Ciudad Real, caciquismo y decadencia

Ángel Manuel Sánchez.- Ciudad Real es una plácida ciudad de España con una buena calidad de vida. Enhorabuena, cada vez hay menos ciudades así. Esta placidez propicia que sus vecinos puedan destinar su tiempo a tertuliar, divagar y discutir con tanta vehemencia como energía los asuntos todos del mundo mundial, del más acá y del más allá. Siempre la placidez de vida favorece la contemplación. Ocurría en la Grecia antigua, y ocurre en Ciudad Real.

opinionCiudad fácilmente accesible desde la mastodóntica capital de España es también ciudad universitaria.

Ciudad Real está excepcionalmente adaptada a jóvenes parejas con niños, es apacible para jubilados de suficiente pensión arraigados en sus tradiciones, y está prodigiosamente dotada para cañear y tapear.

Ciudad Real es un destino atrayente para el curioso y bohemio turista de interior por su proximidad a Madrid. Ciudad Real es un laboratorio a pequeña escala de Castilla y del resto de España.

Ciudad Real es también ese rincón de Castilla que con sabor ya a frito andaluz, es buen ejemplo de la placidez de la vida provinciana, del carácter bipolar manchego (unos días te saludas otro no), y de capital de provincia mimada políticamente con buenos servicios y comunicaciones.

Ciudad Real desde su fundación, siempre tuvo un objetivo funcional, por eso es una ciudad de funcionarios. Parada y posada de la Corte itinerante de camino a Andalucía, sigue siendo testimonial punto de referencia del Estado en La Mancha, la región abastecedora por excelencia de Madrid, y paso obligado al Guadalquivir.

Ciudad Real es eminentemente una ciudad de funcionarios desenvueltos en la placidez de una pequeña capital de provincias castellana, con dos valores añadidos, tiene universidad y está cerca de Madrid.

Hasta aquí los piropos.

Cada vez que vuelvo a mi ciudad de nacimiento tengo sentimientos enfrentados. Por una parte, envidio esa placidez de vida que no tenemos los que vivimos en la gran ciudad, pero por otra parte me revuelve las tripas la decadente inercia en la que se mueve una ciudad que, para muchos, es maldita en cierta forma, porque nos dio todo (familia, amigos y formación), pero no oportunidades.

Somos muchos los profesionales emigrados a otros rincones de España que por avatares de la vida (encontramos trabajos y parejas) acabamos instalados en otro lugar, y en mi caso, sin echar muchas más raíces que las que uno ya traía consigo. Vivo en Madrid a gusto, pero soy culipardo no madrileño. De provincias pero no provinciano. Tengo amigos en la misma situación que mantienen una mirada en Ciudad Real pero tienen los pies en la Gran Vía, en el Portal del Ángel, en la avenida Jaume III, en la calle Sierpes o en la Plaza de las Tendillas.

Desde fuera quizás pueda observarse con más objetividad la realidad de nuestra ciudad. Sí, nuestra ciudad es decadente porque se mueve esencialmente por inercia, y diría que sufre una mala suerte de maldición que atribuyo en parte a nuestro carácter manchego, muy bipolar y emocional.

Ciudad Real es ciudad cartón piedra. Parece como si el mundo no pasara por ella. En ella hasta la izquierda es tradicional y rígida por dogmática, y tanto derecha e izquierda son reaccionarias. El mayor dinamismo mensual de un culipardo quizás sea el irse a Madrid de compras y volverse en el AVE en el mismo día. Y qué alegría me da cruzarme un sábado o en el AVE con un paisano conocido o amigo.

Ciudad Real es caciquil o caciquista por carácter, algo muy propio de ciudades administrativas y de provincias agrícolas.

Hay una imagen desalentadora que siempre me llevo de nuestra ciudad cuando la visito, la cantidad de locales de negocio en liquidación y vacíos. Cuando la actividad económica está tímidamente remontando, es inexplicable, salvo por ese caciquismo político y funcionarial, que las solicitudes de licencias de actividad estén atascadas. Otro fenómeno de similar explicación, es que reiteradamente los servicios de recaudación gestionados por una empresa privada (de eso nadie habla) se empeñen en girar liquidaciones de tributos locales prescritos. Los problemas de los vecinos del Torreón persisten porque nadie quiere coger el toro por los cuernos. Su solución pasa por desplazar las concentraciones de botellón fuera de Ronda y lejos de residenciales, y establecer una rígida limitación de horarios en terrazas y locales de ocio nocturno, que deberían concentrarse progresivamente fuera de Ronda (y espacio tenemos). Tenemos una elevada tasa de paro cuyo remedio pasa por favorecer y facilitar a los inversores la instalación y apertura de establecimientos, porque el Ayuntamiento poco más puede hacer que no pase por la Ley de Contratos del Sector Público y las Leyes de Función Pública. Los trabajadores en precario y en activo o en desempleo de Ciudad Real no pueden perpetuarse en el interinato funcionarial, a la espera de bolsas de trabajo o de enchufes clintelares. El sector privado debe absorberlos.

No son tantos los problemas de esta plácida ciudad, pero si el poder municipal es caciquil, es decir, se mueve por la inercia, el aquí mando yo y el figureo, nada de esto ni se ha resuelto por ello ni se resolverá. Sólo es necesario no poner palos a las ruedas y abandonar los orgullos de partido o personales. Menos política y más ejecución.

Otro aspecto es su FUTURO, que pasa por mejorar sus servicios municipales e instalaciones (la vía verde es nuclear), y equilibrar sus presupuestos para que macro-proyectos de viabilidad política pero no económica (Auditorio y lo que venga) no malogren su difícil equilibrio. Si no es así, los impuestos locales nos aumentan a todos.

QUÉ PUEDE DESGRACIAR ESTA CIUDAD Y CÓMO SE PUEDE EVITAR. La ruina de la universidad hundirá nuestra ciudad.

La Universidad tiene serios problemas económicos. Faltan alumnos (crisis demográfica) y hay exceso de instalaciones. Ciudad Real puede y debe permitirse transformar su Universidad en un centro de investigaciones de posgrado especializado para el resto de España, y puede servir (residencias universitarias nos sobran) para ejecutar un ambicioso programa de CURSOS DE ESPAÑOL PARA EXTRANJEROS y FORMACIÓN PARA HISPANISTAS en competencia con Alcalá de Henares, Madrid y Salamanca. Somos capital cervantina, próxima a Madrid y más barata que las anteriores.

Porque para que tenga futuro, Ciudad Real tiene que figurar en el mundo. Que miles de estudiantes extranjeros vengan a estudiar a nuestra capital supondría a medio plazo toda una gran oportunidad de establecer relaciones comerciales, porque muchos de esos alumnos podrían ponernos en el mundo.

Los males de Ciudad Real tienen explicación, y si la tienen porque hay un buen análisis, también tienen solución. Ese caciquismo donde lo importante es mandar, figurar, ser más que el otro, y zancadillear en política pero también en la vida social, lo pone en peligro todo, desde la gestión de los servicios, hasta el futuro de la ciudad.

No se puede aspirar a ser una ciudad de funcionarios y jubilados que obligue a exiliar a sus jóvenes más talentosos por falta de futuro y de oportunidades.

En Ciudad Real tengo mis raíces, y sufro al ver que esta plácida ciudad decae por Sanchos cortos de miras, y Quijotes que sólo prosperan fuera de ella y prefieren olvidarla.

Ciudad Real es un trocito de España desde el que observar con clarividencia al resto de España. En Madrid se puede encontrar la proyección, pero no las explicaciones a la realidad española. El análisis más acertado de nuestro país tiene acento provincial. Pero el análisis más acertado de nuestra provincia y capital no puede tener acento provinciano.

Desde fuera, donde hay mundo, Ciudad Real o se proyecta o se muere por inercia caciquil y provinciana.

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4 COMENTARIOS

  1. No son ideas lo que faltan, ni medios (para algunas cosas, tal vez) sino modelo, ambición y generosidad. 16 años después de estar en la oposición, y dos años y medio después de la constitución del nuevo gobierno municipal, personalmente, me cuesta mucho entender qué novedades significativas se han producido.
    Pero no te engañes, el problema no es político: nuestros políticos son el reflejo de lo que es la sociedad de Ciudad Real, aunque nos pese; esa realidad caciquil que mencionas está instalada de tal modo en el modo de ser, que no hay emprendimiento sin buscar el beneplácito previo del cacique de área de turno.
    Siempre hay excepciones, pero son demasiado escasas.

    • Lo sabemos, el caciquismo empresarial existe.

      Las «leyes municipales» se aplican en función de ser vos quién sois y/o porque lo mando yo. Especialmente en el área de urbanismo.

  2. La verdad es que los ‘lazos clientelares’ han estado presentes, en mayor o menor medida, en todos los sistemas políticos conocidos, por lo menos desde la Roma republicana.
    El ‘caciquismo’ es una enfermedad del Estado y, lamentablemente, una característica exclusiva de la España del siglo XXI dado que aún queda mucha pobreza cultural.
    Recuerdo cuando se recogían currículos en la sede del PP en Parla en 2013 con la promesa de colocar a los desempleados de la localidad en el proyecto ‘Eurovegas’, por ejemplo.
    No debemos olvidar que el ‘caciquismo’ es un residuo del feudalismo y el medio de extensión del poder central en las provincias ante el subdesarrollo de mecanismos de control más democráticos y modernos.
    Y es que, tal vez, el ‘caciquismo’ sea la verdadera ‘Constitución’ de España….

    • El caciquismo es un fenómeno del siglo XIX y en provincias del liberalismo político.

      En España, salvo en Cataluña (así se explican muchas cosas) no hubo verdadero feudalismo. Somos país de fueros por la reconquista.

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