económicos, materiales y humanos necesarios para garantizar que estas tres opciones sean una realidad donde recibir una atención completa y adecuada en todos los casos.

Atender estas medidas familiares básicas debería ser para las administraciones públicas un imperativo moral, pues son ellas quienes han delegado en la familia una buena parte de los cuidados de las personas con parálisis cerebral; de otra forma estarían desatendiendo las obligaciones debidas a sus ciudadanos, y sobre las que se asienta el cumplimiento del pacto social.

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