Narciso se mira al espejo barroco en el segundo fin de semana del Festival de Almagro

La vanidad y el amor propio son los temas centrales de las obras que Natalia Menéndez, directora del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, ha presentado esta mañana: Eco y Narciso, de Miseria y Hambre Producciones, y El Divino Narciso, de la Rendija Teatro, ambas con funciones el 14 y 15 de julio.
narciso
Eco y Narciso, una coproducción del Festival, se estrena en el Espacio Miguel Narros con una versión de Elena María Sánchez del texto de Calderón que ahonda en lo que somos y lo que reflejamos ser.

Bajo la dirección de David Martínez, esta comedia transcurre en una Arcadia en decadencia, donde sus habitantes actúan como los instagramers del presente. Cada uno de ellos presenta su rol con vanidad y convive en una realidad de apariencias, creadora de espejismos y donde proyectan su imagen idealizada.

La propuesta de la compañía Miseria y Hambre Producciones se centra en la relación entre Narciso y su madre Liríope, una “mala madre” según Martínez que no deja que su hijo sea quien quiere ser por el miedo a que los augurios se cumplan.

Con la franqueza de Eco como punto discordante entre ambos, Eco y Narciso ahonda en la relación que existe entre el amor y el sufrimiento.

También en este segundo fin de semana de Festival, la compañía mexicana La Rendija pisa por primera vez las tablas del Corral de Comedias con El Divino Narciso, un estreno basado en la loa y el auto sacramental de Sor Juana Inés de la Cruz vigente por ser “una llamada a la reconciliación, a la unión del cielo y del infierno”, según su directora Raquel Aráujo.

Un reto delicioso realizado por mujeres en el que “hemos debatido sobre cómo estamos viviendo nuestros roles en el presente mientras entretejíamos las ideas de Sor Juana”.

El Divino Narciso se presenta al inicio como una revisión crítica de la conquista. América y Occidente bailan y cantan al Dios de las Semillas, el señor Huitzilopochtli, aquel que recibe la sangre más fina. La Religión y el Celo les declaran la guerra por su paganía. Para evangelizarlos, la Religión pide representar el auto de El Divino Narciso.

En el auto, la Naturaleza Humana, que representa al ser humano en una “selva, que es mundo”, busca la redención en la persona de Narciso, pero Eco, ángel réprobo, los tienta y seduce. ¿Es acaso Eco el pensamiento de Sor Juana, con el Amor Propio y la Soberbia al hombro?

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