La Corporación Municipal de Calzada de Calatrava muestra sus condolencias por el fallecimiento del doctor Rafael Serrano, Hijo Predilecto y cirujano muy querido en la localidad

Multimedia.- La Corporación Municipal de Calzada de Calatrava (Ciudad Real) muestra sus condolencias a la familia del doctor calzadeño Rafael Serrano Martínez, de 83 años de edad, Hijo Predilecto de la localidad, quien falleció anoche, familia a quien también expresa su más sentido pésame. Este médico era una persona muy querida en el municipio calzadeño, de ahí que fuera declarado Hijo Predilecto hace años por unanimidad de la Corporación.
Calzada Rafael Serrano 2011 una
El alcalde Félix Martín comentaba que “Rafael Serrano siempre estará en nuestros corazones, porque siempre nos recibía con una sonrisa y sus ojos azules chispeantes, varias generaciones le estaremos muy agradecidos, de ahí que el Centro Cultural calzadeño lleve su nombre”.

Rafael Serrano Martínez, conocido en el pueblo como “Rafaelito”, era un cirujano jubilado, que acostumbraba a venir de forma regular a su finca Juncarejos del término calzadeño. Dio el pregón de Semana Santa en Calzada en el año 1995 y pertenecía a la Cofradía del Cristo del Sagrario y al Salvador de Mundo, aunque también le gustaba decir que “en Semana Santa, soy de la Santa Cena, de los “blanquillos”, Nuestra Señora de la Soledad y de los “negrillos”, del Nazareno, que recuerde”.

Muy querido en Calzada, atendía en su finca a todos los que se acercaban a preguntarle sobre alguna dolencia. El se sentía en Calzada, sólo como “un paisano médico. Los vecinos vienen y yo les atiendo, nunca me molestó que vinieran a verme. Al contrario. Aquí se ha presentado mucha gente con la que yo no tenía ninguna relación, y atendía a todos con aprecio”. Procedía de una familia media de Calzada, de comerciantes, con espíritu de servicio.

La revista municipal “Calzada Informa” le hizo una entrevista en el año 2011, y nos decía entonces estas palabras que ponen de manifiesto su lealtad y humildad al pueblo de Calzada:

“Yo soy médico, y si alguien me pide ayuda o colaboración, de alguna manera se pone a mi disposición, confía en mí, por tanto, tengo la obligación de ayudarle moralmente, no tiene mérito alguno, al menos yo no se lo veo. Cuando yo estaba en activo, la explanada de mi casa siempre aparecía llena de coches los fines de semana. Aunque soy cirujano, me preguntaban por todo. Terminé la carrera en 1959, estuve varios años en el entonces Hospital Provincial de Madrid. La gente recurría allí, iban algunos y yo, con cariño, me esmeraba y los atendía. Cuando me fui al Hospital Gregorio Marañón, pues atendí, con mucho gusto, a más gente. No tuve ningún fracaso (muerto) de Calzada, fui afortunado en eso”.

Casado, con dos hijos y un nieto, nunca quiso pleitesía, y prefirió que lo tutearan. En esta entrevista repitió varias veces, emocionándose, como estaba en deuda con sus paisanos “me han tratado muy bien, y ya no les puedo corresponder”. De conversación chispeante, con una perenne sonrisa en los labios, nos emplazaba a unas gachas, “para que vuelva a vernos”.

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