El imparable declive de la democracia representativa (I)

MarcelinoHace seis años, Jean-Claude Juncker dijo: “Sabemos exactamente lo que debemos hacer, lo que no sabemos es cómo salir reelegidos si lo hacemos” (The Economist 2/5/12)

En 2.004, cuando el PSOE no confiaba en ganar las elecciones, Miguel Sebastián, a la postre ministro socialista, dijo varias cosas de las que debió arrepentirse:

“Menos mal que no vamos a ganar porque la que viene sobre España es gorda (…) Tenemos una burbuja inmobiliaria y es inevitable que estalle, y cuando esto ocurra se lo va a llevar todo por delante incluyendo los bancos (…) estoy totalmente convencido. El gobierno del PP ha sido un irresponsable. En lugar de frenar la concesión de créditos hipotecarios a través del Banco de España, ha echado más gasolina al fuego con las desgravaciones fiscales” Sebastián reprochó entonces al PP “no eliminar la desgravación de la vivienda pasándola a los alquileres” La pregunta inmediata era por qué el PSOE guardaba silencio ante ello, y así fue hecha por los periodistas asistentes. Sebastián contestó con el cinismo típico de todo político: “No es un programa electoral para gobernar, sino para que José Luis obtenga un resultado lo suficientemente bueno para salir reelegido secretario general del PSOE en el próximo congreso (…)”

“¿Y si ganáis?” –inquirieron los periodistas- ”¡Qué horror! Eso sería muy malo para mí porque (José Luis) trataría de implicarme y no me podría negar (…) y mucho peor para él. No estamos preparados ninguno de los dos para gobernar este país” (El declive de los dioses, de M. Guindal. Planeta 2.011).

Finalmente el PSOE ganó, y nadie, absolutamente nadie, hizo nada. No lo había hecho previamente el PP; tampoco lo haría el PSOE a pesar de conocer perfectamente la situación.

La partitocracia es una oligarquía cuyo objetivo es ganar elecciones. Son máquinas electorales cuyo principal objetivo no es el desarrollo de la Nación. Es actuar para asegurarse un nuevo triunfo. De esta manera es imposible aprovechar el potencial de un país.

Transformar un Estado-nación para elevarlo científica y culturalmente e impulsar la mejora material y moral de los ciudadanos es labor imposible de conseguir en un mandato o en dos. Máxime, cuando hoy en día, no hay casi decisión de calado que no afecte a intereses de otros Estados o de poderosos actores económicos o sociales.

Su capacidad de crear opinión es tal que hace prácticamente imposible que un gobierno algo honesto, en caso de existir, pueda acometer las transformaciones necesarias para conseguir los nobles fines citados.

Lo corriente es encontrarse con que los gobiernos incumplen los programas electorales justificando su inacción por situaciones sobrevenidas o desconocidas.

No existe un mandato imperativo que obligue a los partidos constituidos en gobierno a cumplir nada. “Los programas están para no cumplirlos” –dicen que comentó Tierno Galván en una oportunidad.

La práctica nos muestra, una y otra vez, la falsedad de que el pueblo es soberano.

La otra alternativa de la partitocracia es elaborar unos programas confusos y vagos que servirían tanto para un roto como para un descosido. En cualquier caso, pequeñas medidas correctoras, nunca proyectos de alcance.

¿Alguien sabe cuál es la visión estratégica de cualquiera de los partidos sobre asuntos transcendentales? Ni los nuevos, ni los viejos. No llegan ni a zapateros remendones. Es imposible transformar nada si no se ha ganado primero el respeto exterior, ya sean grupos de presión o potencias extranjeras. Y eso es imposible conseguirlo, insisto, en uno o dos mandatos; entre otros motivos, porque la promiscuidad del calendario electoral induce a reducir los conflictos. Sin molestar a nadie, todo cambio es pura cosmética.

Limitar a dos mandatos la titularidad de los jefes de gobierno es infantil; no hay tiempo suficiente para asumir el riesgo de tomar decisiones estratégicas, caso de que apareciera un personaje de talla dispuesto a ello.

La inexistencia en los partidos de equipos solventes encargados no de poner este o aquel parche, sino de colocar a España y a sus conciudadanos en el mundo, hace que las grandes decisiones se elaboren en círculos absolutamente ajenos al control democrático. El futuro de los Estados no se decide en las sedes gubernamentales, ni en las de los partidos que pugnan por el poder.

En todo su devenir político, ni Zapatero ni Rajoy han tomado una decisión de alcance estratégico por iniciativa propia; la de mayor hondura por su contenido de ingeniería social, destinada a voltear los valores precedentes, fueron un conjunto de leyes conocidas popularmente de “ideología de género”, elaboradas por círculos de poder ajenos a los partidos que las aprobaron y mantuvieron en vigor, a pesar de estar ausentes en los programas votados por sus electores.

Las decisiones estratégicas tomadas por los gobiernos de Felipe González (entrada en la OTAN y desarticulación del tejido industrial –llamada cínicamente reconversión-) fueron decididas más allá de nuestras fronteras.

Por otro lado, la Nación, míticamente soberana, cuando se constituye en cuerpo electoral, exige mejoras continuas a esas máquinas electorales que son los partidos políticos. Es decir, la relación del elector con los partidos es utilitarista, entendida “como la teoría ética que defiende como principio normativo la maximización del bienestar agregado” (Félix Ovejero. Incluso un pueblo de demonios). ¿Y no es esa maximización del bienestar/beneficio la clave de la democracia liberal?

¿Es posible criticar al liberalismo económico (maximizador del beneficio) sin reconocer que la maximización del bienestar representa al mismo perro pero con distinto collar?

El partido-máquina electoral construye su ligazón interna de manera clientelar: como agencia de colocación de militantes-simpatizantes-allegados, o como dispensario de recursos a grupos de presión de su interés. Por eso el mantenimiento del poder es su principal fuente de cohesión, en torno al cual se construyen organizaciones mastodónticas, innecesarias e ineficaces, a cargo de presupuestos sufragados por el pueblo míticamente soberano.

Para alimentar el circuito poder-cohesión interna todo vale; en primer lugar: la mentira, incluida la manipulación y falseamiento de información sustancial para entender el estado de las cosas.

La dialéctica privilegios de la partitocracia -y sus redes clientelares- frente a la maximización del bienestar, exigida por el electorado, se está resolviendo de la peor forma posible, esto es: a través del endeudamiento imparable del Estado.

Su consecuencia es clara: La soberanía originaria del pueblo ha sido arrebatada por el ejercicio irresponsable que de ella hacen sus representantes, quienes tratarán de atender la demanda de maximización del bienestar, sin renunciar a los privilegios propios y de sus redes clientelares, transfiriendo la soberanía, de facto, a los acreedores de la deuda. Se hipotecará, así, la vida de las generaciones futuras, reduciendo la mítica soberanía nacional a un mero aspecto simbólico:

Una bella frase escrita en un bonito papel.

La Banca internacional será la última tomadora y detentadora real de toda soberanía, y quien dispondrá de los resortes para, por las buenas o por las malas, torcer y encauzar las voluntades hacia donde más les interese, tanto de las Naciones empeñadas en hacer del hedonismo su aspiración vital, como de los gobiernos y demás representantes, cómplices necesarios y protagonistas de este endiablado torbellino.

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com

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19 COMENTARIOS

  1. Jejeje, hoy tus aduladores están muy callados.

    Pues hoy te digo que no te muevo una coma.

    Así es, y así va a seguir siendo. A no ser que hagamos con dice el Ciudadano en Blanco y petemos este sistema de mierda heredado del genocida.

    Pero eso no va a ocurrir porque todo está atado y bien atado. No hay más que ver cosas como las que están ocurriendo con la aplicación de la Memoria Histórica.

    La soberanía es una marca de papel higiénico que usan en Moncloa.

  2. Bastante de acuerdo con el escritor sr Marcelino Lastra…nos pasa que tenemos demasiada imaginación los seres humanos, y confundimos el ser con el deber ser y por eso no perdemos la ilusión del todo en los grandes ideales. No gobiernan los mejores ni lo harán, pasan de revolcarse en un cenagal, ese es el problema, por eso tantos incapaces de sonrisa floja llegan a ministros y presidentes de gobierno no solo en España.

  3. Este sistema absurdo que tan bien retrata no parece tener los días contados. Es un sistema caro de mantener por el Poder…. pero si lo pagamos los borregos con dinero-deuda, cuadran el círculo. Larga vida a las democracias liberales! (y a las no tanto)…

    Saludos desde Andalucía

  4. Lo más triste, no fue la victoria del PSOE, normal en toda democracia, sino las circunstancias en que se produjo. Por lo demás no veo otra alternativa que la profundización en la participación y que de algún modo sean los mejores los que gestionen, a veces y si es necesario, con la ideologia en el armario. La otra alternativa es la democracia asamblearia, pero esto es otra historia.

  5. Suscribo casi todo lo que afirmas Marcelino.

    Creo que en el final del artículo se te ha cruzado la situación actual de Argentina. Los Kirchner endeudaron de forma mastodóntica la economía argentina (otros cultivaron la ilusión de la paridad con el dólar que también fue otra horrible forma de endeudar a los argentinos).

    Coincido totalmente en los horribles y deprimentes efectos de la PARTITOCRACIA.

    Y puntualizo sólo en la burbuja inmobiliaria. La deducción por adquisición de la vivienda habitual, cuya supresión fue una recomendación insistente de UE y OCDE, realmente no tuvo tanta repercusión en la especulación como la limitada oferta de suelo que tras la derogación por el TC de su liberalización (que nunca se llevó a cabo) es administrada por Entes autonómicos y locales (que son los que tienen la llave de la oferta del suelo).

    Las Comunidades Autónomas y los Municipios son el paraíso de la PARTITOCRACIA.

  6. La Banca Internacional tiene nombres y apellidos. Y, efectivamente, hay un traslado de la soberanía hacia nuestros acreedores. Nos quieren deudores, nos quieren débiles. Lo que es más inexplicable es por qué nosotros mismos seguimos sus dictados de modo riguroso. En mi opinión, no hay más alternativa que no votar a los partidos que nos han llevado al actual estado de cosas. Aceptemos con humildad que tenemos lo que nos merecemos, nosotros hemos votado al PP, al PSOE, IU, etc. Pero no hemos de resignarnos, en las próximas elecciones, votemos a las alternativas, votemos a Ciudadanos, VOX, UPyD… En una democracia de partidos, es casi la única y al mismo tiempo más poderosa manera de romper nuestras cadenas. Bien es cierto, que no habremos llegado a la meta, pero es el primer y más importante paso para ser dueños de nuestro destino.

  7. Extraordinario artículo.

    Simplemente insistir en que los partididos, la partitocracia es un simple decorado Potemkim de los que realmente mandan.

    Muy caro, mucho. Pero cada vez que nos acordamos del padre o de la madre de uno de esos de los 350 ladrones o de los ladrones de las 17 Miserias, es un gesto vano, ellos no deciden nada, sólo gastan para parecer que deciden.. y deberíamos de empezar de una vez a ver quienes son los responsables; porque además será la única manera de quitarnos de encima a sus testaferros.

    Por cierto y respecto al tema inmobiliario, nadie ha querido hacer el ejercicio de pensar que si existió burbuja no tuvo nada que ver el suelo (ese que que se quiso posibilitar y que al final tiró el TC, las deducciones…), si no el crédito.

    Si había crédito había posibilidad de endeudarse y no se quiere analizar ese porque hábia crédito. Y algo tendría que ver el hecho de que ya no se hacía en Pta si no en €. Y el cambio que se dioa al € en Pta, 1€ = 166,386 Pta.. donde la la peseta estaba mas que revaluada y nos permitía un endeudamiento que jamás habría sido posible si hubiera sido a 300 Pta por ejemplo.

    Un cordial saludo

    • Coincido parcialmente. Sin duda la facilidad de acceso al crédito y el bajo interés estimuló el mercado inmobiliario (ahora lo tenemos también pero no despega por el miedo fundado a comprar algo cuyo valor se cuestiona por primera vez porque tras la crisis los bienes raíces también pierden valor).

      La mayor o menor oferta de suelo sigue para mí siendo clave. Poca oferta mucho valor y a la inversa en sentido contrario.

      Y hay otro elemento a considerar, la crisis demográfica. Hay más oferta que demandantes.

      Y otro, el nivel de los salarios y su estabilidad. Es clave en los compradores.

      Se necesitan varias generaciones aún para que el trauma de la última crisis se olvide. Y cuando eso se produzca podrá darse otra burbuja inmobiliaria.

      • El tema Don Ángel (no soy experto financiero)

        Es que no importa cómo de escaso sea un bien, si hay crédito, el que asume el endeudamiento, normalmente y mas en el del típico caso del pisito, asume que si el señor del traje y corbata de la Caja se lo pone tan fácil es que las cosas irán bien, por qué interés puede tener en que una mayoría de pringaos vayan a pringar, por que a la cajita también le iría mal.

        No se asume que los de la cajita no tienen ni puñetera idea, que no planifican y que sólo saben que desde fuera nos prestan un montón de pasta, a tipos de interés ridículos, y que si eso crea una presión sobre un bien finito, ligado a un territorio, pues que el que venga detrás que arree.

        Y muy posiblemente si esos créditos se hubieran pedido para que el presonal se formara y pudiera desarrollar empresas, productos o servicios que pudieran hacer competencia a quienes nos soltaban la pasta.. nunca nos los habrían concedido.

        un muy cordial saludo

        • Hubo un momento en que en las Cajas mandaban los comerciales y no los analistas de riesgo.

          El 0,5% de la comisión de apertura se la llevaba el comercial. Ahí tienes la explicación.

          La promotora vendía las viviendas, y sólole bastaban las arras y algunas cantidades del comprador durante la obra.

          Aquello era un cachondeo muy peligroso.

        • Si, pero el comercial lo hacía porque había que colocar un pasivo como fuera.

          El cómo, por qué y de qué manera llegó ese pasivo aquí es algo que aún no nos han contado. Para mas inri en los primero años del € los tipos de interés del interbancario estaban por debajo de los BCE, algo completamente ilógico, excepto si ese dinero no venía de Uropa.

          E insisto en que si se hubiera querido dedicar a dar competividad, inovación y formación a nuestro sector productivo, el concurrente con otros de fuera, no habría llegado tan fácil.

          Aunque las comisiones fueran del 1,5%…

          Un cordial saludo

        • Efectivamente el comercial funciona por objetivos…y por comisiones.

          Saludos, un placer contrastar contigo.

        • Y muy interesante lo que planteas. Por qué se emitió tanto dinero desde los bancos centrales, o lo que es lo mismo, por qué se liberaron tantas provisiones bancarias y se relajaron las inspecciones bancarias…

          Creo que tanto dinero fácil había disponible, que nadie quería terminar la fiesta.

        • Conviene recordar lo que es el «Coeficente de Caja»

          https://es.wikipedia.org/wiki/Coeficiente_de_caja

          y su evolución cuando ingresamos al €,
          https://www.burbuja.info/inmobiliaria/burbuja-inmobiliaria/524185-coeficiente-de-caja-espana-paso-del-20-1990-al-2-ano-2000-a.html

          «Es decir que la situación bancaria en 1999 fue la de pasar de un coeficiente de caja del 20% a un 2%. Esto significaba a grandes rasgos que si el banco tenía 100.000€ de liquidez y esto era el 20%, ahora esos 100.000€ de liquidez eran el 2%. Luego podía hacer apuntes contables de préstamos por valor de 4.600.000., una expansión crediticia del 1150% en apuntes contables de todas las entidades financieras solo por regirnos por la políticas europeas.

          El boom era inevitable.Entrar en la CEE y cambiar el coeficiente de caja de un 20% a un 2% en tan solo un año es meterle gasolina al sistema financiero del país. El sistema financiero cuando termina de colocar todos los apuntes contables que le permitían recurrió a los fondos europeos en 2004 para que la fiesta de dinero ficticio no parase.

          En diciembre de 2011 tenemos esta noticia:
          El BCE reduce el coeficiente de caja al 1%»

          un cordial saludo

  8. Pasmao, la cuestión aquí es quién paga la fiesta. El que pide el crédito es culpable de pedir, y el que lo da, responsable de darlo. Lo que no es admisible es que, cuando todo se colapsa, paguen justos por pecadores y los únicos culpables sean los que pidieron. De la deuda, habría que conocer en manos de quién estaba: ¿Alemania? ¿Francia? Luego si los bancos alemanes dieron dinero a los españoles para hipotecas y aeropuertos, justo es que arrostren con las consecuencias. Pero va a ser que no.

    • Hola Censor

      No estoy completamente de acuerdo.

      Los españolitos estaban acostumbrados a que si les daban el crédito era porque quien lo concedía, a quien se le supone muchos mas formación y capacidad, presuponía que lo podía pagar.

      Así había sido en España desde mucho tiempo atrás, hasta que entramos en el €.

      Los bancos supervisaban la solvencia y el BdE supervisaba a los bancos.

      Siempre había gente que no podía pagar, y de ello se derivaban dramas varios, pero nunca, salvo en el sector industrial en la crisis de los 70, se convirtio en algo sistémico.

      Si Don Marcelino nos menciona a Sebastian, no creo que fuera el único. Los que prestaban desde fuera tampoco eran tontos. Y si eran que apechuguen..

      El problema inisisto es otro.

      Los pisitos, los aeropuertos, las autovías.. no podemos embalarlas y exportarlas.. se nos dió crédito porque ese pasivo se orientaba a actividades que no les supondrían competencia en el futuro.

      No se dedicó a Investigación y Desarrollo, a formación de verdad, a promover un sector insutral y de servicios que les pudiera hacer competencia, porque entonces NO habría habido crédito.

      Que nos tocará pringar, lo asumo, pero no porque ellos tengan el 100% de la razón si no porque gracias a nuestras «elites» tienen la fuerza.

      Lo bien que les viene ahora, por ejemplo, que seamos una piltrafa endeudada que tira hacia abajo una divisa común, que de no ser, sobre todo, por nostros (también Italia) estaría a 1,8 respectoa al $ y los alemanes no eportarían ni un colín.

      Cosas muy raras han ocurrido, y cuando nos quisimo salir de ese guión nos ponen bombas en unos trenes.. y otra vez (pero en peor) volvemos a las mismas.

      Un cordial saludo

      • Pues sí. La industria representaba algo más del 30 por ciento de la economía a la muerte de Franco. Hoy apenas supone la mitad. La industria es la que genera ese desarrollo del que usted habla, amén de los mayores sueldos. Primero se cargaron la industria, después vino la servidumbre. «Europa, es la solución», cómo si España fuera Asia. Y la reconversión, eufemismo de destrucción, la hizo el PSOE. Las reconversiones siempre las hace la izquierda, y a los etarras los suelta la derecha. Algo muy lógico aunque otra cosa parezca. Volvamos a Europa. Destruimos nuestra industria pero teníamos los fondos de cohesión. Ya nos tenían esclavos entonces. Lo que vino después fue el 11 M. España se sacudía ataduras y miraba al Atlántico; qué bien le ha ido a España siempre que ha orientado su suerte hacia el Atlántico. En fin. ¿Se imagina usted, pasmao, cómo sería España con un 30 por ciento de industria y todo el turismo y servicios que la providencia nos otorgó y nuestro salero se ganó? Pues eso.

        Da gusto leerle, pasmao. Se aprende mucho.

        • Siempre me consideré europeísta porque he disfrutado de las ventajas de la libre circulación cuando residí fuera de España.

          Con el tiempo y mis amigos con experiencia en Bruselas, me volví más realista. Los países del norte van a lo suyo a costa de los del sur.

          Hoy, sigo aferrándome a los principios fundacionales de la UE que fueron inspirados en cristianos sobresalientes como Adenauer, Schuman y De Gasperi, y que ante todo buscaban cerrar los rencores históricos de un pasado belicista entre las naciones de Europa.

          Ya no soy eurofantasioso, reconozco el apoyo institucional a España de las instituciones comunitarias en estos momentos de crisis política, pero necesito repensar cuales son los intereses a defender por mi país.

          Y tenéis razón, a España siempre le fue muy bien cuando miró al Atlántico. El desmantelamiento de nuestra industria y campo han supuesto un coste irrecuperable, que nos fuerza a mantenernos euroescepticos con todo realismo.

          España debe garantizar su futuro con Europa y sin ella. Tenemos que abrir otras puertas.

          Es un lujo pensar con vosotros.

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