Comunicado: La alimentación en el centro de una guerra por el control de la sociedad

Pacifistas Ciudad Real.-  Según explica Vandana Shiva, la segunda guerra mundial tuvo una profunda influencia en la agricultura mundial y por tanto en nuestra alimentación. A partir de ese momento se empezó a generar la mal llamada Revolución Verde, una forma de pensamiento militarizada que fomentaba la violencia contra la Tierra y todos los seres que en ella habitamos, con el afán productivista de hacer de la alimentación un gran negocio.
opinionAsí surgió la agricultura industrial, gestionada a partir de los excedentes de la guerra: los mismos químicos que se utilizaron para exterminar a las personas, se derivaron para acabar con insectos o hierbas, a los que se consideró como enemigos a los que exterminar con venenos, llamados agroquímicos.

Este modelo de agricultura y ganadería se basa en un tipo de política, economía, cultura y conocimientos basados en un patrón que determina lo que es eficiente, cuál es el conocimieto científico o qué se debe investigar. Este patrón está basado en la violencia de la guerra y en las estrategias militares, que lo que hacen es llevar la lógica de la guerra a nuestros campos y a nuestra comida, y por tanto a nuestro cuerpo.

En realidad es un sistema que destruye el fundamento ecológico en el que se basa el cultivo de alimentos. Sustituye el entendimiento de los procesos naturales, los ciclos de la vida, el delicado equilibro en el que se sustenta la biodiversidad, por los grandes monocultivos de la agricultura y la ganadería intensivas.

circulo silencioY es un modelo de agronegocio en el que la comida ha dejado de ser una fuente de nutrientes para convertirse en un producto listo para especular y obtener un gran beneficio económico, explotando la naturaleza, los seres vivos. Es un sistema anti vida, es decir, produce lo que Shiva llama el anti-alimento. Podemos ver diversas consecuencias del agronegocio en la salud de la tierra y sus habitantes

_ Contaminación de alimentos, aguas, suelos y personas por pesticidas y productos derivados del uso de fertilizantes sintéticos (nitratos y fósforo en las aguas).
_ Desarrollo de resistencia a los plaguicidas de ciertas plagas y patógenos.
_ Dependencia creciente de agroquímicos (insecticidas, herbicidas, fungicidas, fertilizantes). En lugar de trabajar respetando los ciclos de la naturaleza, se redujo la agricultura a introducir estos agentes externos sin medir las consecuencias que tiene la introducción de productos tóxicos.
_ Pérdida de la capacidad productiva de los suelos, debido a la erosión, degradación, salinización y desertificación de los mismos. Pérdida de nutrientes de los suelos debida a la falta de reposición, junto con lixiviación y baja eficiencia en el uso de fertilizantes.
_ Colmatación de cuerpos de agua (sedimentos). Eutrofización de embalses.
_ Disminución de los acuíferos en zonas de regadío. Merma de las reservas de agua.
_ Dependencia creciente de combustibles fósiles y la disminución de la eficiencia productiva en términos energéticos (cada vez se requiere más energía para mantener o aumentar la productividad de los cultivos).
_ Pérdida de biodiversidad por efecto de agroquímicos y simplificación de hábitats.
_ Pérdida de variabilidad genética de los principales cultivos (erosión génica).
_ Aniquilación de polinizadores e insectos beneficiosos.
_ Contribución al calentamiento global del planeta y a la disminución de la capa de ozono.
_ No ha sido aplicable a todos los agricultores/as. No ha solucionado el problema de la pobreza rural. No ha solucionado a nivel global el problema del hambre. Al contrario, se ha agudizado.
_ Contribuye en gran manera al desequilibrio económico y social entre el norte global y el sur gobal. Pero los datos aportan que es la localización la que alimenta al mundo, y que en mayoría son las mujeres quienes alimentan a las personas… no las corporaciones.
_ Provoca un gran sufrimiento en los animales destinados a la ganadería intensiva. El dominio que se ejerce sobre los animales es muy salvaje, muy bárbaro. Quizá nunca en la historia haya habido un dominio tan feroz. El sufrimiento y la opresión jamás habían llegado a los extremos fabulosos de millones de individuos a los que se les arrebata totalmente la posibilidad de caminar, de estar en contacto con otros, de tener su espacio, de ver el cielo…

Ese infierno que no vemos ni queremos ver, es una forma de opresión que necesariamente debemos denunciar, en unas sociedades que tienen dos caras. Una es la cara de las “mascotas”, que cuidamos, y luego está la cara de lo que son los animales para el consumo.

Desde el ecofeminismo o el veganismo se trabaja por la restitución de derechos a los animales: se trata de darles derecho a no ser torturados, derecho a no ser encarcelados de por vida. Porque tenemos datos que nos dicen que la violencia contra los animales está vinculada a la violencia contra los seres humanos. Una sociedad que no practicase sistemáticamente la violencia contra los animales, sería una sociedad menos violenta para con los seres humanos, nos dice Alicia Puleo.

_ La introducción de OMG (organismo vivo cuyas características genéticas iniciales han sufrido modificación no natural, añadiendo, suprimiendo o reemplazando al menos un gen genéticamente modificados) en la naturaleza,
en los cultivos o para la alimentación animal, está siendo altamente preocupante. La tecnología de los transgénicos actual es utilizada fundamentalmente en cultivos para alimentar una cabaña ganadera sobredimensionada e insostenible.

Los procedimientos de evaluación en vigor de estos procedimientos, se encuentran sesgados a favor de la industria, y están hechos en buena medida para no encontrar efectos, como nos recuerda Jorge Riechmann. Por tanto sólo se comercializan transgénicos porque la evaluación científica es deficiente. Esto demuestra que somos muy imprudentes al confiar en los resultados sesgados de la ciencia orientada por intereses corporativos que grandes empresas como Monsanto aportan a las autoridades reguladoras y a la sociedad.

_ Ha supuesto un impacto cultural de inapreciables consecuencias: la destrucción de los saberes acumulados durante más de 10.000 años de interacción entre la sociedad humana y la naturaleza.

Para ello sustituye la verdad por la manipulación y la ficción. Las corporaciones dictan las reglas de producción y distribución en base a un supuesto “deseo” de los y las consumidoras (deseo que se estimula mediante la publicidad y los medios). Se ocultan los costes reales de los productos, como el gasto en combustibles fósiles, o los costes demoledores e impagables para recuperar y reparar la salud de la naturaleza y de las personas.

Desde Pacifismos suscribimos la importancia de la difusión de información y prácticas correctas en defensa de la vida en todas sus manifestaciones, y en el fomento de redes interconectadas que con la práctica agroecológica supongan una alternativa al sistema imperante. Desde el reconocimiento de la importancia de la salvaguarda de la biodiversidad, la trascendencia de guardar semillas, el fomento del diálogo de saberes entre la ciencia y el campesinado, y el papel crucial de las mujeres en todos estos procesos.

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