8.30:

Luis Mario Sobrino Simal.- Suena una sirena de forma atronadora. Parada de unos minutos para tomar un café que dispensan las decenas y decenas de máquinas que hay pegadas a las paredes del gran salón.

el-progresoIntroduce una moneda y “se empieza a volver loco” con tantas opciones como hay para el café: descafeinad0, semi descafeinado, con cafeína, fuerte y fortísimo. Luego otro botón para la lecha con las mismas variedades, luego el azúcar, integral, refinada, en sobre, en terrón,… Una palanquita para si lo quiere frio, templado o caliente. Luego otro botón para ponerlo todo en marcha. Un minuto y listo…
Casi dos minutos para un café con leche, por cierto, malísimo.

Mientras lo toma sentado en un taburete pegado a la pared observa el trabajo los compañeros que no han parado en este turno a descansar porque tienen otro diferente.

Cada operario dispone de unos minutos para este pequeño “small break”. Conoce a muchos de ellos pero no le dirige la palabra a ninguno de ellos. Es como si hubiera un acuerdo tácito de no hablar mientras se toma el café…para así agilizar el tiempo…o quizá para no hablar de algún tema “conflictivo” ¡El café por cierto, malísimo! Ah… ¿ya lo había dicho antes…?

Terminado el “tentenpie”, se dirige a la pared en donde unos cajones emprotrados recogen el envase de plástico, la cucharilla y el sobre del azúcar para ser reciclados. El hombre continúa su labor sentado de nuevo en su sillón frente a la pantalla en la que trabaja.

lm

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1 COMENTARIO

  1. El ‘tiempo para el café’ no es una obligación para el empleador proveniente de la Ley ni un derecho para el trabajador.
    Pero puede convertirse en un derecho si se ha adoptado como costumbre. La costumbre también crea derechos a favor de los trabajadores.
    Lo mejor es molerlo justo antes de elaborarlo….

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