Detrás de una gran mujer no siempre hay un gran hombre

Lola Merino Chacón (Presidenta Amfar Nacional)

   Dicen que detrás de cada gran hombre que ha dado la historia de la Humanidad, siempre ha habido una gran mujer. Hoy, 15 de octubre de 2004, celebramos el Día Mundial de la Mujer Rural y AMFAR apuesta por la participación de la mujer en la toma de decisiones, puesto que ya es hora de que la mujer abandone ese segundo plano y ocupe el lugar que le corresponde por derecho. Reconocemos los avances que se han producido en la conquista femenina de cargos de responsabilidad, pero todavía la igualdad de oportunidades sigue siendo una meta a alcanzar.
   En el mundo rural, la participación de la mujer en los procesos de decisión es más bien escasa, ya que son muy pocas las que participan en la gestión de cooperativas, en la dirección de empresas, o que están al frente de un Gobierno local. España cuenta con 8.084 Ayuntamientos, de los que tan sólo 1.009 están regidos por alcaldesas, siendo Galicia y Cantabria, las dos Comunidades Autónomas con menos mujeres al frente del Gobierno local; en el extremo contrario se encuentran Madrid y País Vasco, aunque en ninguna de las dos regiones –todo sea dicho de paso- el volumen de mujeres alcanza el 20%. Por su parte, la presencia femenina en las diputaciones provinciales es casi inexistente, ya que sólo tenemos una presidenta frente a 36 presidentes.

   La paridad está lejos de llegar al mundo rural, y la mujer que nace en un pueblo se encuentra con un camino lleno de obstáculos si quiere acceder a la formación, a la educación o al mundo laboral. Las carencias en infraestructuras, escuelas infantiles, guarderías, centros de día de atención al anciano o al discapacitado son circunstancias que dificultan todavía más la participación de la mujer rural en los puestos de toma de decisiones. A lo que debemos sumar, la falta de mentalidad del varón que aún no ha asumido su corresponsabilidad en las tareas domésticas y en la educación de los hijos.

   La media de edad de la mujer rural española ronda los 52 años. La mayoría ha trabajado durante toda su vida, dentro y fuera de casa, pero no han gozado de prestaciones sociales y se las ha considerado colaboradoras en la explotación familiar. La cobertura social no alcanza a las mujeres rurales, incluso las que cobran pensión de viudedad, se enfrentan a sacar adelante una casa, muchas veces con hijos y personas mayores a su cargo, con un sueldo que apenas no llega a las 60.000 pesetas en la mayoría de los casos.

   Ante semejante panorama, términos como “paridad” y “conciliación vida familiar-laboral” se convierten en palabras huecas en el mundo rural. En España, más de cinco millones y medio de mujeres viven en el mundo rural; representan el 30% de la población femenina de nuestro país y forman parte del 1,6 billones de mujeres rurales que existen en todo el planeta, es decir, la cuarta parte de la población mundial. Sin
embargo, la mujer rural española sólo está representada a través de la fuerza del asociacionismo femenino.

   La Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR) ha sido pionera de la celebración en España del Día Mundial de la Mujer Rural desde que comenzó a festejarlo en 1997. La idea surgió durante la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Pekín y organizada por la ONU.

   Un año más, AMFAR se suma a la campaña internacional y reivindica la participación de la mujer rural en el proceso de toma de decisiones. El sistema democrático ha propiciado en España un notable incremento de mujeres en cargos de responsabilidad, aunque las cifras indican que nuestra sociedad todavía está lejos de alcanzar la igualdad real.

   Quizá tras un gran hombre se esconda una gran mujer, pero las estadísticas demuestran que tras una gran mujer no solemos encontrar “varón”.

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