No bajar la guardia

Roberto Sabrido (consejero de Sanidad)

  
A principios de la década de los ochenta una nueva patología mortal causó un enorme impacto en la opinión pública mundial, que poseía entonces una escasa y muchas veces equivocada o sesgada información sobre el origen vírico de la enfermedad y sus formas de transmisión, lo que provocó en un primer momento un fuerte rechazo social hacia las personas que contraían el VIH y desarrollaban con posterioridad el sida.

   En la actualidad, los avances farmacológicos han permitido que el sida camine en el comienzo de este siglo hacia su cronificación, gracias a unos tratamientos antirretrovirales y unos sistemas de diagnóstico precoz más efectivos, que han estado acompañados a la vez de una mayor concienciación social de esta enfermedad, gracias a la labor de las administraciones, asociaciones y organizaciones no gubernamentales de promover actuaciones preventivas encaminadas a evitar el contagio del VIH, atendiendo siempre a los cambios en los patrones habituales de transmisión, con un aumento en los últimos años de los casos declarados por relaciones heterosexuales y en mujeres y un constante decrecimiento de los casos de adicción a drogas por vía parenteral.

   Pero estas buenas noticias también han acarreado una engañosa sensación de que la enfermedad se puede curar y que las medidas preventivas no son ya imprescindibles, lo que ha provocado la alerta de todas las instituciones y asociaciones que trabajan cada día en mejorar los aspectos científicos, sanitarios y sociales relacionados con esta enfermedad, ya que sigue produciéndose en los últimos años un incremento significativo de los casos de contagio de VIH en el mundo.

  
Y aunque nuestra región siga siendo la comunidad autónoma con la menor tasa de incidencia acumulada de sida, con 1.278 casos declarados en los últimos 25 años, el Gobierno de Castilla-La Mancha no va a bajar la guardia y va a continuar, en colaboración con otras instituciones y asociaciones, a través del Plan Regional del Sida, su política orientada a la prevención, información y sensibilización de este problema de salud, además de apoyar a estos enfermos, como un paciente más de nuestro servicio de salud, mejorando día a día su calidad asistencial. Así, en 2007 vamos a incrementar un 14% el presupuesto anual que destinamos a este objetivo, con un importe global, que superará el millón de euros.

  
La celebración del Día Mundial del Sida sigue siendo, por tanto, un buen instrumento para recalcar de nuevo este objetivo de detener la enfermedad desde la prevención y la concienciación social, porque dejar todo en manos del azar siempre ha sido la peor virtud de un mal jugador y nuestra vida, la de nuestras familias y de nuestros semejantes es demasiado seria para caer en ese error.

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