Fantástico fin de curso del Conservatorio de Música de Puertollano

Cuando el pasado miércoles 14 de junio sonó en el Auditorio Municipal el último acorde de “Libertadores”, obra compuesta por Óscar Navarro, rugió desde todos los rincones de la sala un colosal bravo que retumba aún en los oídos de los que tuvimos la fortuna de asistir al último concierto de la temporada del Conservatorio Profesional de Música “Pablo Sorozábal” de Puertollano.
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Supuso el broche perfecto a dos horas de música donde la emoción y el humor no dejaron de estar presentes a través de un programa muy bien escogido por las agrupaciones del Conservatorio de la ciudad industrial.

Pero volvamos al principio, todo comenzó con los jóvenes músicos de la Orquesta de Cuerda de Enseñanzas Elementales, quienes siempre preparan alguna sorpresa. En esta ocasión embarcaron al público en un peculiar viaje, primero de avión a través de “Turbulence” del compositor William Owens, y después en barco, utilizando un fragmento de la banda sonora de Piratas del Caribe. Entre estas dos piezas, y siempre bajo la batuta de Andrea Henríquez, interpretarón “Rhythm ’n’ Blues”, haciendo disfrutar y sonreír a las personas congregadas en el “Pedro Almodóvar”. Tomó el relevo otra agrupación de Enseñanzas Elementales, es decir, la Banda de los más pequeños que nos obsequiaron con otras tres piezas. En este caso fueron “Educandos de Benejúzar” de Peiró, un entrañable fragmento de la banda sonora de “Los chicos del coro” y “The Tempest” del estadounidense Robert W. Smith. Los integrantes siguieron escrupulosamente las indicaciones de su director titular, José Ramón Campos. Fue un inicio donde los más pequeños, a pesar de los pocos años que llevan con sus instrumentos musicales, pusieron los cimientos de un concierto extaordinario.

Después de un breve receso, en el cual se entregaron las orlas a todos los alumnos que finalizaban las Enseñanzas Elementales y Profesionales en el Conservatorio de Música, la Orquesta de Cuerda demostró una gran cantidad de registros tocando piezas tan diferentes como la “Marcha para el funeral de una marioneta” de Charles Gounod, la “Pavana” de Gabriel Faure o una versión de “Viva la vida” de Cold Play arreglada por el propio director de la formación, Francisco José Velasco. La elegancia y sobriedad de las dos primeras piezas contrastaban con la vitalidad de la última, y siempre con un cuidado especial de los matices y el balance entre las diferentes secciones. La mencionada vitalidad contagió a los aplausos del público, ya que forzaron la salir del director de la agrupación en repetidas ocasiones como si el concierto tocara a su fin. Pero esto ya sabemos que no fue así.

Desde que la Banda del centro, también bajo la dirección de Francisco José Velasco, tocó los enérgicos compases iniciales del bellísimo pasodoble “Enrique López” de Antón Alcalde, el público permanció en una burbuja de emociones hasta el final del concierto. Sin tiempo para asimilar lo que se había escuchado se interpretó “Palindromía Flamenca” de Antonio Ruda Seco, provocando una nueva intensa ovación. Cada pieza parecía escogida para terminar el concierto por la intensidad con que eran interpretadas.

Pero este programa tan bien ensamblado había elegido a la ya mencionada “Libertadores” para concluir la velada. Esta obra, de enorme dificultad, obliga a cualquier banda profesional a un generoso trabajo para poder explorar y exponer como se merecen las maravillas que esconde dentro de sus páginas. El propio creador de la pieza, Óscar Navarro, tuvo la amabilidad de mandar un vídeo animando a los componentes de la Banda del “Pablo Sorozábal” a que a pesar de las dificultades que puedan encontrar a la hora de desarrollar su carrera musical, no desfallezcan en su trabajo. Desde luego, nadie puede poner en duda que los jóvenes de la Banda del Conservatorio han trabajado duramente durante este curso para poder ofrecer la fantástica versión que presentaron el pasado miércoles en el “Pedro Almodóvar”. Los diferentes puntos culminantes de la pieza estaban conseguidos con una maestría difícil de creer por la juventud de los miembros de la formación y como consecuencia, las lágrimas de emoción entre el público se mezclaban con los aplausos y los bravos ya comentados al principio. Un fin de fiesta fantástico para un año en el que el “Pablo Sorozábal” ha organizado decenas de conciertos y que deja un muy buen sabor de boca respecto a la formación musical en la ciudad de Puertollano.

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