Crónica de la ruta senderista Las Fuentes de Agua Agria de Villaharta (Córdoba)

Rosario del Pozo Izquierdo. Ecologistas en Acción-Valle de Alcudia.- (Domingo, 29 de octubre 2017) Llegamos a las 7’30 horas al autobús para reencontrarnos con conocidos senderistas, amantes de transitar por los caminos. Esta vez ha coincidido con el cambio horario de invierno, con lo que, a pesar del madrugón, ya ha despuntado el alba y podemos ver bien las caras de todos los que haremos esta ruta.
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Esta vez tiene como objetivo visitar un paraje sorprendente y un conjunto de manantiales conocidos como Las Fuentes de Agua Agria de Villaharta, aunque pudimos saber después que la mayoría están en el término municipal de Espiel, ambos municipios pertenecen a la provincia de Córdoba, estando la capital a unos 35 Km. aproximadamente. La ruta está calificada de dificultad baja y la distancia a recorrer será de unos 11 Km. aproximadamente.

El día en Puertollano amanece despejado. Iniciamos el viaje por la carretera nacional 420 y seguidamente nos desviamos hacia la Bienvenida y en el cruce hacia Torrecampo, Pedroches, Pozoblanco y Villaharta. En el bar y restaurante El Cruce, con pastelería propia, hacemos un alto en el camino para tomar ese desayuno tan esperado por la mayoría de los senderistas. Todo funciona perfectamente porque además de las tostadas tan deseadas, hay otros complementos que cada cual elige a su gusto.

Reiniciamos el camino y un poco después bajamos del autobús y comenzamos el recorrido. Vicente da las informaciones generales de la ruta explicando que en algunos tramos pasearemos por el Camino Mozárabe de Santiago, que a su vez coincide con la Cañada Real Soriana Oriental, y también con un sendero de Gran Recorrido el GR-40, que atraviesa toda Sierra Morena de Este a Oeste. También explica que visitaremos siete de las doce Fuentes de Agua Agria de la zona, todas en el mismo venero, que se conocen desde el siglo XIX. Se descubrieron coincidiendo con el reinado de Alfonso XIII. La mayoría tienen antiguos kioskos o templetes que cierran los manantiales, de diferente estilo y grado de conservación.

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Explican Manolo y Vicente que, haciendo caso de lo que decían los doctores que estudiaron sus aguas, el doctor Isidro Vázquez, nombrado en 1873 por la Dirección de Sanidad para atender el balneario de Aguas de Villaharta y el doctor Joaquín Palacios, amigo del anterior, afirmaban que estas aguas tienen propiedades terapéuticas para muchas enfermedades. Voy a transcribir lo que está escrito en alguno de los paneles: “podemos decir que sus primeros efectos se hacen sentir en las funciones digestivas, produciendo una digestión fácil y rápida, despertando el apetito; en el sistema vascular, haciendo más frecuente y desenvuelto el pulso; en el aparato urinario, mejorando diversas afecciones (clorosis, anemia, hemorragias pasivas; en los accidentes histérico espásmicos, neuralgias, metrorragias, dismenorrea, leuconea, hidropesia e infartos viscerales); también actúan contra la esterilidad, porque curan la clorosis y desarreglos menstruales que la originan”.

También nos nombran algunos personajes relacionados con este territorio y sus fuentes, escribo lo que dice un panel informativo: “Un personaje importante en la historia de estas fuentes fue Elias Cervelló y Chinesca. Este facultativo del Cuerpo Nacional de Obras Públicas a mediados del siglo XIX estuvo trabajando en la carretera Córdoba-Almadén y oyendo hablar a los lugareños de las propiedades curativas de las aguas de estas fuentes quiso adquirir los terrenos donde se localizaban los manantiales propiedad del Duque de Bervik y de Alba a lo cual se negó el aristócrata, comprándola seis años más tarde en una subasta realizada en Madrid el Duque D. Rafael Barroso, abogado cordobés, el cual le propuso explotarlas conjuntamente ya que su único hijo curó de sus dolencias gracias a esta agua”.

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Finalmente aconsejan seguir las orientaciones necesarias sobre senderismo ya que esta vez también nos acompañan algunos senderistas nuevos.

Comenzamos por el sendero de Pedrique visitando la primera fuente, llamada Fuente de Malos Pasos, con un templete en ladrillo semejando una casita, con tejado a dos aguas y puerta y ventanas en arco. El interior tiene un zócalo de azulejos. Presenta un aspecto muy cuidado.

Seguidamente visitamos la Fuente del Cordel, habiendo dejado a la derecha y escondida una pequeña fuente, llamada de La Belleza. Se puede pensar que ambas tienen la misma afloración porque distan pocos metros entre sí. Esta fuente del Cordel, también ha sido restaurada con ladrillo en forma un hexágono, tiene los huecos de puertas y ventanas adinteladas y un tejado saliente con gran alero que protege de los fríos y da sombra a la fuente. El interior también posee un zócalo cerámico, y aquí pudimos sacar por primera vez nuestros cacillos, vasos o botellas para probar el agua, y compararla con nuestra agua, de la Fuente Agria de Puertollano.

Después, llegamos a la Fuente de la Lastrilla, que nos sorprendió ya que no estaba al resguardo de ningún kiosko. Es una fuente rústica en un entorno lleno de vegetación de bosque mediterráneo.

Continuamos hacia la siguiente, realizando un tramo por la antigua carretera de Córdoba-Almadén hasta llegar a la llamada Fuente Agria. Para visitarla se necesita pedir la llave en una de las casas cercanas, el antiguo Balneario de la Fuente Agria. Cerca hay un panel explicativo que informa sobre esta fuente (algunas ya las he transcrito unos párrafos antes) y donde se puede leer también que fue declarada de utilidad pública en 1873. También explica que esta fuente es la única que está analizada, y que ya ese mismo año se consideró “por su composición y por los efectos causados en diversos pacientes estudiados, superior a la de otros yacimientos de reconocido prestigio nacional: Marmolejo (Jaén), Puertollano (Ciudad Real) y Lanjarón (Granada), e incluso, internacional, concretando en Vichy (Francia), Porla (Suecia) y Espa (Bélgica)”.

Según el citado anteriormente doctor Vázquez “en estas aguas predomina el ácido carbónico, los bicarbonatos alcalinos y el óxido férrico, existe más cantidad de óxido de hierro y bicarbonato de sosa, cal y magnesio que las de Marmolejo, Puertollano y Lanjarón, si se une a esto la presencia de ácido sulfúrico, cloro, amoníaco y potasa (sustancias que no se hayan en las demás aguas de su clase), podemos afirmar que las aguas de Villaharta ocupan uno de los primeros puestos en todas las de su especie conocidas y estudiadas”. Está escrito en el panel que “por su carácter medicinal se le otorgaron las medallas de bronce y plata en la Exposición Farmacéutica de Madrid en 1882 y en la Universidad de Barcelona en 1888. Una década después contaba con depósitos de distribución en España y algunas capitales del extranjero”.

El antiguo Balneario de la Fuente Agria está situado junto a la carretera y está formado por un conjunto de casitas modestas. La fuente, copio lo que está en el panel “está situada en un enclave rodeado de bosque y matorral. D. Elías Cervelló (ya nombrado unos párrafos más arriba) trazó el pabellón del manantial, de forma octogonal, ejecutado en hierro y cubierto el suelo de mármol rojo. En el centro se encuentra la roca de la cual brota el manantial principal, cuyas burbujeantes aguas inodoras, claras y transparentes tenían un “sabor agrio y estíptico (sabor metálico astringente) muy pronunciado”. Este templete está muy deteriorado, necesita una gran rehabilitación.

Continuamos nuestro recorrido y llegamos a la Fuente de la Lastra, y allí los restos de un edificio de ladrillos en ruinas y que no supimos identificar. ¿Quizás fue un molino habitado? Nos sorprendió la gran escalera granítica para salvar el desnivel que nos llevó hasta la cubierta, los restos de piedras talladas de molino, su bóveda, su tamaño…

Emprendimos de nuevo la ruta para llegar a la siguiente, y última, fuente, la llamada de San Rafael. También se encuentra en una edificación esbelta de ladrillo macizo con forma de prisma cuadrangular en la base, y cubierta con una bóveda. La puerta y ventanas terminan en arco. En el interior realizado en cerámica se encuentra la imagen del santo que da nombre a la fuente. Esta fuente está bastante descuidada tanto el templete como el manantial, ya que el agua brota subterráneamente y la pila que recoge el agua está con distintas materias sólidas.

En los alrededores de este paraje nos dispusimos a comer, acomodándonos a la sombra nuevamente, ya que hacía un día soleado y con temperaturas nada acordes a esta época del año. Como es habitual, dimos cuenta de nuestras viandas y bebidas mientras charlábamos alegremente, descargando las mochilas, lo cual es muy de agradecer.

Ya más ligeros de equipaje continuamos nuestro recorrido, atravesando un riachuelo por debajo del puente, para salvar la valla que corta el camino que da acceso a nuestro siguiente destino, que fue visitar las ruinas del antiguo Balneario de Santa Elisa. El paraje es espectacular, los eucaliptos portentosos recuerdan los jardines en su mejor esplendor, el edificio principal es monumental, las fuentes y los bancos llamados de tu y yo en la entrada, la puerta y zonas de acceso, los edificios anexos…, todo recuerda al linaje de sus dueños y a las personas que allí se pudieron alojar, entre ellos el ministro Romanones.

Desandamos el último trayecto y continuamos por el trazado de la antigua carretera hasta llegar nuevamente al punto de partida donde nos esperaba el autobús y de nuevo podemos tomar algunos cafés, cervecitas, vino de Villaviciosa, tapitas, postres…, todo al gusto de cada comensal. Algunos senderistas también adquirieron productos de la tierra, como aceite o miel.

Para finalizar el recorrido, el autobús nos acerca hasta el camino que nos lleva al Monasterio eremita de Pedrique. Bajamos del autobús y caminamos hasta este valle de la Sierra Morena cordobesa en donde aparece este monasterio perteneciente al término de Pozoblanco. Sólo pudimos ver el exterior, pero las vistas, tanto en el acceso, como en los alrededores del monasterio, merecen la visita. El Monasterio de Pedrique fue desde el siglo XIII lugar de meditación y retiro espiritual para ermitaños. Ya en el siglo XVIII, se adquirió esta finca que entonces era un olivar viejo y un huerto. La inversión en repoblar el olivar y trabajar el huerto, hizo del monasterio un lugar autosuficiente y próspero.

Pedrique se convirtió, en los 25 últimos años, en el lugar de trabajo y descanso de Aurelio Teno, conocido escultor cordobés, con obras de prestigio en distintos lugares del mundo y del que queríamos conocer su obra. Dicen que “El arte de Aurelio Teno se funde con la naturaleza y la arquitectura”. Sólo pudimos ver en el exterior y casi a la entrada una escultura grande realizada en madera de un crucificado.

Regresamos caminando hasta el autobús y ya sin más paradas regresamos a Puertollano sobre las 8 horas de la tarde, por el mismo itinerario por el que habíamos ido. Fue un domingo estupendo.

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