El sentido de la Vida

MarcelinoSi no habéis hecho el Camino de Santiago, no lo dudéis, hacedlo.

Elegid bien la compañía. No se trata de caminar y hacer fotos. Ni de conocer hoteles rurales coquetos, ni de disfrutar de buenos alojamientos, ni de padecer tampoco en los albergues impersonales. Yo tuve la suerte de cruzarme con Ramón, Ramón Llull; alguien cuyo nombre, efectivamente, coincide con el del monje y gran maestro alquimista mallorquín del siglo XIII.
-¿Seguro que te llamas así? –le pregunté.

Él me devolvió una sonrisa mientras me respondía preguntando.

-¿Y tú…….? ¿Qué piensas encontrar antes de llegar a Compostela?

Podía haberle dicho infinidad de cosas: nada en especial, tranquilidad para el espíritu, nuevas energías para volverlas a mal-gastar en lo mismo de siempre una vez de vuelta a la normalidad; recuerdos, simples recuerdos a los que recurrir en momentos de melancolía ¡Qué se yo! He de reconocer que nunca pensé hacer el Camino por un motivo determinado.

-Encontrarme a mí mismo –le respondí con toda la espontaneidad del mundo.

Si me hubieran sometido a tortura hubiera jurado que aquellas palabras las había pronunciado otro. A día de hoy pienso que Ramón Llull, el peregrino, el que me preguntó si iba a Santiago a la salida de una posada casi al inicio del viaje, era un mago; un mago blanco, eso sí; igual que el otro del medievo.

-O sea, que vas en busca de tu propio ser y piensas encontrártelo en un cruce cualquiera de estos caminos –me espetó mi peregrino de compañía.

-¡Hombre, dicho así…..! Tampoco tomes muy en serio lo que te acabo de decir. Voy a hacer el Camino porque me han hablado muy bien del arte, del paisaje, de la comida, de…….

-Otro que juega al despiste –me interrumpió.

-¿Cómo que otro? –repliqué yo, colocándome unas gafas de sol especiales.

-Es un decir –remató Llull.

Habíamos caminado un par de horas. Llull era cordial, afable y de gran cultura. Todo me lo explicaba al detalle. Daba la impresión de conocer la ruta al dedillo; cuando cogió un desvió a la derecha y dijo ordenándome:

-¡Sígueme! Vamos a descansar a la vuelta de aquel recodo.

Nos sentamos sobre el suelo, recostándonos en una piedra a modo de respaldo. A Llull se le veía a sus anchas, disfrutando del sitio y convencido de su cuestionable comodidad.

-¿Sabes lo que es la alquimia? –me lanzó.

La verdad es que eso de la alquimia me sonaba, pero saber, lo que se dice saber…….Preferí callarme antes de soltar una barbaridad.

–Bien, ya veo que estás pez –volvió a lanzarme.

–La mística ¿Te suena la mística? –aquello parecía un ataque; ¡menuda forma de descansar!

-¡Pero bueno! ¿A qué viene esto? –le respondí subiendo algo el tono.

-Si ya te enfadas con estas dos preguntas tan sencillas mal vamos estimado compañero peregrino –Llull no perdía la compostura. Acababa de sacar un buen pedazo de queso de un zurrón que llevaba colgado al cuello, un trozo de pan con pinta de estar más duro que una piedra y una navaja…..; la navaja era preciosa, como trabajada por las manos de un orfebre.

-Veo que te gusta mi navaja. Ya no se hacen cosas así –continuó, adivinándome el pensamiento.

-No te enfades, hombre ¿Pero cómo vas a encontrar a tu ser, a ti mismo, si no tienes ni idea de lo que es la alquimia ni la mística? Seguramente serás uno de los incautos que se han creído eso de que hay que estar atento a la voz interior ¿Qué voz interior puede llegar a oír alguien que esté espiritualmente sordo o, lo que es peor, dormido? Os toman el pelo como quieren. Deja que te cuente algo. Préstame atención unos minutos, por favor.

-La alquimia para el ser humano es la búsqueda y despertar de la Vida secretamente adormecida bajo la gruesa envoltura del ser y la ruda corteza de las cosas.

Lo que me dijo mi amigo el peregrino me tocó el alma a pesar de no acabar de comprenderlo. Así que la alquimia para el ser humano es una búsqueda y un despertar de una Vida adormecida –repetía en mi interior.

-¿Y cómo puede llegar a adormecerse la Vida? –pregunté.

-La repuesta la tienes en la propia definición que te acabo de dar, pero te la aclararé con gusto ya que, como una persona de tu generación, te cuesta mucho reflexionar sobre la complejidad de los asuntos trascendentes.

En primer lugar, cuando encerramos a nuestro ser –ese que quieres encontrar- debajo de una gruesa envoltura.

Y, en segundo, cuando de nuevo sometemos a nuestro ser a otra cárcel formada, en este caso, por la dura corteza de las cosas.

Es decir adormecemos nuestra existencia cuando con nuestros pensamientos creamos monstruos que construyen cárceles alrededor de nuestro ser y, también, cuando nos convertimos en prisioneros de las cosas.

Normalmente no nos daremos cuenta de que estamos en una prisión; muy al contrario, tenderemos a pensar que estamos en un refugio que nos hemos construido para protegernos y el colmo de los colmos será cuando encima nos sintamos orgullosos de ello. He ahí la terrible trampa.

La mística sufí ha sostenido siempre que lo que solemos imaginar como nuestro propio yo es en realidad una entidad que opera con independencia de nosotros compuesta de miedos, apegos, aversión, perjuicios, envidia, orgullo, costumbres, preocupaciones, compulsiones……….

En qué consiste el “uno mismo” es muy importante para el sufismo.

Si estás entendiendo bien lo que te digo, te darás cuenta que esa entidad independiente que opera como si fuéramos nosotros la hemos construido tejiendo una especie de matriz tratando de buscar una falsa protección ante determinadas vicisitudes de la vida. De esta forma degradamos nuestra condición humana. Por tanto, devaluamos lo más sagrado que poseemos.

Los libros sagrados nos lo recuerdan: “Dios está más cerca del hombre que su vena yugular, aunque en gran medida no somos conscientes de ello, aturdidos como estamos por nuestro falso yo”.

-¡Me estás volviendo loco! ¿Por qué me sueltas todo esto? –me estaba hartando de mi compañero de peregrinaje.

-Muy sencillo, porque el tiempo que te falta para llegar a Santiago debes emplearlo en trazarte un plan de vida. Y el primer punto de ese plan es preguntarte qué legado quieres dejar cuando te llegue el momento de volver a danzar la Música de las Esferas.

-¡Un legado! ¿De que me hablas? –me picaba el trasero a causa de la yerba donde estábamos sentados, y la espalda no hallaba como acomodarla.

-Te hablo del sentido de la vida, querido amigo ¿Tienes hijos?

-¡Sí! –respondí

-Enhorabuena. Es la mayor bendición que puedas tener. Cuando te vayas al salón de baile de la música de las esferas ¿qué huella imborrable te gustaría dejarles? ¡Ojo! Una huella imborrable que les sirva de inspiración para elevarse como personas y enriquezca el legado que a su vez les tocará dejar.

-¡Llull! ¿Te has propuesta amargarme el viaje? ¿Música de las Esferas? Yo no creo en nada. Así que déjame tranquilo con mi Camino, las fotos que tome, la gente que me encuentre…….; por cierto, espero que no todos sean como tú.

-¿No crees en nada? ¡Acabáramos! Es lo que pasa. Cuando ya no se cree en Dios uno es capaz de creer en cualquier cosa. Por cierto, ¿trabajas?

-Sí.

-Y en tu empresa no elaboran planes

-Sí, por supuesto. Yo soy uno de los que los elabora.

-¿Qué pasa que la empresa es más importante que tú? Seguro que te pasarás horas y horas haciendo esos estupendos planes y ¿no vas a ser capaz de reflexionar sobre tu plan de vida y el legado que quieres dejar a tus hijos? Perdona, no había entendido bien.

¿Te interesa más el legado que vayas a dejarle a tu jefe?

-Yo n…………

-No me cortes. Aún no he terminado y he decidido que no vamos a seguir juntos hasta Santiago. Escucha, por favor:

-Toma nota. Haz tu plan de vida a lo largo del Camino. Empieza por el legado que quieres dejar y sigue con lo siguiente. Cómo vas a dinamitar la cárcel que has construido a tu alrededor y te impide ser tú mismo. Olvídate de oír voces interiores y cosas por el estilo. Son patrañas. Sin deshacerte de las gruesas envolturas que tienes encima no habrá voz interior alguna, solo escucharás ruidos. Óyeme bien: RUI-DOS.

-Fíjate bien en la importancia de lo que te voy a decir ahora.

Mientras la matriz del feto ayuda a crear vida.

La matriz que tejemos en vida nos la arrebata.

Mientras la matriz del feto es una protección necesaria.

La matriz que tejemos en vida es una cárcel innecesaria.

Mientras la primera ayudará al desarrollo del ser humano.

La segunda lo devaluará.

Para que las ideas queden claras, antes de dejarte seguir a tu aire, haciendo fotos y demás, repasemos dos aspectos

-¿Cómo se crean los monstruos que construyen la cárcel de nuestro ser?

-A través de nuestros miedos, pesimismo, puritanismo y el apego a las cosas materiales –respondí sin atreverme a rechistar.

-Entonces –continuó Llull -¿Qué hay que hacer para controlar a las personas?

-Fomentar el temor, la inseguridad, el pesimismo, el puritanismo y las necesidades materiales –concluí.

-La persona que acepte ser dirigida en su vida por estos principios se convertirá en un ser humano degradado, es decir, de baja calidad. Y un ser humano degradado será pasto fácil de manipulación y no será capaz de coger el ritmo a la hora de bailar la música de las esferas.

-¿De verdad no vas a continuar conmigo a Santiago?

-¡No! Y te aconsejo que lo termines solo. Eso sí. ¡Haz los deberes!

-¿Y si te necesitara?

-Verás como no. En cualquier caso quedan muchas posadas de aquí a la plaza del Obradoiro.

-Os juro que dicho esto Ramón Llull desapareció.

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com

PD: Y hablando de la música de les esferas……

https://www.youtube.com/watch?v=bxpSeI7fRbs

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11 COMENTARIOS

  1. Quién soy realmente…he ahí la pregunta que en esta etapa más me hago.

    Sigo preguntándome. No me fío de las respuestas de otros.

    En eso esencialmente sigo siendo el mismo.

    Y me causa alegría y paz.

    Soy esencialmente aquel que quise ser…

    Sigo haciéndome preguntas.

    En la búsqueda de respuestas propias…

    No camino sólo.

    Voy con mi Yo más íntimo…

    Personal y libre.

    Nunca me sentí sólo en la vida.

    Tampoco nunca me sentí satisfecho…

    Siempre hay preguntas, dudas…Vida.

  2. Excelente y didáctico artículo que nos invita a la reflexión y al pensamiento sobre el «sentido de la vida».
    Hay personas que atraviesan por una crisis existencial antes de encontrar el «sentido de la vida» y otras, nunca se han planteado siquiera esta cuestión y viven, simplemente, por inercia.
    Es verdad que el «sentido de la vida» no es una fórmula mágica ni una meta que se pueda transferir de una persona a otra. Debe ser una respuesta que surja de tu interior y que te satisfaga sólo a ti.
    Hace ya algunos años, en primavera, realicé a pie el Camino de Santiago (Camino francés desde Pamplona) acompañado de un familiar y un buen amigo de estudios. Durante las más de treinta etapas, te asaltan, como si fueran auténticos bandoleros, muchas preguntas relacionadas contigo mismo. Preguntas como ¿qué harías si te quedase una hora de vida?, ¿cómo imaginas tu vida dentro de cinco años?, ¿qué haría si no tuviese miedo?, etc., etc.
    Debo reconocer que, al final del Camino, me quedé con más preguntas que respuestas. Sólo me consoló el comentario de mi buen amigo Luis que me indicó que Voltaire ya decía que «a un hombre no se le juzga por sus respuestas sino por sus preguntas».
    Para mí, el Camino de Santiago, además de ser una experiencia vital única, es un «camino interior»…
    ¡Ánimo que estamos en primavera!…

  3. Por cierto, D. Marcelino, exquisito gusto por la Música y acertadísimo en la selección de las composiciones musicales.
    Como ya sabemos, la NASA confirmó en 2004 la ancestral tradición de la «música de las esferas».
    Al fin y al cabo, hay Matemática en la Música…

  4. No creo que la vida tenga algún sentido, más allá del que se nos ocurra darle a nosotros. Tampoco creo que sea posible dejar un legado. Somos parte infima, aunque quizás necesaria, del universo, aunque no creo que el universo tenga noción de nosotros, tal como no la tenemos de alguna célula epitelial cualquiera de nuestros cuerpos.
    Qué es la vida
    Un frenesí
    Qué es la vida
    Una ilusión
    Una sombra, una ficción
    Que toda la vida es sueño
    Y los sueños…

  5. Tengo un amigo que ha recorrido el Camino de Santiago diecisiete veces. Si debía encontrar algo seguro que lo habrá encontrado ya. Y todavía sigue dale que te pego. Ahora lo que va a recorrer es una senda de renos en Finlandia; yo le advierto de que cualquier día lo van a encontrar comido por los lobos, como Félix Rodríguez de la Fuente. En fin, si a la mayoría de nosotros recorrer el camino les sirve de algo, a otros ni por esas.

      • Copio el poema de Cavafis

        ITACA

        Cuando emprendas tu viaje a Itaca
        pide que el camino sea largo,
        lleno de aventuras, lleno de experiencias.
        No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
        ni al colérico Poseidón,
        seres tales jamás hallarás en tu camino,
        si tu pensar es elevado, si selecta
        es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
        Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
        ni al salvaje Poseidón encontrarás,
        si no los llevas dentro de tu alma,
        si no los yergue tu alma ante ti.

        Pide que el camino sea largo.
        Que muchas sean las mañanas de verano
        en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
        a puertos nunca vistos antes.
        Detente en los emporios de Fenicia
        y hazte con hermosas mercancías,
        nácar y coral, ámbar y ébano
        y toda suerte de perfumes sensuales,
        cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
        Ve a muchas ciudades egipcias
        a aprender, a aprender de sus sabios.

        Ten siempre a Itaca en tu mente.
        Llegar allí es tu destino.
        Mas no apresures nunca el viaje.
        Mejor que dure muchos años
        y atracar, viejo ya, en la isla,
        enriquecido de cuanto ganaste en el camino
        sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

        Itaca te brindó tan hermoso viaje.
        Sin ella no habrías emprendido el camino.
        Pero no tiene ya nada que darte.

        Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
        Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
        entenderás ya qué significan las Itacas.

  6. Querido Marcelino. Queridos todos. Quiero comentar el video.

    En pleno siglo XXI seguimos sin haber superado el paso del mito al logos. Y seguimos dejándonos embaucar por exégetas, llámense expertos, visionarios o datos estadísticos.

    La música, hasta no hace mucho tiempo, se definía como armonía, melodía y ritmo, y debía además responder de forma concreta ante ciertos parámetros (de métrica, de escalas, consonancias, etc.). Añorar aquellos tiempos, a la vez que nos maravillamos por el descubrimiento de la emisión de infrasonidos del Sol es una contradicción. La música actual, no es un caos. Lo mismo que la ciencia ahonda en el conocimiento, lo mismo ahonda el músico comprometido con el desarrollo de los aspectos musicales.

    La música, se debería formular en términos de objeto, sonido, movimiento y forma, lo que (como sucede en el arte contemporáneo) es una derivada del proceso de abstracción, tan válido para formas de música especulativa contemporánea (como lo fuese la armonía de las esferas) como para Mozart. Hablar de las maravillas de Mozart, sin entender de la forma sonata, es como darle a oler flores a alguien resfriado con la nariz tapada: puedes intuir por otros sentidos (la vista, el tacto), pero no por el esencial (el olfato). No es necesario entender de música, para emocionarse ante las melodías y las armonías de Mozart ¡hasta las vacas producen más leche, dicen! Pero si hay que hablar de Mozart, Einstein, hipótesis sobre qué hubiera pasado de haberse dedicado Einstein a la música o la armonía de las esferas, habrá que hablar con más propiedad, creo.

    ¿Qué tipo de armonía es la que se crea con los tonos que emiten los planetas? ¿Creemos que va a resultar una consonancia, como los acordes de Mozart? ¿O admitiríamos conjunciones inarmonicas, como las que producen los sonidos de una campana? ¿Y luego qué, nos influyen ese tono como los horóscopos, como las fases de la luna en las mareas? ¿Eso es música? Porque para mí, la musica no consiste solo en la creación superficial, la que vamos tarareando, sino en la exploración de las necesidades de la simultaneidad de acontecimientos, y la exploración sobre la duración de la vida de una idea, ni corta, ni larga, ni única. Eso es lo que aprecia un melómano auténtico (no necesariamente un profesional), llamese Einstein o Pepe Pérez. Y nada de eso encuentro yo en la armonía de las esferas.

    Sobre el artículo, no digo nada. Si he de aprender a vivir, no creo ser la persona más indicada para dar lecciones de vida. Ver, oir, y pensar en silencio.

    Querido Marcelino. Queridos todos. Un placer volver por esta tribuna, desde mi retiro temporal

    • Recomiendo oir el primer movimiento de las sinfonias 9 de Beethoven y 1 de Brahms, y cualquier pieza (no necesariamente larga) de J.S. Bach, para valorar lo que aporta la forma musical y la inteligencia humana a la música

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