¿2.500 Euros por criatura o el Plan Renove…?

Teresa D. Lorenzo  (Socia-Directora CONCILIA)

¿Quién puede ser tan irresponsable para pensar que tener un hijo/a es como entrar en las subastas de Ebay y  esperar a ver qué Comunidad Autónoma nos da más para ir allí a empadronarnos?

¿Hay alguien tan frívolo como para creer que tener un  hijo/a es algo así como “toma el dinero y corre…”?.  Tampoco es como cuando nos regalan un perrito por el cumpleaños o por Navidad y al cabo de un tiempo termina entregado a una Sociedad protectora…..
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Concebir una criatura  debe formar parte de un sólido proyecto de vida en común, de pareja, de hogar, de compromiso de futuro hacia  ese nuevo ser; que obviamente no puede tener su causa en  2.500 €.¿O alguien se atreverá a decir a sus descendientes que la causa de su existencia  está en “ese puñado de euros?

Para empezar, la decisión de repartir a todo el mundo por igual esa cantidad no es justa porque no es una medida equitativa ni proporcional al no tener en cuenta las rentas de cada familia.

Supone un importante gasto  para las arcas del Estado, del que no se puede dar marcha atrás, Se ha dispuesto del dinero del contribuyente como quien saca un conejo de la chistera.
Y se ha hecho , además, saltándose los trámites obligados, es decir, sin pasar previamente por la Comisión Delegada para Asuntos Económicos  al tratarse de partidas que  afectan a los Presupuesto Generales del Estado.

Claro que el partido de la oposición todo cuanto se le ocurrió fue apuntarse a la a línea del “quien da más” y decir que ellos ofrecían 3.000 €.

¿Cuándo aprenderán que así  no se concilia?

Fomentar la natalidad no puede ser producto de algo coyuntural como el apagón de Nueva York o una oferta estrella delante de los focos y la prensa.
Eso es algo más profundo  y complejo; producto de políticas transversales serias, amplias, consensuadas entre los distintos sectores afectados, que permitan una continuidad en el tiempo y ofrezcan soluciones a los problemas estructurales y de base, más allá de los vaivenes  e intereses electorales, -(salarios, horarios, transporte, guarderías, servicios públicos)- que, en verdad son los que impiden o condicionan la decisión de  tener hijos/as.

Por ejemplo haber destinado esa partida a  financiar una red de guarderías públicas que además de crear riqueza y puestos de trabajo permiten establecer unos criterios de prioridad en el acceso en función de las  rentas familiares.
O bien  entregando ese dinero en forma de  cheque sólo  para productos y servicios destinados  al bebe.
Pero no en la forma que se ha hecho, ¿quién nos asegura que ese dinero será  para los/las recién nacidos/as, verdaderos destinatarios del mismo y no se destina, por ejemplo, a pagar las vacaciones o para cambiar los muebles de la cocina como parte del Plan Renove?.

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