Julio Valdeón: Sabina, sol y sombra

César Muñoz Guerrero.- Terminada de examinar Sol y sombra, la biografía que el periodista Julio Valdeón Blanco ha escrito sobre Joaquín Sabina, considero al adjetivo «inolvidable» el más adecuado para definir mi experiencia. Los acontecimientos que se suceden a lo largo del medio millar de páginas del libro me han empujado a pasar sus páginas de forma compulsiva.
sabina
La investigación propia y la búsqueda de fuentes relacionadas con la carrera del cantante permiten superar con holgura el límite que marca un buen reportaje. Pero emergen varias particularidades que piden su acentuación, sin pretender que la relación de las mismas desemboque en un resumen al uso.

Es considerable el esfuerzo que el cronista hace para documentar los comienzos de la carrera del ubetense. En este sentido han de remarcarse dos puntos clave. El primero es la reivindicación de los años pasados en Londres, con su oportuno rosario de estancias y presencias, poco pormenorizados hasta la salida de esta biografía. El segundo, más arduo, es la contextualización del primer disco Inventario, que tantos detestan sin conocer. Valdeón es la única persona a quien he visto profundizar en todos los interrogantes que semejante grabación provocaba. Por ejemplo, ha hecho hablar con profusión de detalles a Isabelo Garrido, responsable de una primera maqueta que se desestimó y cuyo planteamiento mejoraba al que se dio por definitivo. Este riguroso acercamiento al paleozoico del artista ya deja entrever el tratamiento que tendrá el resto de etapas descritas en la obra.

La valoración del entorno (músicos, productores) es en general completa. Los álbumes que van de Malas compañías al concierto En directo son apreciados como un aprendizaje que culminó en Juez y parte, el último disco de estudio de ese periodo. Se da fe notoria de lo acontecido en el pub La mandrágora hasta su cierre, aunque se echa de menos alguna declaración de Alberto Pérez, partícipe de la famosa sesión grabada en vivo en ese local. Se pone en el sitio que corresponde a Antonio García de Diego, músico multidisciplinar cuya discreción tapa a veces el delicado e ineludible trabajo que realiza en la banda.

Subrayar la memorable racha registrada entre los discos Mentiras piadosas y 19 días y 500 noches es tarea obvia pero obligada. Resultaría infame la pretensión de medir con idéntico rasero lo que ha venido después. Así, queda meridiana la señalización de las posteriores obras como fruto de un trabajo más de poeta que de cantautor. La pericia del biógrafo se reafirma en juicios como el que destaca la naturaleza excepcional de Alivio de luto —epicentro de la depresión que acució a su creador desde el infarto que sufrió a principios de siglo— o el que fustiga las complacientes giras y grabaciones junto a Joan Manuel Serrat, que tan poco aportaron a las carreras de dos instituciones merecedoras de un respeto mayor.

Reconozco que Sabina es una identidad amplia, con un universo personal que posibilita más interpretaciones y críticas. El respeto que tengo a Valdeón y la profesionalidad que ha demostrado impedirán que califique su trabajo de hagiográfico. Me pesan en ocasiones un lenguaje jergal y atrevido en exceso y la impresión de que quienes deseen indagar en el lado oscuro de la personalidad deberán buscar por su cuenta. Pero, ante todo, me puede la hartura ante la envidia militante que el biografiado suscita en parte del gremio; gentes que, por otra parte, se dicen músicos solemnes y críticos imparciales. De ahí que durante la lectura, cuando creía percibir alguna ligera inclinación en favor del protagonista, pensara que sería ganada a pulso.

El libro Sol y sombra ha sido publicado por la editorial Efe Eme.

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1 COMENTARIO

  1. ‘Sol y sombra’ es la biografía musical total, sistemática, posiblemente, canónica de D. Joaquín R. Martínez Sabina, al que le gustan las mujeres guapas y los amigos feos.
    Pero si empiezas a leer el libro, te das cuenta que es una concentración de veneno y versos para explicar la historia de España a través de los ’19 días y 500 noches’.
    D. Joaquín R. es un genio al que las dos Españas han perdonado su éxito apoteósico.
    «Degenerado y mujeriego, con cierto aire de faquir. Anda arrastrando su esqueleto por las entrañas de Madrid» (Luis E. Aute / ‘Pongamos que hablo de Joaquín’ / 2005)….

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