En un noviembre del que surgió el frío invernal los inquisidores asolaron el estrato converso ciudadrealeño, un monarca no nacido aquí fundó este lugar sobre una aldea y fallecieron pintores profetas en su tierra

Manuel Cabezas Velasco.- Corría el año de nuestro señor Jesucristo de mil cuatrocientos ochenta y tres, un catorce de noviembre, según cuentan las crónicas, el tribunal que se había instaurado años atrás en tierras de Sevilla (1481) y de Córdoba (1482), púsose en funcionamiento en la localidad de Ciudad Real, tras haberse constituido en abril de dicho año.

Inquisición y conversos de Ciudad Real
Inquisición y conversos de Ciudad Real

Habitual ha sido que se hayan preguntado los historiadores el por qué de la elección de dicho tribunal en una ciudad con una relevancia media para hacer honor a dicha institución. La respuesta más habitual – siguiendo a un experto en el tribunal ciudadrealeño como Haim Beinart [1] que señala que el tribunal de Ciudad Real se creó sólo como como precedente del que había de funcionar en Toledo dos años después –, va orientada a que supuso el campo de pruebas ideal para maniatar la comunidad judía y, posteriormente, conversa, que décadas atrás había existido y sobrevivido en dicha población, para más tarde – alrededor de dos años después – dar el gran salto y encarar un proyecto de mayor dificultad como sería el de la importante judería toledana.

La importante posición que habían consolidado los conversos en 1449 al repeler el ataque xenófobo surgido de la aplicación de la Sentencia – Estatuto de Toledo, se vería mermada tras los disturbios de 1467, trayendo como consecuencia la prohibición de acceder a cargos públicos para los conversos, y, de forma más reciente, los motines anticonversos de 1474, fruto de lo cual sería el comienzo de la actividad inquisitorial, primero a través de pesquisas encargadas al licenciado don Tomás de Cuenca, por orden expresa del arzobispo toledano don Alfonso Carrillo, realizando labores de inquisidor entre 1475 y 1482.

De esta guisa nos relata don Joseph Díaz Jurado la llegada de la Inquisición a Ciudad Real:

“Gozaban y regían dichosamente estos reinos, por muerte de Don Enrique, los Reyes Católicos, cuando, después de haber favorecido a nuestra ciudad…, la honraron estableciendo en ella el Santo Tribunal de la Inquisición. Su fundación fue debida al celo de la mayor honra de Dios y defensa de la ilustre religión cristiana. De esta forma, el Gran Padre y Patriarca Santo Domingo de Guzmán ejercitó su deseo ardiente en destruir la pérfida secta de los Albigenses.

… Procuraron nuestros grandes monarcas que reino ninguno les ganase en lo católico… Trajeron bulas apostólicas y unieron el brazo derecho de su justicia a la jurisdicción apostólica, dándole imperio y facultad distinta de la que a los señores obispos compete por su autoridad eclesiástica. Así se distingue de los demás reinos, pues en ninguno estuvo la Inquisición, desde su principio, con formalidad tan autorizada ni tan generalmente recibida” [2]

Llegaríamos entonces al año de 1483 cuando se instauraría el tribunal de la Inquisición en Ciudad Real presidido por don Pedro Díaz de la Costana, licenciado y canónigo de Burgos, y don Francisco Sánchez de la Fuente, canónigo de Zaragoza. Ambos, tal y como señala Juan Blázquez Miguel, “comienzan a firmar como <Inquisidores de Ciudad Real y su tierra>, añadiendo desde principios de 1484 y de <todo el Campo de Calatrava y Arzobispado de Toledo>”. [3]

Junto a los dos jueces se instalarían una pléyade de secretarios, notarios, fiscal, comisarios, alguacil mayor y ministros subalternos, conjunto de funcionarios inquisitoriales que el citado Blázquez Miguel enumera de la siguiente manera:

“- Receptor: Juan de Uria.

– Alguacil mayor: Juan de Alfaro.

– Portero: Juan Redondo.

– Examinadores de testigos: Juan de Hoces, Juan González, Juan Ruiz de Córdoba y Juan Martínez de Villarreal.

– Juez Comisario: Jofre de Loaisa.

– Asesor: Juan Martínez de Baltanás y Gonzalo Muñoz de Loaysa.

– Pregonero: Juan de Lorca.

– Notarios: Juan de Santa Cruz, Juan Sánchez, Juan Sánchez de Madrid, Juan de Segovia, Juan Sánchez de Tablada, Juan Gallego y Diego Téllez.

– Letrado: Juan González Gallego.

– Familiares: Pedro de Torres, Tristán de Medina, Pedro de Villacis, Alfonso Mejía, Martín de Cepeda, Pedro de la Pelegrina, Fernando de Trujillo, Fernán Falcón.

– Miembro de consulta de fe: Fernán Falcón, bachiller Camargo y Gonzalo Fernández”. [4]

Finalizando el período de gracia el 14 de noviembre de 1483 comenzarían los procesos inquisitoriales, trayendo como consecuencia que tuvieran lugar varios autos de fe, el primero de los cuales se celebró el día 16, prolongándose hasta el día siguiente. El lugar de celebración fue la iglesia de San Pedro y afectó, en esencia, a los reconciliados. Hasta su traslado a Toledo, los autos de fe celebrados en Ciudad Real llegarían a un total de once, dándose en el último de ellos la quema de los restos mortales de muchos conversos juzgados póstumamente.

El lugar habitual donde se celebraban los autos de fe sería un campo próximo a la puerta de la Mata, tal y como nos indica Haim Beinart.

Podríamos extendernos mucho más a la hora de relatar los procesos inquisitoriales celebrados en Ciudad Real a lo largo de unos dos años, más excedería el ámbito del artículo en sí.

El carácter ejemplificador de las medidas que se adoptaron contra la comunidad conversa venía establecido por un orden determinado: en primer lugar, para que sirviese de lección al resto de la población judeoconversa, se encausaron a las figuras más relevantes de dicha comunidad, dándosele una gran publicidad para lograr dicho objetivo. Sancho de Ciudad y María Díaz la Cerera serían los primeros, aunque hallábanse fugados.

Su ausencia no les eximía de recibir citación en sus lugares de residencia, o bien mediante lectura en la iglesia parroquial de pertenencia, en la plaza mayor o junto a la entrada de sus casas. Tras la acusación y comunicación para que se presentasen ante el citado tribunal, el siguiente paso fue el de recabar testimonios al respecto. Posteriormente se acometerían los procesos sobre la gente más sencilla.

Además del aspecto meramente religioso por el que eran condenados, también eran confiscados sus bienes y propiedades tal y como se registraba en el inventario de las propiedades confiscadas. Uno de los casos de que se tiene constancia y cuyo documento aparece transcrito es aquel que hace referencia a la donación de la casa de Alvar Díaz para que sirviese como nueva sede del concejo municipal. Don Luis Delgado Merchán así nos la refiere:

Merced de los Reyes católicos haciendo donación al Concejo de Cibdad Real de unas casas y tienda de Alvar Díaz para edificar en ellas la casa de Ayuntamiento.- (1484).

(Archivo Municipal)

Don fernando e doña ysabel por la gracia de Dios Rey e Reyna de Castilla etc. Por quanto por parte de vos el concexo justicia regidores caballeros escuderos oficiales e omes buenos de Cibdad Real no fué fcha. relacion que vosotros non tenyades cassa señalada de ayuntam.to para vos ayuntar á las cosas cumplideras á nuestro servicio e bien comun de la dcha. cibdad segund soys obligados á la tener que por ser esa cibdad pobre de propios e rentas fasta agora non avedes podido cumplir ni facer de la dcha. .cassa de ayuntamto e que vos suplicavades vos ficiesemos merced de alguna cassa de las que á nuestra camara estan confiscadas en dha. cibdad para facer la dha. cassa de ayuntam.to nos por vos facer bien e merced en henmienda de algunos buenos servicios que vos avedes fho. Por la presente de nuestro propio motu e cierta sciencia e poderio Real absoluto vos facemos merced gracia e donación pura e propia e non revocable de la casa que fué de alvar días que es en la calle de la Correheria de la dha. Cibdad con una tienda pequeña que esta en las dhas. casas para que fagades la dha. cassa de ayuntam.to e non para otra cosa alguna e para que las dhas. cassas non se puedan vender ni empeñar ni dar ni donar ni trocar ni cambiar ni facer de ellas cossa alguna salvo que queden perpetuam.te pa siempre jamas por cassas de Ayuntam.to de esa cibdad é mandamos á juan de vria nuestro receptor de los bienes de los Herejes de la dha. cibdad que luego que con esta nuestra carta fuese requerido vos ponga en la posesion e quasi posesión de la dha. cassa e tienda que fué del dcho. alvar días e vos la deje libre e desembargada para qe la tengades para agora e para siempre jamas é la podades aderezar e mejorar pa qe sea cassa de ayuntamiento segund que dho. Es e mandamos al dho. juan de Vria ó á otro cualquier receptor que por nuestro mandado ó en otra cualquier manera oviere de yr á la dcha. cibdad que vos lo non perturve ni en ello ni en parte de ello nin vos ponga ni consienta poner embargo ni contrario alguno de lo qual vos mandamos dar la presente firmada de nuestros nombres é sellada con nuestro sello. Dada en la muy noble y muy leal cibdad de Sevilla á dies e ocho días del mes de Nov.bre año del nascimiento de nuestro Sr. Jesucristo de mil e cuatrocientos é ochenta e cuatro años.- Yo el Rey Yo la Reyna .== Yo alfonso de abila secretario del Rey é de la Reyna nuestros Señores la fice escribir por su mandado” [5]

Mediado el mes de junio de mil cuatrocientos ochenta y cinco, el tribunal encaminaría sus pasos a la imperial Toledo.

Otros datos de la actividad inquisitorial en Ciudad Real quedan referidos en las publicaciones de autores tan versados como el propio Haim Beinart, Luis Delgado Merchán, Juan Blázquez Miguel, Inocente Hervás y Buendía o Fidel Fita Colomé, por citar sólo algunos.

Cierto es que el testimonio edilicio de este pasado inquisitorial fue ya víctima del proceso constructivo de la ciudad al desaparecer la sede del tribunal en la calle de Libertad – corazón por entonces de la extinta Judería – y sólo la conocida como Casa del Arco, otrora casa y tienda de Alvar Díaz y que también fue víctima de ese paso del tiempo, sigue presidiendo la Plaza Mayor.

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Alfonso X el Sabio
Alfonso X el Sabio

El personaje del que nos ocupamos para conmemorar su nacimiento apenas necesita presentación en las tierras de Ciudad Real.

A pesar de haber nacido en la vecina Toledo, su vínculo es tan estrecho que, sin lugar a dudas, no puede ser excluido en las efemérides de este mes ni de esta ciudad.

Nació un 23 de noviembre de 1221 como Alfonso de Castilla, el X según su ordinario, sería conocido por su gran labor cultural ejemplificada en la Escuela de Traductores de Toledo y, de forma más próxima para nosotros, por la fundación en 1255, sobre los cimientos de la aldea de Pozo de don Gil, de Villa Real, que actualmente conocemos como Ciudad Real. Queda documentado hoy en día, tal y como aparece en el inventario de Manuel Romero Fernández, de la siguiente guisa:

“1255, Febrero, 20, Burgos. Pergamino; 45 x 45, Bueno. Carta puebla. Traslado de privilegio real fechado en Villa Real el 7 de Marzo de 1264. Se encuentra separado del resto de la documentación. En su lugar se encuentra una transcripción de época posterior y una reproducción fotográfica del texto.” [6]

Del contexto histórico en el que surgió Villa Real y de la villa que surgió ya me referí en un artículo previo [7], por lo que me detendré a partir de ahora en el personaje que propició el nacimiento de aquella villa y que hoy en día es Ciudad Real: Alfonso X el Sabio.

Cuando llega el año de 1252, el 1 de junio, el infante se convertiría en el heredero de Fernando III, teniendo una preparación cultural, militar y diplomática sin parangón en aquellos momentos, ideal para las más de tres décadas de reinado que tendría que acometer, que estarían teñidas de épocas luminosas y otras más sombrías.

Así, Gómez Menor señala entre sus graves fallos en el campo político y militar que:

“Fue un reinado que contempló el mal ejemplo de las rencillas familiares, con enfrentamiento de hermanos” [8]

Aunque repoblase Murcia, Córdoba y Sevilla, el coste fue elevado al tener que donar casas y heredades a los hidalgos del ejército conquistador, viéndose obligados a traer a sus familias de los lugares de origen, provocando el vacío en otras tantas casas.

Sin embargo el estamento nobiliario – y, en menor medida, el ámbito municipal – trató de ejercer su propio poder y hacerlo valer frente al monarca. Claro ejemplo de ello fue la conjuración nobiliaria que vino como consecuencia de la boda del infante don Fernando de la Cerda en 1269.

Mas, sin duda alguna, el mayor coste que supuso para el reinado fue la ardua lucha en las aspiraciones al Sacro Imperio Romano Germánico conocido como el “fecho del Imperio”, que acabaría en un costosísimo fracaso tal y como nos señala Gómez Menor, de la siguiente manera:

“Tras largas negociaciones en la villa de Beaucaire, Alfonso X fracasa en sus aspiraciones y tiene que renunciar a sus deseos, en octubre de 1275. Llevaba Alfonso el Sabio veinte años luchando diplomáticamente por conseguir la aceptación del Papa y de los grandes electores alemanes, a los que donó gruesas cantidades de dinero. Todo fracasó. El nuevo emperador será Rodolfo de Habsburgo.” [9]

Tras su regresó decepcionante de Francia, otro problema acuciante le sobrevendría al monarca: el problema sucesorio que enfrentó a Alfonso X con su hijo Sancho.

Sin embargo, aunque los últimos siete años de vida del monarca estarían teñídos de tristeza y dolor por la crisis sucesoria , en la que el propio Alfonso mandó matar a su hermano don Fadrique, la guerra abierta por la sucesión se teñía cruenta con su hijo Sancho y su esposa Violante marchóse para Aragón con los hijos del infante, los de la Cerda, la relevancia de Alfonso X no estuvo exenta de luces en su reinado tal y como atestigua el propio sobrenombre recibido, El Sabio, debido a su ingente labor cultural tanto a nivel personal como promocionando el contacto con las lenguas hebraica y arábiga. Ejemplo de esto fue el nacimiento de la Escuela de Traductores de Toledo.

En el plano personal, obras conocidas son las Cantigas de Santa María, la Primera Crónica General, la General e Grand Estoria, el Código de las Siete Partidas, los Libros del Saber de Astronomía, el Lapidario o los Libros de Ajedrez, dados y tablas, además de ser el propulsor de un sistema fiscal y aduanero que potenciaría ciertos ingresos para las arcas castellanas.

Triste final para tan excelso monarca y al que debemos nuestra propia existencia como ciudad. Así lo describe el citado autor:

La política del monarca, cada día más débil y tortuosa, le llevó a un total desprestigio y al enfrentamiento abierto con su hijo. La guerra civil sucesoria constituyó una de las páginas más tristes y dolorosas de la historia castellana medieval. Desamparado de casi todos, don Alfonso se alió con sus mayores enemigos, entre ellos el sultán de Fez, Abén Yúsef, con su ejército de benimerines. Todo aquello acabó con la muerte del rey, en Sevilla, en abril de 1284. [10]

Testigos de su recuerdo aparecen hoy en día en la estatua sedente que preside la Plaza Mayor, además de dar nombre a una Avenida y a un conocido Hotel, e incluso en otro tiempo a un Colegio.

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Antonio López Torres
Antonio López Torres

Recordó su sobrino al recibir el Premio Velázquez la gran labor pictórica de su tío y cómo influyó en su propia vida:

“<Entré en la pintura como en un jardín y pronto percibí que el jardín era un bosque, prodigioso, arriesgado>, afirmó este lunes Antonio López en el discurso dedicado a su tío, el pintor Antonio López Torres, que pronunció tras recibir el Premio Velázquez de manos del Príncipe Felipe…

En junio de 1949 <mi tío vio el momento de ocuparse de mí>, y colocó en casa de sus abuelos <una pequeña mesa de madera sin barnizar, con unas patas de tijera, semicubierto el tablero con un paño blanco, con una estrecha tira rojiza en el borde, y encima un puchero de barro, una cebolla partida y un pan grande redondo, rasgado con una cruz, al que le faltaba un trozo. Me dio una hoja de papel de bloc y me dijo que lo dibujara>.” [11]

Mas no ha sido el único al respeto que siempre le tendrá en el recuerdo. Uno de sus discípulos y paisanos, Fermín García Sevilla, así nos lo describe:

“Creo firmemente que don Antonio López Torres es uno de los mejores pintores figurativos que ha dado el siglo XX, con una limpieza de color excelsa y una particular visión del paisaje, haciéndolo atmosférico y totalmente creíble… de su mágica paleta salieron las más bellas composiciones, fue un artista matérico, sus empastes transparentes hicieron del paisaje manchego un modelo a seguir por los diversos artistas que después nos hemos dedicado a la observación de la Naturaleza que don Antonio amaba sobre todas las cosas. Enorme dominador de un dibujo pulcro y academicista pero a la vez sentido, poniendo el alma… sus figuras y bodegones gozaban del privilegio del movimiento. Como digo, todo un ejemplo a seguir.” [12]

El personaje que nos ocupa en cuanto a su fallecimiento nació en la localidad de Tomelloso en 1902 y fallecería en la misma hace tres décadas un 15 de noviembre de 1987. Se llamaba Antonio López Torres y esta es su historia.

Nacido de una familia de agricultores acomodados, tras su etapa escolar el interés por la pintura le conduciría a realizar copias del natural y de revistas ilustradas como señala Enrique Pedrero Muñoz.

Cuando alcanzaba la veintena de años participaría en una Exposición Nacional organizada en su localidad natal, conociendo en esos momentos al gran impulsor de su vida artística: Ángel Andrade, que había visto en aquel muchacho un talento que merecía la pena pulir, influyendo para ello en la posterior autorización de sus padres para que iniciase su formación académica en el mundo artístico.

Tras sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real (1925), accederá a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, donde se formaría desde 1926 hasta 1931, teniendo entre sus profesores a don José Moreno Carbonero y Julio Romero de Torres. Él mismo obtendría el título de Profesor de Dibujo.

En 1935 llegaría su primera exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Así lo refería la prensa de la época:

Exposiciones de pintura en el Círculo de Bellas Artes

El sábado día 14 del corriente, a las seis y media de la tarde, se inaugurarán en los salones del Círculo de Bellas Artes las Exposiciones de obras del pintor Augusto Comas y del paisajista Antonio López Torres”

Y de forma más extendida:

EXPOSICIONES DE PAISAJE EN EL CIRCULO DE BELLAS ARTES, DE AUGUSTO COMAS Y ANTONIO LÓPEZ TORRES

Existe en todas las bellas artes un género que pudiéramos llamar «rosa»: novela blanca, música melódica y sentimental, pintura de cromo…

La vida y la naturaleza se engalanan con colores delicados; son bellos atardeceres, rosadeces de aurora, praderas de jugoso verdor, aguas quietas y transparentes…, sonar de esquilas y de zampona en la paz bucólica del paisaje, amores sencillos, personajes ideales en los que no existe la maldad…, todo ello quizás no sea verdadero, quizás sea fingido; pero en nuestra alma siempre quedan posos infantiles, y nuestra memoria evoca los maravillosos cuentos de príncipes y encantamientos que cuando éramos niños constituían nuestro deleite.

Los paisajes que exhibe don Augusto Comas son, según sus propias palabras, la labor de toda su vida, cincuenta y seis años de trabajos, y expuestos en son de despedida «por ya ir faltándole la vista».

Ellos nos hablan del ayer en su técnica y nos dicen de ese sedante, de ese goce espiritual que su autor refiere haber experimentado al pintarlos.

Quizás por ser hechos para recreo de un alma se advierta en ellos esa tendencia que, sin menoscabo de la pintura, pudiera llamarse de cromo; pintura de «novela rosa», escenarios maravillosos para el desarrollo de unos amores tranquilos, verdadero descanso del espíritu y de los sentidos…

Aunque es difícil la selección, dado el número de cuadros expuestos, pues pasan de doscientos, podemos señalar como preferidos «Chominenea», con un bello acorde de luz de sol poniente; «Entre dos luces», «Puerto de San Sebastián», «Un canalillo» y «Palique». En todos ellos dominan las luces de oro del ocaso; «Valle de Loyola» y «Fuenterrabía desde Hendaya» riman la sinfonía del verde con los celajes en delicada y completa armonía.

Sirviendo de contraste, en el primer salón de Bellas Artes exhibe don Antonio López Torres unos cuadros, también de paisaje, de tendencia moderna—no modernista—; y destacamos el contraste por ser las primicias de un autor, así como son las postrimerías del otro: aurora y anochecer, el ayer y el hoy.

Los cuadros de López Torres son más bien bocetos y adolecen de la falta de vigor de toda obra que comienza; sin embargo, hay que destacar en su autor la buena disposición para interpretar las lejanías y sentir esas planicies castellanas.

La mejor de sus obras es la titulada «Llanura manchega», en la que ha sabido dar luz y atmósfera a un bello cielo lleno de realidad y de poesía.

A la manera clásica, ofrece también el señor López dos bodegones, en los cuales ha resuelto con acierto las transparencias de un tul y las notas rojizas del cobre.

Ambas Exposiciones se ven muy concurridas y constituyen un éxito para sus autores.[13]

La beca “Conde de Cartagena”, en 1940, le facultaría para ampliar estudios en Italia, aunque la guerra le obligó a disfrutar de la misma en Palma de Mallorca.

Sin embargo, a pesar de su estancia fuera, la tierra que le vio nacer parecía que le llamaba para su regreso. Por entonces iniciaría su docencia, a la par que lo compaginaba con su amor a la pintura.

Tomelloso, Valdepeñas, Daimiel, tres años en Santoña (Santander) son los precedentes para que en 1955 alcanzase la plaza de profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real. En la siguiente década viviría y pintaría en su tierra hasta su traslado a Madrid en 1966. Allí también ejercería la docencia.

El paisaje manchego sería el epicentro de su obra, con su estilo realista y con un particularísimo tratamiento de la luz y el color. Alicia Díez de Baldeón García así nos lo describe:

“Antonio López Torres, continuador de una corriente plástica tan arraigada en España como la realista, ejerce una poderosa influencia en los artistas de la provincia de Ciudad Real, sobre todo en los de la zona de Tomelloso cuyo máximo exponente es su sobrino Antonio López. El denominado “pintor de la llanura” ligado al campo de La Mancha, que le resulta muy familiar e íntimo, dice encontrar la grandeza en lo sencillo y en lo cotidiano del medio rural con la única pretensión de aprehender la naturaleza que es su fuente de inspiración; por eso siempre ha intentado resolver los problemas de infinitud y de grandiosidad. Para provocar sensaciones en el espectador procura abstraer otros elementos como la luz, la temperatura, el espacio aéreo y el sonido, y de este modo nos hace sentir la luz cegadora, el color bochornoso y el silencio del campo manchego” [14] Como ejemplo de ello, la citada autora analiza la obra “Los borricos” (1932).

Por mecenas había obtenido la ayuda de Francisco Martínez Ramírez, fundador del periódico local “El Obrero de Tomelloso”, que sería nombrado gobernador de Huesca en 1932.

A nivel expositivo, López Torres mostró su obra tanto de forma colectiva como individualmente. En la primera de ellas destacar, aún en vida, las realizadas en Tomelloso (Ayuntamiento en 1924, Hogar del Productor en 1941), Madrid (Sala Macarrón en 1947 – junto al joven López – Villaseñor -, Museo de Arte Moderno en 1957, Galería “Rayuela” en 1974 y el Palacio de Velázquez del Parque del Retiro en 1984), Granada (Fundación “Rodríguez Acosta” en 1958), Frankfurt y Munich (1970), Ciudad Real (Galería de Arte “Mancha” en 1972) y Sevilla (Galería “Juana Aizpuru” en 1975). Y de las segundas, en Madrid (Círculo de Bellas Artes en 1935 y 1959, y Museo de Arte Contemporáneo en 1973), Tomelloso (Ayuntamiento en 1973) y Ciudad Real (Escuela de Artes y Oficios en 1975). Tras su fallecimiento vendrían más exposiciones homenaje tanto colectivas (Madrid, 1994) como individuales (Tomelloso en 1993, Oviedo en 1995 y La Coruña en 1998).

Como consecuencia de esta trayectoria, vendrían los reconocimientos a lo largo de su vida: tras la Medalla de la Fundación “Conde de Cartagena” (1942), los primeros de ellos en su localidad natal, siendo en 1948 nombrado Hijo Predilecto de Tomelloso, dando nombre a una calle desde 1962 y recibiendo la Medalla de Oro de la Ciudad en 1979. En 1984, Castellano Manchego de Honor, siendo también nominado para el Premio “Príncipe de Asturias de las Bellas Artes”. El 19 de abril de 1986 se inauguraba el Museo López Torres en Tomelloso, proyecto de los arquitectos Fernando Higueras y José Manuel Benito que iniciaron en 1981. En el 2002 una Exposición itinerante recorría varias localidades conmemorando el centenario de su nacimiento: Madrid, Toledo, Cuenca, Albacete y Tomelloso.

Las obras existentes tienen su representación de diversos museos e instituciones vinculadas con el mundo del arte, tales como el Museo Provincial de Bellas Artes de Ciudad Real, el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, por supuesto, el Museo López Torres de Tomelloso.

MANUEL CABEZAS VELASCO

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[1] BEINART, Haim: Los conversos ante el Tribunal de la Inquisición. Riopiedras Ediciones. Barcelona, 1983.

[2] DÍAZ JURADO, Joseph: Singular idea del sabio rey don Alonso, dibujada en la fundación de Ciudad Real. Edición preparada por Ángel Vázquez Morcillo y Francisco Ruiz Gómez. Comisión Municipal de Cultura. Ciudad Real, 1986. Pp. 173-4.

[3] BLÁZQUEZ MIGUEL, Juan: Ciudad Real y la Inquisición (1483 – 1820). Fondo de Publicaciones Municipal. Comisión de Cultura. Ayuntamiento de Ciudad Real. Ciudad Real, 1986. P. 16.

[4] BLÁZQUEZ MIGUEL, Juan: Op. Cit. P. 17.

[5] DELGADO MERCHÁN, Luis: Historia documentada de Ciudad Real (La Judería, la Inquisición y la Santa Hermandad). Valladolid, 2011. Edición facsímil de Establecimiento Tipográfico de Enrique Pérez. Ciudad Real, 1907. Pp. 458 – 459.

[6] ROMERO FERNÁNDEZ, Manuel: Catálogo del Archivo Histórico Municipal de Ciudad Real. Ayuntamiento de Ciudad Real. Ciudad Real, 1991. P. 29.

[7] Estanislao Z. Navas (pseudónimo de Manuel Cabezas Velasco): “Efigies, hitos y otros elementos patrimoniales vinculados con la monarquía (I): El fundador”, en miciudadreal – 6 septiembre, 2014.

[8] José Gómez – Menor: ALFONSO X EL SABIO. UN TOLEDANO, EMPERADOR DE LA CULTURA MEDIEVAL. Toledo. Diputación Provincial, 1985. P. 12.

[9] GÓMEZ – MENOR, José: Op. Cit. P. 18.

[10] GÓMEZ – MENOR, José: Ibídem cit. P. 19.

[11] EFE: “Antonio López rinde homenaje a su tío en la entrega del premio Velázquez”, en El Confidencial (https://www.elconfidencial.com/cultura/2006-06-26/antonio-lopez-rinde-homenaje-a-su-tio-en-la-entrega-del-premio-velazquez_740893)

[12] Texto facilitado por el artista Fermín García Sevilla.

[13] Exposiciones de pintura en el Círculo de Bellas Artes, en Ahora (Madrid), 11 de diciembre de 1935. P. 27; y DON LÁPIZ: EXPOSICIONES DE PAISAJE EN EL CIRCULO DE BELLAS ARTES, DE AUGUSTO COMAS Y ANTONIO LÓPEZ TORRES, en El Siglo futuro. 19 de diciembre de 1935, no. 18, 480, p. 22.

[14] NAVARRO MENDUIÑA, Emilio (coord.): Memoria y modernidad. Arte y artistas del siglo XX en Castilla – La Mancha. Ayuntamiento de Ciudad Real y Caja Castilla – La Mancha. Gráficas Cuenca, S. A. P. 160.

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18 COMENTARIOS

  1. Muy buen artículo, aunque yo lo hubiera ordenado cronológicamente.

    La denuncia bajo anonimato, la envidia del vecino, las deudas con él (los judíos podían prestar dinero con interés prohibido a los cristianos), el miedo a ser denunciado o a que le colgaran el famoso San Benito, constituyeron la más formidable y «limpia» herramienta de represión de la Historia europea. Las condenas a muerte no fueron tan numerosas como en el resto de Europa (la peor etapa fue la de Torquemada). Pero el miedo a ser denunciado era terrible porque detrás del denunciante estaba el usurpador, el deudor y el envidioso.

    Estos tiempos son también inquisitoriales y las redes sociales dan prueba de ello.

    La propuesta de ley de Ideología de género de Podemos recoge la posibilidad de denuncia anonima de cualquier arbitraria forma de interpretar la ideología de género en contra de católicos, discrepantes y librepensantes.

    Además, la extrema izquierda y la extrema derecha acostumbran a expresar un antijudaismo que es más común hoy de detectar. Empiezan a verse en carteles el rico banquero con cara de judío.

    Inquisidores antisemitas los tenemos.

    Pero apenas nadie lo denuncia.

    Hoy se llevan los odiosos y odiantes extremos.

    • Y hablando de odiosos, no sé si eres consciente de lo odiosamente maleducado que puedes llegar a ser. Dices : Buen artículo, aunque yo lo hubiera ordenado cronológicamente. Quién eres tú para presentar enmiendas a un señor , todo un señor, que lleva escribiendo mogollón de tiempo y que lo hace divinamente. Pero, vamos, que tú, si te dejamos, presentas enmiendas al mismíismo Quijote. Patético.

      • Siempre, en todos los artículos, tiene que dejar patente en el primer comentario que él puede hacerlo mejor que el autor. Algo normal en alguien que cree ser el adalid de la sabiduría y dueño de la perfección. Y si cualquiera le contradice dejando patente su vergonzoso comportamiento, como Antonio el otro día, pues te acusa de ser podemita y te intenta convencer con pomposa verborrea que cómo en sus comentarios pone su nombre en vez de un nick todo lo que escribe es la verdad absoluta. Son sus dos plastargumentos estrella.

        • Vale, muy bien, pero además de tratar de descalificarme dime POR QUÉ ESTÁS EN CONTRA DE LO QUE DIGO.

          Ya sabemos que en el nivel de la descalificación no estás de acuerdo con salir del anonimato, y que es un derecho ser podemita e incluso, ebanista, pero en la CHICHA, qué chicha puedes plantear tú.

          Yo te lo diré……no, mejor esperamos.

          Lo del orden cronológico era una observación que de forma respetuosa he planteado al articulista que con todo derecho podrá o no admitir.

          Pero a tí eso te importa poco, a vosotros lo que os fastidia es que no sólo yo, pueda tener ideas mejores y mejor expuestas por realistas que vosotros.

          Envidia, malicia, imbecilidad,…el caso es que está claro que la maldad se expande contagiosamente entre los idiotas.

          Y sí, os llamo idiotas porque sólo en ese nivel os podéis desenvolver en un foro. No aportáis nada, no sabéis nada, y os fastidia que otros sí, y más si piensan distinto y mejor.

          Yo al que piensa distinto y mejor le escucho, no suele ser extremista, suele estar bien formado y experimentado.

          Así que a hacer la KALEBORROKA a Cataluña o al País Vasco.

  2. Como siempre, unos sugestivos e ilustrados acontecimientos del mes de noviembre relacionados con Ciudad Real.
    Los Reyes Católicos eran los únicos que podían nombrar inquisidores por cuenta propia. Esta Inquisición fue la primera institución verdaderamente española, pues actuaba por doquier saltando las fronteras del reino, mientras que el ejército de Castilla no podía ejercer en Aragón y viceversa. La Inquisición se cargó a quien le vino en gana sin cortarse en absoluto. Por ejemplo, llegaron a ajusticiar en un año a 20.000 paisanos solo en Sevilla. Y así, con la cabeza agachada por los capones que propinaban, tanto el señor feudal como la Santa Providencia, iban tirando los futuros españoles.
    En cuanto al rey Alfonso X, según cuentan, en enero de 1284, modificó su testamento y encargó al maestre del Temple, D. Juan Fernández, el cumplimiento de sus últimos deseos, pagándole con su caballo, sus armas y mil marcos de plata. Al final, el cuerpo del rey acabó en Sevilla y no en la iglesia de Santa María La Real de Murcia; su corazón en Murcia y no en el Monte Calvario de Jerusalén y sus obras tampoco fueron sepultadas con su cuerpo como había solicitado.
    Con referencia a D. Antonio López Torres, es verdad que nunca se dejó sobornar por el oropel de la fama y, según comentan, nunca vendió un cuadro.
    Uno de los hijos más ilustres de Tomelloso al que se le dedicó un Museo en vida por muy extraño que parezca este hecho en nuestro país….

    • Perdona la Inquisición no fue española, fue francesa y luego se extendió a todos los reinos cristianos por bula pontificia en 1184. Se creó para combatir la herejía de cátaros y albigenses.

      La Inquisición española fue una de tantas existentes en la Cristiandad.

        • Hubo muchas, con esa condición. La Inquisición también fue un arma política para la monarquía (caso de Antonio Perez). Tenía jurisdicción en todos los reinos y evitaba los fueros.

  3. El palmero habla de 20.000 ejecuciones en un año. La imaginación al poder. Se puede mentir sin problema alguno. ¿Para qué leer a historiadores? La secta

    • Los principales expertos estiman hoy día que desde 1530 a 1700 la Inquisición española pudo procesar a más de cien mil personas.
      Fue un baño de sangre para la humanidad. La condena a muerte era facilísima. No es imaginación…….

      • Sabes cuantas absoluciones había?? Porque procesar no es lo mismo que condenar. Sí, se llevaba a la hoguera a muñecos o cuerpos de ya fallecidos. Y fueron muchísimas las demencias mentales que no acabaron en la hoguera (esto no era ni Inglaterra, Alemania y Francia).

        La Iglesia siempre ha sido muy escrupulosa en sus registros.

        No, tu anticlericalismo no es suficiente para que afirmes esas barbaridades.

        • Aunque no hay acuerdo acerca del número de almas que limpió la Inquisición, tal vez sería oportuno echar un vistazo a los legajos del Fondo del Archivo Histórico Nacional sobre el Tribunal de la Inquisición de Sevilla.
          No obstante, muchos hoy en día, siguen creyendo que el Santo Oficio fue como ‘el tren de la bruja’, donde te amagan con una escoba pero no te llegan a dar. Es decir, que iban de pueblo en pueblo llevando la risa a modo de feria ambulante con su falla de endemoniados incluida. Ja, ja, ja….

      • Las cifras siempre son relativas en estos casos, porque no se dispone de informes completos y porque, como señala el sr. Cabezas, muchas de las condenas fueron en ausencia y póstumas. Los procesos inquisitoriales contra los judíos fueron en su práctica totalidad contra conversos, y en buena medida después de la expulsión. Los procedimientos judiciales se han conservado en parte (los de Ciudad Real, en particular). Haim Beinart, mencionado por el sr. Cabezas, visitó Ciudad Real y los estudió bien. Son procedimientos elaborados con una finalidad «condenatoria» pues se solía dar crédito a las manifestaciones de testigos imprudentes, interesados o aleccionados.
        Las muestras de intolerancia hacia los judíos durante la Edad Media en los reinos hispánicos son continuas. Si bien la convivencia cotidiana entre cristianos, árabes y judíos era posible y las relaciones comerciales habituales, siempre hubo recelos hacia el pueblo judío que, periódicamente, se concretaban en limitaciones de derechos de todo tipo. La situación escaló definitivamente por la intolerancia de muchos clérigos que terminaron de envenenar a la población. Ejemplo de furibundos antijudíos fueron el arcediano (archidiácono) de Écija, o San Vicente Ferrer al que se atribuye aquello de «bautismo o muerte».
        Antes de la expulsión, por tanto, se produjo el pogromo (por utilizar el término centroeuropeo para referirse a un linchamiento o matanza organizada contra una colectividad) de 1391. Se inicia en Sevilla y se extiende por todos los reinos cristianos con saqueo, pillaje, incendios y matanzas. La comunidad judía de Ciudad Real si no desaparecida queda diezmada. Los convertidos o conversos, como relata el sr. Cabezas en su serie periódica, las pasan canutas para poder seguir practicando su fe en secreto. Durante un siglo, hasta que el asedio se concreta definitivamente con los tribunales de la Inquisición creados para tal fin. Las comunidades judías comienzan a emigrar. Desde Castilla normalmente a Portugal y desde allí a Holanda. En 1492 la expulsión definitiva. Los procesos siguieron en ausencia y contra los conversos que cometieron el error de permanecer esperando la vuelta de mejores tiempos y con los que no hubo prácticamente piedad. Decidieron quedarse en una nación enloquecida por la intolerancia, como volvió a ocurrir más al norte a partir de 1933.

        • Magistral, como los apuntes que tomaban los buenos amigos de las clases magistrales de Jerónimo en la Facultad porque uno no tenía el don de la ubicuidad. Te acompaña Amaro el talento para redactar.

          El antijudaismo sigue existiendo y no se denuncia lo suficiente.

          La intolerancia religiosa sigue existiendo en nuestro país pero en sentido inverso, recubierta de dogmas ideológicos no solo trasnochados, sino peligrosos. La Historia da buena fe de ello.

        • Amaro, un buen periodista, un buen analista, tiene que ser primero Historiador.

          Anímate a escribir y publicar. Además, puedes hablar del sistema de enseñanza por experiencia. La política ha de pintar poco en los asuntos de la Educación. Por no decir nada.

  4. El señor Charles comentó [literal]: «Por ejemplo, llegaron a ajusticiar en un año a 20.000 paisanos solo en Sevilla». Y ahora nos cuenta, ras haber mirado la Wiki o lo que sea: «Los principales expertos estiman hoy día que desde 1530 a 1700 la Inquisición española pudo procesar a más de cien mil personas.»

    El desahogo de lanzar afirmaciones gratuitas a ver si cuelan, qué más da 20.000 que 50.000 ejecuciones por el Santo Oficio ¡en un solo año en una sola ciudad!.

    Todo un personaje lleno de credibilidad

  5. Uff, no sabía que os interesaba tanto el pasado judío de Ciudad Real. No veo mucho movimiento reinvindicatorio al respecto, como por ejemplo en el caso de proponer algunas calles al respecto, y no me refiere precisamente a recordar la de Cruz Verde, sino a recordar a miembros de la comunidad judeoconversa como Sancho de Ciudad, Alvar Díaz o Juan González Pintado, por mencionar algunos, algunos de los cuales tenían calle en el siglo XV y otros propiedades en la plaza mayor, como arriba he indicado.
    Espero que este debate que se ha iniciado sirva para recuperar ese pasado judío rico pero inexistente y, tal como he visto en algún comentario, recuperó a través de los procesos inquisitoriales el propio Haim Beinart, a parte de apadrinar un congreso sobre los mismos en nuestra ciudad hace ya tres décadas.
    Gracias y os invito a que continuéis.
    Un saludo.
    Buenas noches

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