La salud de la Semana Santa

Ángel Manuel Sánchez García.- La Historia de Jesucristo será probablemente la más grande historia jamás contada. Más de veinte siglos nos alejan de unos sucesos originales que siguen transmitiendo una gran fuerza. El dolor y el sufrimiento no son culturalmente populares.
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La Pasión de Jesucristo supone una excepción cultural al hedonismo dominante, y quizás por eso aglutine tanto seguimiento y respeto como aversión. La Semana Santa además de subrayar el culto al sacrificio divino, subraya el realismo con el que el dolor y el sufrimiento forman parte de la vida.

La figura de Jesucristo suscita tanta adhesión como animadversión. La causa? Posiblemente la figura de Jesucristo –para unos histórica, para otros además religiosa, y para no pocos simplemente literaria- es atrayente porque transmite autenticidad, y con ello descubre nuestras luces y sombras. Todo lo que brilla también ensombrece.

El ser humano confunde a menudo sus deseos íntimos de felicidad con los de permanencia o eternidad, consciente como es de la finitud de la vida. Quizás eso explique su apetencia por las tradiciones, que con carácter cíclico se repiten para satisfacer su demanda de certezas.

El ser humano moderno o más bien posmoderno en occidente no es religioso sino emocional y ello puede explicar en parte, cierto auge de la religiosidad popular, más exo-dérmica que endo-dérmica, o al menos así lo ven muchos clérigos. Y es que la religiosidad popular es rebelde a la ortodoxia. Decía Oscar Wilde que Todo lo popular es incorrecto. Y eso podría decirse de las procesiones de Semana Santa, y la devoción popular, que son incorrectas porque el empeño del clero en canalizarlas hacia un más ortodoxo compromiso seglar dentro de sus comunidades es un rotundo fracaso. Esa pugna perenne entre los cofrades y el clero quizás se haya visto mitigada por la percepción mutua de que la Semana Santa está amenazada por la increencia y la secularización, a mi juicio más aparentes que reales.

Increencia, secularización y rechazo a la Semana Santa procesional son fenómenos cada vez más acusados en la sociedad. Una baja natalidad y la formación de nuevos tipos de familia de sin-credo agnóstico, hace que disminuya la práctica religiosa traducida no sólo en una menor asistencia a los oficios litúrgicos, sino en un decreciente número de penitentes y costaleros. Con la excepción quizás de los núcleos rurales, en las ciudades se perciben las procesiones como un fenómeno que suscita una multitudinaria curiosidad (más que rechazo), y como una atracción turística. La crisis religiosa en la sociedad española quizás por primera vez afecta no sólo a la práctica litúrgica sino también a las cofradías que dependen directamente del número (y no calidad) de los creyentes. Más devastadora es la crisis demográfica que la crisis religiosa.

La Semana Santa tiene el excepcional honor de ser junto a los deportes, uno de los espectáculos más desclasados de la sociedad (transversalidad lo llaman, congrega a ricos y a pobres). Esta transversalidad junto a su carácter religioso, le hace objeto de no pocas muestras de rechazo. Es palpable la creciente, aunque no general, hostilidad a las expresiones públicas de religiosidad. Muchos confunden Estado laico (hostil) con Estado aconfesional (no hostil) a la expresión pública de la religiosidad.

Se genera confusión cuando, además de forma justificada, se critica la presencia de cargos públicos en las procesiones. Nadie debe procesionar sino en su condición de creyente, y a título particular no público. Existen reminiscencias de presencia de cargos públicos y fuerzas seguridad y armadas que no provienen del franquismo como dicen algunos, si no que provienen de una secular tradición de confesionalidad católica de las instituciones públicas que es muy a anterior a Franco. La a-confesionalidad ampara este fenómeno cuando la asistencia de las mismas si bien no es a título particular, sí lo es a título voluntario. No se puede disociar absolutamente la persona de lo que representa, pero debe quedar claro que la Semana Santa supone uno de los mayores movimientos asociativos de una comunidad y que su relevancia pública es indudable. Por ello mantienen y merecen en igualdad de condiciones, el mismo trato con las instituciones públicas que cualquier otra asociación civil de carácter no religioso. Lo que es público es de todos y se manifiesta de forma plural y diversa, porque así es la sociedad, plural y diversa.

El mayor éxito de la Semana Santa es su incorrección social. Su mayor desafío es contrarrestar la crisis demográfica y de fe que existe en todo occidente. Siempre he pensado que la compasión que despierta Jesús el Nazareno en todo aquel que se hace esporádica o sustancialmente consciente de su sufrimiento en sus últimos días, le permite adherirse a toda realidad desagradable que también él padece en la vida. Por eso la tradición de pasear las imágenes de la Pasión, que se origina de forma expansiva en la Contrarreforma como afirmación de la Fe católica en oposición a la protestante (y de ahí la exuberancia de sus formas con una Inquisición omnipresente durante varios siglos de nuestra Historia), va más allá de su vistosidad. Entronca con el deseo íntimo de hallar consuelo y sentido en medio de sus calamidades a través de un contacto emocional y anárquico con el Jesús Nazareno al que siguen sus nazarenos, costaleros y pueblo asistente. Dios atrapa con su serenidad y se comunica con nosotros también a través de nuestras emociones. La lectura de estas emociones se hace a través de un discernimiento que dura toda la vida y concluye en que la única relación auténtica que se puede mantener con Jesucristo, es personal y afectiva.

Al Paso de Jesús, un ramillete de oraciones o reflexiones por breves que sean, nos permiten ser conscientes de nuestra fragilidad y de la seriedad que tiene el vivir. Todo lo serio lo respetamos, sostenemos y repetimos en el ciclo de certezas que aportan las tradiciones, de ahí su racionalidad y su importancia vital y cultural.

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24 COMENTARIOS

  1. La falta de vecinos en muchos pueblos pequeños de España está impidiendo que las imágenes salgan de la iglesia.
    No hay gente para sacarlas. Son pueblos sin procesiones.
    Es cierto que la Semana Santa se ha convertido en una fiesta cultural que ya no controla la jerarquía religiosa.
    Las procesiones de Semana Santa se han desprendido por completo de su carácter religioso para convertirse en emblemas culturales como pueden ser ‘Las Fallas’ o los ‘Sanfermines’.
    Menos de la cuarta parte de los españoles participa o asisten como telespectadores de las celebraciones de Semana Santa.
    Y es que hablar de tradición para referirse a las celebraciones de Semana Santa como algo positivo es ‘difícil’.
    ’También la pena de muerte es una tradición en EE.UU. y es una salvajada’.
    Aunque turistas de todo el mundo se acercan a España para vivir la muerte de Cristo ‘made in Spain’.
    Son importantes los intereses turístico-comerciales que la Iglesia posee en la Semana Santa, así como su relevante intención de utilizarla para consolidar su poder en la esfera social.
    En definitiva, una ciudadanía que vive con fervor aunque con poca fe la fiesta de la Pascua.
    Al fin y al cabo, estos actos quedarán relegados como simple folclore….

    • Ciudad Real es un buen ejemplo de pervivencia de la Semana Santa. Hay relevo generacional, pese a la crisis demográfica, y es un fenómeno transversal, aglutina a gente de toda clase social.

      El poder de convocatoria de la Semana Santa, tanto en número de asociados en cofradías, como en público asistente, sigue siendo mucho mayor que los actos políticos y semejante a los eventos deportivos de masas.

      Es un reducto exitoso de espontaneidad de la sociedad civil que es muy rebelde tanto a la autoridad eclesial como política.

      Para un ateo será folclore y superstición, para una sociedad española que con independencia de su práctica se confiesa católica en más del 70%, algo más que folclore.

      La pena de muerte no es folclore, su comparación es como mínimo desafortunada.

      • La inmensa mayoría de la ciudadanía se la toma como una fiesta de primavera con dioses, música, arte, vestuario histórico, cerveza, gambas y ganas de pasarlo bien. La parte religiosa, que sin duda conserva, convive perfectamente, con toda normalidad, con el exceso y el jolgorio.
        ¡Qué lejos quedan aquellas Semanas Santas no tan lejanas en que se cerraban por orden gubernativa los prostíbulos, los bares, las salas de fiesta, a ciertas horas y ciertos días! O que se ayunaba de forma estricta y reglada. 
        Y es que la Semana Santa ya es casi laica….

        • La misma gente que la disfruta es la que lo hizo del carnaval semanas antes.

          Es la misma gente, no distinta.

          Y es que ambas cosas se viven con naturalidad. Fíjate lo poco encasillable que es la Semana Santa, y las personas.

          Para que fuera laica las procesiones deberían hacerse dentro de los templos. Y eso ni ocurre en Cuba.

          Controlar la religiosidad popular es como querer meter en bolsas el oxígeno. El ser humano tiende a ella por la sencilla razón de que las cosas más importantes no requieren de explicación sino de sentido.

        • Por cierto, creo que la pena de muerte debe considerarse como un serio desgarro en el tejido social que hiere la ética, el valor de la persona, su dignidad y el sentido moral.
          Mientras tanto, el Catecismo, el Papa y la Iglesia siguen enseñando el principio de que la pena de muerte es un derecho del Estado….

        • Te olvidas que sólo está justificado siguiendo la tradición del regicidio del Padre Mariana, en casos de magnicidio (matar a un dictador).

          Los movimientos católicos en EEUU son abiertamente abolicionistas.

          Te has colado.

        • Canon 2267 del Catecismo de la Iglesia católica:

          La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas.

          Pero si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana.

          Hoy, en efecto, como consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha cometido sin quitarle definitivamente la posibilidad de redimirse, los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo «suceden muy […] rara vez […], si es que ya en realidad se dan algunos» (EV 56)

        • El PSOE siempre ha condenado de forma rotunda y sin ambages las sentencias a pena de muerte y espera que España siga liderando la lucha contra ella……

        • Pues nada, tal como pretendes deducir, el Papa Francisco lidera entonces la pena de muerte.

          Qué güeno es Pedro Sánchez.

  2. «Todo lo serio lo respetamos, sostenemos y repetimos en el ciclo de certezas que aportan las tradiciones, de ahí su racionalidad y su importancia vital y cultural.»
    Lo que viene siendo ser un reaccionario.

    «las cosas más importantes no requieren de explicación sino de sentido.»
    Y para que las cosas tengan sentido, requieren de una explicación.

    • Esa es la perspectiva del que para entender algo necesita palparlo.

      Hay otros que podemos entender sin necesidad de hacerlo.

  3. Las personas que yo conozco abiertamente religiosas, que van a misa todos los domingos, se confiesan, etc, dicen lo contrario: que ven mucha gente en la procesiones y muy poca en misa.

    El concepto de catolico no practicante, la iglesia cree que le beneficia para poder representar a mas gente de la que son. Pero cuando lo pienso, alguien se imagina que cualquiera se declare «vegetariano no practicante» porque come carne? O «deportista no practicante» que se pase el dia sentado jugando al pc? Y dije que cree que le beneficia porque quitando ese extraño concepto, lo que queda es ésto: https://laicismo.org/wp-content/uploads/2018/01/religiosidad.2017-1.jpg

    La semana santa goza de un excelente salud, eso es totalmente cierto. Enhorabuena.

  4. La salud de la semana santa solo depende de una cosa…la climatología… Ja ja ja ja. Pura devocion al sol..yo el primero. Rica playa y birra.

  5. Ser cristiano, es ser seguidor de Jesús, y para ello no es necesario pertenecer a ninguna Iglesia, por mucho que sigan haciendonos creer.

    La Semana Santa en España, es una tradición, que en sí, no creo que haga daño a nadie.

    Otra cosa es la manipulación que se haga de élla, desde algún partido político, para erigirse como «los buenos»

    Jesús no sería ni de derechas ni de izquierdas. Eso sí siempre estaría con los mas esclavizados por los poderosos.

    Y eso lamentablemente sigue ocurriendo.

  6. Es una vergüenza la baja calidad de este articulo.Este medio debería de poner mas cuidado a la hora de editar.Un comentarista soez y especializado en insultar con la mentira.

      • …Este medio debería de poner mas cuidado a la hora de editar…

        ES QUE TENEIS UNA VENA FASCISTA…

        Lo dijo ya Churchill los antifascistas de ahora serán los fascistas del futuro.

        • Ahí llevas razón, aquí le publican a cualquiera, hasta a los que escriben «ALAGO» sin «H».

        • Mea culpa ahora que estamos en Semana Santa.

          Pero vamos eso no desvirtúa el mensaje.

          Aquí es cierto, le publican a cualquiera, también a los comunistas.

    • En aburridos, por repetidos, muchos.

      En la línea fascistoide más.

      Pedradas por todos y para todos, en cuanto uno se aparta de lo «progre» que es algo así como renunciar a tu propio criterio para conseguir la falsa aceptación de una mayoría o minoría ruidosa de imbéciles.

      Pero yo al menos no he querido y no quiero que los comunistas o socialistas ni dejéis de publicar ni de comentar. Cualquiera debe comparar y además sacar sus propias conclusiones.

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