Viaje desde el mundo del silencio

PabormiPabormi

Marcos,  ya hace bastantes meses que ha entrado en un nuevo mundo… “el de los ruidos” ya que antes, le había sido negado.

Nació con unas enormes dificultades para escuchar, por lo que tuvo que espabilarse con gestos y sobre todo miradas… con sus padres, amigos, profesores, etc. Él, antes, miraba a la boca a las personas, porque el mensaje, tenía que captarlo necesariamente a través de sus ojos  y seguramente, algo dentro de él, le haría preguntarse.. ¿y yo porque soy diferente? ¿por qué todos hablan y yo apenas hago sonidos guturales?
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 Mi hijo pequeño, es uno de los amigos de su pandilla y en muy pocos días de conocerse, los crios le aceptaron como uno mas. A veces dicen que los niños son muy crueles, pero otras son unos grandes maestros. Todos ellos sabían, que cuando hablaban con Marcos o a Marcos, tenían que asegurarse de que él, les estaba mirando a la cara, sino, el mensaje no sería escuchado.

 Lo que puede viajar por la mente de un niño de 2 o 3 años, cuando se sienten diferentes, puede ser sin duda alguna, de una crueldad terrible.

Cuando una madre joven, escribe en un papel: “la esperanza es lo último que se pierde, pero, yo incluso recuerdo que llegue a perder la fe, la fe en todo y en todos”, entonces es que la cosa va en serio.

Como tenemos amistad con ellos, un día tomando una sidra, le pedí que me escribiera su experiencia en un papel, a ratos sueltos y esa misma noche me cuenta que  se la paso en blanco, porque tenia prisa, porque le quemaba dentro, porque de una maldita vez, tenía ganas de vomitarlo… y al día siguiente, en la entrada al colegio, le entregó a mi esposa 10 hojas por ambas caras. Les aseguro que escribe bastante  mejor que yo y que merecería la pena ponerlo tal cual me lo entregó, pero nadie lo publicaría por extenso.

Lo que si haré será dejarles algunas “perlas” que de su mano salieron: Vean: “al principio, Dios se puso en contra mía, porque me costó tenerlo, aquello yo lo consideré lo peor que me podía pasar en la vida… pero después de la alegría de por fin tener un hijo, aun me quedaba la sorpresa mayor”. Señora, señor: “ustedes tienen un hijo sordo” “ahora me siento muy mal por aquellos sentimientos, pero estaba tan rabiosa con el mundo, que a veces deseaba que algún niño mas tuviera ese mismo problema, aunque solo fuera para hablar con su madre en el parque y contarnos las penas, para compartirlo con alguna otra , para no ser yo LA UNICA CON ACIDO EN LAS ENTRAÑAS, que me devoraban internamente.”Reconozco que aquellos pensamientos son de mala persona , pero es que yo me hice así, durante aquella época”. “El sufrimiento por mi hijo me hizo así”.

Poco a poco, ella fue perdiendo kilos y aunque el marido parecía llevarlo con mas fuerza, se les notaba que el tema les estaba “tocando” seriamente.

Pero un buen día, los médicos le aceptaron como candidato “a un intento” de implante, dado que, a los audífonos, el crio no respondía.

Les avisaron del peligro de dañar la musculatura facial, con lo cual “mas carga en la carretilla” ahora además, debían asumir ellos como padres,  la decisión de verlo sordo para siempre o sordo y con la cara deformada por un bisturí. Esta madre me dice que “si alguna vez visita el infierno, le resultara conocido, porque ella pasó una temporadita allí”.

   Una vez tomada la decisión y por la necesidad de resumir, les narro el final del cuento que ya les adelanto que acaba bien, oigan, acaba de la mejor forma posible: Marcos oye, escucha, habla, juega, grita, salta, llora y disfruta como cualquier otro de la pandilla y ahora mi hijo y los demás amigos seguramente ya no recuerdan cuando la madre de Marcos, se sentaba en el banco del parque y lloraba. Y lloraba de una forma muy especial… ¡lloraba por dentro, que es como mas duele!

Y ahora mira a su hijo y recuerda que alguna vez, sus uñas quedaron marcadas en el banco de  rabia… de la rabia, que le lanzaba feroces dentelladas.

Hete aquí, que un día vimos como aquella furia, levantaba vuelo sobre los árboles  del pequeño parque, en un soleado día  y ya nunca mas volvió a aparecer. Y colorin, colorado…el sufrimiento se ha acabado. FELICIDADES

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