Cuartos traseros

joseRivero2No todos los cuartos traseros son cuartos trasteros.

Ni siquiera los cuartos traseros de pollo.

Que más aluden a una anatomía descoyuntada y que valen para otros tipos de despiece de reses alimentarias.

Y no siempre, en los despieces cárnicos, los cuartos traseros son un elemento prescindible y secundario.

Más bien, y desde la óptica de la jamonería y de los perniles, son elementos muy destacados.

hoarders_ae_messy_room2Los cuartos traseros, o El cuarto de atrás, como lo llamaba Carmen Martín Gaite, o El último cuarto, como lo llamábamos en la infancia, son asuntos del pasado.

Y por ello son cuestiones irrecuperables desde la desdicha espacial del presente.

Por muy ornamentadas que aparezcan tales minucias en las revistas de Arte y Decoración.

Hay cuartos trasteros que se ubican en los altos edificados, como desvanes, como sotabancos y como boardillas o buhardillas.

Y participan del mundo residual de las aves, de las veletas, de conductos y chimeneas, de depósitos y de antenas.

Las piezas habitables altas eran llamadas en Francia, en otro tiempo, ‘chambres de bonnes‘.

Por mucha felicidad que se presuma en la ‘chambre de bonne’ de la película Irma la dulce.

Cuarto Trastero 02Es sólo pura ficción cinematográfica de un Paris de cartón piedra.

Cuartos del servicio, acodados en las peores condiciones climáticas.

Incluso desprovistos de ascensor o montacargas.

Incluso desprovistos de agua corriente y de calefacción.

En otros casos, se disponían los trasteros en los bajos umbríos del edificio, así en bodegas, tabucos, cuevas, leñeras y carboneras.

Los trasteros designan las piezas o lugares donde se acumulan útiles y enseres, que han dejado de serlo.

Que han dejado de ser útiles.

Y son por ello, puramente y llanamente, trastos.

El Diccionario habla, por ello, del trastero como el lugar donde se disponen el ‘mueble inútil arrinconado’.

29Y que por ello son ya trastos u viejos objetos en desuso.

Incluso objetos castigados.

Y por ello se los arrincona, como a los escolares se los castigaba en el rincón del aula, cara a la pared y con los brazos en cruz.

Hoy el destino del ‘mueble inútil arrinconado’, es el punto limpio, la almoneda vintage, el rastro Betel o la recogida abstracta por el servicio municipal de objetos voluminosos.

Por eso las piezas (no las llamaría ya casas) de la moderna producción inmobiliaria seriada o no tienen trasteros propios, o bien, los venden como piezas independientes y segregadas.

Estos trasteros minúsculos, dispuestos juntos las plazas de cochera, componen el orden estático del abandono temporal de algunos utensilios venidos a menos.

Abandono del tiempo productivo y alejamiento del seno del hogar.

Que ni suele serlo habitualmente, ni echa en falta a los ocupantes del trastero.

Es raro, por ello, un regreso a las alturas dulces de los espacios habitados.

Los trastos y los trasteros, designan consecuentemente tanto un universo espacial como un tiempo despacioso.

Incluso hablan de un tiempo  clausurado.

Justo, el tiempo en que los objetos vencidos en su uso, pasaban a disponer de una segunda vida aplazada en la somnolencia de los trasteros dormidos.

A la espera, tal vez, de una segunda oportunidad de servicio.

Hoy tales gabelas han sido expulsadas del orden productivo contemporáneo.

No hay, no suele haberlo, segunda oportunidad, para nada ni para nadie.

De la misma forma que aunque generemos mucha basura reciclable, apenas producimos trastos.

Hoy entre los objetos reciclables y la obsolescencia programada no hay lugar para el acopio de recordatorios que traza el trastero memorioso.

Y de ahí  a la extinción de los trasteros hay un sólo paso.

Y es que la función crea el órgano, y los trastos producen trasteros.

José Rivero
Divagario

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8 COMENTARIOS

  1. En la lengua clásica al trastero se le llamaba «cuarto de los leones», y creo que por eso pasó a llamarse «leonera» a lo desordenado. Solía ser también desván. Entre los usos que se les daba uno muy acostumbrado era el de jugar a las cartas o leer. Algo parecido a los garajes de donde tanta informática e inventos ha salido. Distinta era la «cámara» o habitación en general, de donde viene el término «camarero»o criado que cuida de la cámara o habitación. En mi infancia aquí en La Mancha oí hablar de la cámara como una habitación superior o desván donde estaban las trojes para el grano con que había que dar de comer a las aves de corral, y otros cachivaches.

    El «retrete», por el contrario, era una habitación interior que se cerraba por dentro hasta que los avances de la higiene en el siglo XIX y XX le cambiaron el significado a lo que hoy denota.

    • Toda una genealogía de la habitación como la propuesta por Rybcinsky. Existe una propuesta de enumerar todos los nombres posibles de todas las estancias que han configurado el espacio interior desde la sala a la alcoba, desde el zaguán al recibidor, desde la despensa al retrete, sin olvidar baños, sala de respeto, ticadir o fumador. La lógica del espacio interior daba nombre al empeño de la exposición homónima. Ciertamente leonera aludía a ese espacio difuso y confuso emparentado con el trastero y hermanado con desván.

  2. Ayer leía un artículo sobre cómo están los cuartos oscuros en España y la que nos va a caer cuando alguien entre con una linterna y se vea lo que hay escondido.

    El artículo iba en relación a la persecución que se está haciendo contra algunos inspectores del Banco de España por haber hecho su trabajo bien y haber destapado la dejadez de la institución, cuyo principal responsable ahí sigue, y bien que le viene a los corruptos.

    Así es que, a abrir leoneras y a tirar «mierda» como decía mi madre. Que la obsolescencia programada en el Supremo y la Audiencia Nacional empieza a dar resultados.

    • Por cierto, hablando de ‘cuartos traseros’, la Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional ha dejado fuera a dos de los tres magistrados que juzgaron la primera etapa del caso ‘Gürtel’, uno de los cuales es el magistrado que defendió y votó a favor de la testificación del Sr. Rajoy.
      Se ve, se ve, la ‘trastienda’ del PP……

  3. Ahora, los trasteros se reconvierten en apartamentos turísticos de menos de 40m2 y un alquiler de más de 1.200 euros mensuales.
    Y es que el concepto de ‘trastero’ ha cambiado y, desde hace algunos años, lo que se lleva es el alquiler de estos espacios a la carta. Otro efecto colateral de la crisis….

  4. Los desvanes y trasteros siempre me han dado cierto temor desde pequeño. De hecho en no pocas peliculas de terror el horror se esconde en el desván. El que tenía mi abuelo en el pueblo me daba miedo. Allí acumulaba el grano, las frutas y los utensilios de labranza. Era enorme y oscuro. Se le cayó el techo, nadie quiere una casa enorme que reformar. toda la casa ha pasado a ser un desván familiar. Es triste, esa casa guarda mis recuerdos de las felices vacaciones en el pueblo y la historia familiar. He sido afortunado he tenido y sigo teniendo pueblo. Aquí en Madrid algunos dicen…soy tan pobre que ni tengo pueblo.

    Hoy me da miedo el mío, es una leonera en la que casi ya no se puede entrar. Siempre ruge cuando abro la puerta.

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