Otra fiscalidad es posible

Miguel A. Rodríguez (Concejal de Economía y Hacienda Ayuntamiento de Ciudad Real)

Cualquiera con unos mínimos conocimientos de economía sabe que los principales instrumentos que tiene un estado para tratar de estabilizar el ciclo económico son dos: el gasto público en el que incurre y los impuestos que recauda para financiar su actividad económica.

En el escenario actual de España, con un gobierno del PSOE bajo cuya hégira se ha ralentizado la economía de forma alarmante y con previsión de que siga haciéndolo durante 2008, las autoridades fiscales tendrían dos opciones: un aumento del gasto público que estimule la economía a través de lo que se conoce como “efecto multiplicador” o bien, siguiendo un modelo menos “Keynesiano”, estimular el crecimiento mediante una reducción de impuestos que mejoren la oferta laboral y el ahorro de los hogares.  

Si se opta por la primera opción lo normal es que al aumentar el gasto público aumente también la deuda y los tipos de interés a largo plazo, por lo que la inversión privada se reduce y se produce un efecto contrario al deseado, es decir, esta medida puede llegar a tener efectos negativos sobre el crecimiento.
No hace falta decir que las medidas de reforma fiscal enunciadas recientemente por Mariano Rajoy tendentes a rebajar los impuestos se enmarcan dentro de la segunda opción económica antes enunciada, es decir, la de estimular el crecimiento de la economía reduciendo impuestos y favoreciendo así a las economías domésticas.
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Esa rebaja de impuestos anunciada por Rajoy beneficiará a siete millones de españoles que dejarán de pagar IRPF, en concreto a aquéllos trabajadores y pensionistas con ingresos inferiores a 16.000 euros anuales. Además también verán reducida su factura fiscal las mujeres que trabajan fuera de casa para compensar, en parte, que sus salarios sigan siendo un 15% de media inferior a los de sus compañeros varones. Se trata de una rebaja estudiada y que el coste que suponga para el Estado en cuanto a merma de ingresos se verá ampliamente compensado por la dinamización de la economía que se producirá  al afectar a colectivos muy sensibles a la bajada de impuestos.

El Partido Popular no tiene nada que demostrar en materia económica y fiscal porque ya lo hizo cuando gobernó. Nos acusaron de electoralistas cuando se anunció la supresión del Impuesto de Actividades Económicas y se cumplió la promesa. Las autonomías gobernadas por el Partido Popular prometieron eliminar el Impuesto de Sucesiones y lo han hecho. Pese a todas las medidas fiscales de rebaja o supresión de impuestos, los equipos económicos de Rato y después Montoro llevaron a España a la etapa de mayor bonanza económica de nuestra historia, aunque por desgracia los actuales dirigentes socialistas están malgastando esa herencia. Pero con propuestas como la realizada en materia fiscal por Mariano Rajoy tenemos la oportunidad de volver a situar a España en la senda económica adecuada, garantizando además el bienestar de los españoles.

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