El libro de Ediciones C&G «El ferrocarril en la provincia de Ciudad Real», analizado en el ciclo «Valdepeñas y su historia»

Los días 29 y 30 de noviembre el Centro Cultural La Confianza acogió el XIII Ciclo de Conferencias ‘Valdepeñas y su Historia’, que organiza el Ayuntamiento de Valdepeñas en colaboración con el Centro de Estudios de Castilla-La Mancha y que, en esta nueva edición, entre otras ponencias, giró en torno a los inicios del ferrocarril en la Ciudad del Vino.
Daniel Marín firmando ejemplares de su libro
El Centro Cultural La Confianza acogió anoche la segunda ponencia del XIII Ciclo de Conferencias ‘Valdepeñas y su Historia’, que tuvo como tema “El ferrocarril en la provincia de Ciudad Real. Estaciones, líneas y proyectos”, a cargo de Daniel Marín Arroyo, Doctorado en Historia, investigador y profesor de la UNED, y a la que asistió el Teniente de alcalde de Cultura, Turismo, Educación y Festejos, Manuel López Rodríguez.

En su ponencia, Marín Arroyo, revisó la historia de los caminos de hierro en Valdepeñas durante la gestión privada, destacando la importancia de la llegada del ferrocarril a Valdepeñas, “el 24 de mayo de 1861 entraba por vez primera una locomotora en Valdepeñas, inaugurándose el tramo entre Manzanares y Santa Cruz el 21 de abril de 1862. A partir de ese momento la historia de la ciudad del vino quedaría ligada, irremisiblemente, a los caminos de hierro. El tren supuso el medio de transporte perfecto para la comercialización del vino, que experimentaría un crecimiento sin parangón en la localidad. La estación también proporcionó un aliciente a los valdepeñeros para viajar de manera rápida y cómoda, y la creación de una nueva compañía de ferrocarriles económicos, el conocido trenillo, supuso otro hito dentro de la población”.

En su conferencia, Daniel Marín, se remontó a los inicios del ferrocarril desde “que George Stephenson se presentó a la convocatoria de Rainhill y mostró su Rocket, ganando las 500 libras esterlinas que se ofrecían y superando a sus competidores (John Braithwalte y John Ericsson con su máquina Novelty, Timothy Hacworth con la Sans Pareil, Thimothy Burstall con la Perseverance y Thomas Shaw Brandreth (que presentó la Cycloped, movida gracias al avance de dos caballerías que caminaban sobre un tapiz rodante), quedaba claro que el invento del ferrocarril iba a ser fundamental en la naciente Revolución Industrial”.

Marín continuó con la primera solicitud de un ferrocarril en España, “a la vista de la puesta en funcionamiento, en 1825, de la línea de Stockton a Darlington y, cinco años después, de la de Manchester a Liverpool (considerada como la primera compañía ferroviaria per se) fue la de José Díez Imbrechts, que pretendía construir una línea de Jerez al Portal, y que se aprobó por R.O. de 23 de septiembre de 1829. El asunto, sin embargo, despertó poco interés público y no gozó de apoyo financiero, lo que ocasionó el desistimiento de Imbrechts y el traspaso de los derechos a su socio Marcelino Calero y Portocarrero, que obtuvo el 28 de marzo de 1830 una nueva concesión: Jerez al Puerto de Santa María, Rota y Sanlúcar.

En cuanto a lo que a nuestra región se refiere, Daniel Marín asegura en su libro que “Castilla-La Mancha fue un territorio de paso para los trenes. Las compañías no tenían más remedio que establecer puntos intermedios para las locomotoras en la región, seguramente con la intención de no proceder en ellos nada más que como meros enclaves en los que hacer el cruce de los trenes (dada la configuración de la línea en sus primeros momentos como de vía única).

Según Marín “si queremos estudiar la verdadera incidencia de “les chemins de fer” dentro de Castilla-La Mancha no podemos generalizar tanto: en efecto, el tren no fue esa panacea que, se suponía, iba a modernizar el país y acercarlo a Europa, pero sí que tuvo una notable incidencia en algunas poblaciones y comarcas de la región. Almansa, Alcázar de San Juan, Villacañas, Santa Cruz de Mudela o Chinchilla, por poner algunos ejemplos, tuvieron en los caminos de hierro una salida más o menos digna a sus atribuladas economías agrarias.

“Valdepeñas fue una de esas poblaciones que utilizó el tren para desarrollarse y para alcanzar un estatus, dentro de la provincia, que la situó como una de las ciudades en auge del panorama nacional” aseguró Marín, quien añadió que “la primera vez que en Valdepeñas se habló de ferrocarril fue en 1851. El 13 de julio el pleno del ayuntamiento se hizo eco de una comunicación del gobernador en la que se pedía ayuda económica para que la empresa del camino de hierro de Madrid a Cádiz pudiera llevarse a cabo”.

Además de su recorrido por el panorama nacional, regional y provincial, el Doctor en Historia, siguió pormenorizando, a lo largo de su conferencia, todos y cada uno de los proyectos ferroviarios relacionados con la localidad valdepeñera.

El acto finalizó con la firma de ejemplares del libro editado por Ediciones C&G, y que además de las librerías se puede adquirir en la UNED de Valdepeñas y en ww.latiendadeloslibros.es.

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